domingo, octubre 11, 2009

Acabad con el botellón, ahora, imbéciles

Ejemplo vivo de la alienación propia del adolescente con sus crisis de identidad, de la falta de comunicación en esta frívola sociedad de la indiferencia, del borreguismo más salvaje, del oportunismo de los beneficiarios del vicio y del error intelectual de la progresía es el botellón. Veamos la explicación psicológica y sociológica de este hecho. No, lo he pensado mejor, no sé si la tiene y no voy perder el tiempo con ello porque no tiene sentido tolerar eso. Que una costumbre exista y se practique multitudinariamente no significa que sea normal y por tanto se deba tolerar.

Aunque hubiesen sido 50.000 nuestros candidatos a idiócratas los congregados, no me parece lógico que no se haga nada al respecto siguiendo recomendación de la policía in situ que alega "que son demasiados". Nuestros políticos dirán que fueron precavidos porque dictaron una ley que prohibía el botellón y ya han cumplido con su misión, que han hecho lo que han podido, como siempre.

Muchos defenderán la necesidad dejar a su libre albedrío esta costumbre que va camino de convertirse en tradición, como definidor sustancial de la idiosincrasia española, como reclamo turístico cual "typical spanish", alegando fantasías libertarias, espontaneidad juvenil o necesidades catárticas del ser humano. Eso es típico de gente equivocada porque, o no ha pensado con la cabeza, o anda muy despistada. Otros, que no merecen vivir, querrán auspiciarla porque son los que les venden las bebidas alcohólicas a sus "defendidos".

¿Y los derechos de los vecinos al descanso? ¿y la obligación de velar por unos hábitos saludables de nuestra juventud? ¿y la visión de calles y plazas abarrotadas de basura y orines? ¿y la imagen que damos al resto de Europa? "Que se joda todo eso", es lo que parece que acabamos diciendo aunque sólo sea por pereza, por debilidad o cobardía.

Luego están los ni siquiera manidos argumentos que vienen a decir que es algo acorde con los tiempos, que toda la vida ha existido y ha estado bien. Que igual que los que ahora tienen 50 años organizaban guateques cuando eran jóvenes, la juventud de ahora tiene derecho a ¿divertirse de "semejantes" formas?.

Pero ni la manera es la misma ni ese argumento varía el principal de la condescendencia, "si existe, -o ha existido-, es porque está o estaba bien". Pongamos un poco de cordura. El beber hasta emborracharse por beber hasta emborracharse no es tan divertido en sí; cansa a la larga y más de esa manera y con ese fin. El de beber por beber, o para superar ¿timidez, falta de habilidades sociales, incapacidad para "ligar"?. Me parece francamente triste y patético que suceda eso.

No sé si la causa original de nuestro fracaso radicará en la inexistencia de actividades de ocio alternativo o en la falta de campañas de concienciación que prevengan de este fenómeno tan nocivo, pero sí sé de quién es la culpa aquí y ahora. Mientras esperamos a la maravillosa y cívica sociedad de un paraíso futuro, como si de una cuestión de fe se tratase, hay más bien que preocuparse por la integridad física y cognitiva de nuestra juventud aquí y ahora.

Para la próxima vez, preparad una veintena de tanquetas, botes de gas lacrimógeno, agua a presión, munición de goma y lo que haga falta, porque esta ordinariez no tiene parangón en ningún otro país civilizado. Y basta ya de pensar en habilitar explanadas para que sigan haciendo esas cosas sin molestar a los vecinos. Con eso sólo alejaremos de nuestra vista un problema que no pueden resolver porque son unos cobardes. Dispersándolos en futuras ocasiones les haremos un favor a nuestros jóvenes en el 100% de los casos y ahorraremos espacio. Además no malgastaremos dinero en estúpidas y asquerosas infraestructuras para que orinen y vomiten a gusto.

No hay comentarios: