viernes, octubre 22, 2010

La Poli tiene que multar, aunque suene duro

Leemos en el art. 23.3 de la Ley Orgánica de los Funcionarios de la Administración General del Estado que a las delegaciones del Gobierno en las Comunidades Autónomas les corresponde:

Proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana, a través de los Subdelegados del Gobierno y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cuya jefatura corresponderá al Delegado del Gobierno, quien ejercerá las competencias del Estado en esta materia bajo la dependencia funcional del Ministerio del Interior.

Comprendo que comprobar si en una cámara frigorífica el pescado está debidamente separado de la carne sea competencia de Sanidad de las CCAA, exclusivamente si hace falta. Una vez más, vuelvo a poner en duda que el hacer cumplir las leyes sobre el consumo de tabaco en determinados espacios -no hablo de venta y etiquetado, aunque da igual- deba ser una tarea encomendada a las CCAA.

Vuelvo a insistir como lo hice en otras entradas, sancionar a alguien trate de hacer negocio con un consumible alimenticio en mal estado sí tiene pinta de que sea de manera natural competencia de Sanidad; multar o doblegar a un rebelde que insiste en fumar o permitir fumar donde está prohibido me parece que no. Las infracciones por el consumo de tabaco, jurídicamente podrían considerarse análogas a las de tráfico. Pienso que no es muy difícil entender eso.

Una acción tan concretada en el espacio y en el tiempo como fumar en un local público o en un parque infantil, debería poder ser multado ipso facto también por Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, por las Policías de las CCAA o por las Policías Locales. Pero lo que no puede ser, señores, es que se bloquee de manera forzada por ley la posibilidad de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado puedan llevar a cabo una labor que por lógica debería corresponderles.

Fumar o permitir fumar donde la Ley lo prohíbe es un atentado al libre ejercicio de los derechos y libertades y a la seguridad ciudadana.

Si se obstaculiza la imposición de multas con larguísimos procedimientos sancionadores llenos de burocracia inútil donde se conjetura si se fumó o no en un sitio, eso sólo garantizará que la Ley no se respete.

martes, octubre 19, 2010

Cosas que no me gustan de la reforma

En espera de ver lo que termina de decir el Senado, parece que la Ley ya se ha acabado de perfilar. Pero hay cosas que no se comprenden desde el sentido práctico y la eficacia. No se han terminado de tapar unos agujeros que pueden volver a destruir la Ley. El primero es el básico y principal: ¿qué pinta la Inspección de Sanidad en todo esto?. Hay que implicar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; hay que multar porque si no, esto pasa de ser una ley a ser una recomendación.

Luego están los club de fumadores. Está muy bien que los definan pero, ¿y si fuesen muy demandados? No habría forma legal de evitar un escenario que, aunque teórico, es posible. Por eso yo ya dí una solución para evitar su proliferación.. Hablo de establecer numerus clausus, en base a baremos poblacionales.

Luego está el desarrollo normativo por las CCAA. Si no se concretan medios y plazos volvemos a lo que dije arriba: a una recomendación. Cada comunidad autónoma marcará su propio ritmo y se tomara su tiempo; más vacatio legis de facto y a incumplir mientras tanto.

Sobre la ampliación de los puntos de venta mejor no hablar. Sólo recordaré que seguimos llevando a cabo políticas contradictorias en este ámbito. No se puede comprar más tabaco y fumar menos simultáneamente. O le hacemos un feo al Ministerio de Sanidad o al de Hacienda. Hay que elegir.

También está el tema de la concienciación. Ya podía el Gobierno emitir campañas antes del 2 de Enero para que la gente se vaya haciendo a la idea. Hay que atacar también el prestigio social del tabaco. La población está ya preparada para eso y más (si el Ministerio de Hacienda lo permite). Ya están tardando y no vendría mal para contrarrestar el fallido tratamiento informativo de la noticia. Estoy harto de escuchar en la televisión un tono poco serio, en clave de humor, a la hora de decir "dónde no va usted a poder fumar".

sábado, octubre 09, 2010

El favor de la hostelería y la restauración

Ya se ha dio por concluido el trámite de audiencia concedido a los sectores presuntamente afectados. Ya estábamos cansados de escuchar los disparates de los portavoces del gremio, siguiendo las instrucciones de la FEHR, de los Presidentes de Gremio de Hostelería y otras asociaciones.

El descrédito se ha cebado entre quienes quieren que se siga fumando en la hostelería. Los propios parlamentarios han terminado hartos de escuchar las mismas tonterías una y otra vez. No terminaba de entenderse por qué la hostelería quería gastarse el dinero en complicadísimos mecanismos y separaciones para que en sus locales se siga fumando, y por qué ahora sí iban a cumplir con una ley que llevan 5 años sin respetar ni lo más mínimo.

En el lado opuesto estaba la mayoría y la razón. Además esta vez, nuestras señorías estaban advertidas, preparadas e informadas –mucho más de lo que yo esperaba-.

Los portavoces de la hostelería decían que el sector va a perder una cantidad astronómica de dinero que obligará a mandar al paro a cientos de miles de trabajadores, pero no supieron decir en concreto por qué. A falta de argumentos racionales, sólo les quedó exigir ante la cámara un ejercicio de fe para que nuestros políticos comprendiesen que una cosa mala iba a suceder porque sí, por una venganza de la naturaleza o por la ira de un dios contrariado. Están completamente acabados.

Ante el curso que van tomando las cosas los presidentes de gremio de hostelería están aterrorizados porque han fallado a sus señores. Es posible que por su fracaso muchos tengan que renunciar a una parte de los beneficios y favores de la Industria del Tabaco si ésta ya no los considera tan útiles a estos torpes, que ya han cumplido su cometido. Quizá ya no sean una buena inversión y nos hayan hecho un favor dejando en evidencia ante la opinión pública la gran mentira de la hostelería. No me extrañaría que alguno llegue a suicidarse. Pero veremos a ver qué pasa, ahora que acaba de concluir el plazo de enmiendas, toca la tramitación. No creo que en el Senado se permita así como así que la pretendida reforma salga indemne. Mi confianza y mi optimismo son nulos. En cuanto a la aplicación práctica de la Ley, ya me han dejado claro que no se va a hacer efectiva, que esto va a ser una modificación sobre el papel solamente y todo va a seguir igual.