viernes, febrero 20, 2009

Medidas no económicas en el negocio

Las compañías tabaqueras están llevando a cabo acciones insólitas si las estudiamos en el contexto general de la crisis.

Por ejemplo, Imperial Tobacco, habla de beneficios, incluso referidos al mercado español. Pero apreciamos un tratamiento extraño de los resultados. No es que se reconozca sin paliativos que Imperial Tobacco ha experimentado un recorte de beneficios –nunca pérdidas- respecto al año pasado. Lo que quiero decir es que las compañías tabaqueras no suelen faldar de beneficios últimamente, más bien prefieren ocultarlos de cara a la opinión pública o, al menos, reconocer con humildad y vergüenza la cuantía de sus pingues beneficios en estos momentos tan embarazosos, dado el estado de ánimo en el resto del panorama económico. Parece que la Industria Tabaquera prefiere que sea el correveidile lo que funcione entre sus inversores potenciales; cosas de las autorregulaciones corporativas. Destaco este titular: “Imperial Tobacco mantiene previsiones, aunque afirma que no será inmune a la crisis”. Y dentro del mismo artículo, esta frase que nos recuerda que debemos obligarla a la reconversión final porque, entre otras cosas, está preparada para ello y no supondrá un drama excesivo implantar la más audaz de las medidas: “destacó que se mantendrá fuerte, pese al impacto en sus negocios de puros y de operaciones logísticas no vinculadas al tabaco.

También llama la atención cómo, ante la amenaza deflacionista, Altadís acuerda en estos momentos y motu proprio –siguiendo la política de PM- aumentar en 15 céntimos el precio de sus cajetillas. Algo que, como bien apunta el CNPT, es una subida estratégica; un ejercicio de anticipación a subidas posteriores que Hacienda pueda imponer ante la inusitada subida del consumo de tabaco entre los parados y para, aprovechando la coyuntura, conseguir un golpe de efecto en lo que a la reducción estadística del consumo se refiere; aunque habría que ver con más detalle el funcionamiento de esos mecanismos co-regulatorios.

También podría estar sucediendo lo siguiente: que asistiésemos a un escenario surrealista en el que sería la Industria la primera interesada en que se apliquen mecanismos reguladores algo más eficaces, en previsión de un excesivo incremento de las tasas de tabaquismo entre la población y ante la inminente alarma social fomentada por una regulación estatal ineficaz y excesivamente complaciente con el estímulo del consumo de tabaco. Ya que no hacerlo podría desencadenar un efecto rebote con la consecuencia más temida: la prohibición general del consumo en los lugares de acceso público cerrados.

En conclusión, para el caso español, hablaríamos de la auténtica auto-regulación que la Industria proponía en un principio porque el estado no parece capaz de “regular” los flujos de conveniencia para el desarrollo del negocio. Algo que demuestra el fracaso a todos los niveles del gobierno y su patética posición, como de costumbre.

No hay comentarios: