miércoles, junio 20, 2007

Ni el fumador existe, ni el individuo quiere fumar

Los organizadores del certamen de belleza Miss Cantabria 2007 le retiraron en Febrero la corona de ganadora a Ángela Bustillo tras conocer que era madre. La joven ya había anunciado que llevaría la decisión a los juzgados al considerarla inconstitucional.

Ahora, a mediados de Junio, acontece lo que era de cajón. Seguramente, ante la amenaza de la demanda, los organizadores consultaron con sus servicios jurídicos las posibilidades de éxito que tendrían si insistiesen en ratificar su decisión ante los juzgados; decisión que se basaba en una norma caprichosa y machista. La repuesta de sus abogados debió ser de lógica: ninguna.

Para curarse en salud, han decidido restituir el derecho de la joven y cambiar, por tanto, con efecto retroactivo, esa norma tan particular. La Constitución establece que no puede haber discriminación por una “condición o circunstancia personal o social”. El hecho de ser madre sí se ajusta a la definición de lo entrecomillado; el de ser fumador no.

El término fumador no es denotativo porque no define a una persona por lo que es, sino por lo que a veces hace. El ser fumador no es ninguna cualidad de carácter permanente o inherente a ningún ser humano. No existe el fumador sino el acto concreto de fumar y su discutible voluntariedad en el espacio y en el tiempo. Si considerásemos que al fumador se le discrimina por el hecho de serlo cada vez que se le sanciona por infringir una norma, podríamos llegar a absurdos lógicos tales como pensar que Fernando Alonso es discriminado cada vez que se le multa por circular a 200 kilómetros por hora por el Paseo de la Castellana.

Por otra parte, meterse humo en los pulmones siempre es una mala idea. Nadie nace con un cigarro encendido en la boca. No se nace fumador, ni se hace; sino que lo hacen. Se fuma porque existen beneficiarios a los que les interesa que se fume, no porque el 30% de la población quiera fumar.

De otra forma, podemos asumir que el fumador no es libre en su decisión de fumar dados los condicionantes que lo llevan a ello. Muchos fumadores juran y perjuran que fuman porque quieren y les gusta. Pero eso es algo que ningún fumador puede demostrar fehacientemente, dada la naturaleza adictiva de la nicotina.

Muchas veces hacemos cosas que nos gustan. Llegamos a esa conclusión y sacamos placer haciendo una y otra vez esas cosas porque las hemos experimentado por los medios naturales para los que el proceso de racionalización está preparado –la percepción sensible-.

Pero este no es el caso de la llamada “diversión química”. La adicción y la consecuente alteración de la consciencia, que nos hace experimentar supuestas sensaciones de placer, si conocemos los peligros que ello puede acarrear, jamás puede ser el resultado de un decisión voluntaria. Cada vez que alguien decide introducirse humo en los pulmones una y otra vez, probablemente lo hace bajo repetidos estados de enajenación mental transitoria, según actúe el síndrome de abstinencia.

sábado, junio 16, 2007

El principio de la solución


Un camello de alta alcurnia ha anunciado que intentará introducir en el mercado una nueva gama de productos sin humo derivados del tabaco. Esto, ellos mismos dejan claro, no está destinado a ser un sustituto de sus drogas combustibles. Es parte de una estrategia que les permitirá mantener el volumen de ingresos que el trapicheo legal a gran escala les reporta; puesto que lo pueden ver seriamente reducido si los estados persiguen con cada vez más afán la quema de cilindros. Aquí podéis ver la noticia.

Como quiera que sea, este es el camino que han de seguir: el de la reconversión. Sigue siendo droga dura lo que venden pero será un negocio puente antes de que tengan que abandonar el tráfico de nicotina por completo. El negocio de la parafarmacia es el que deben abandonar porque pronto, las pocas farmacéuticas que estaban dispuestas a seguir ejerciendo su mala praxis, dejarán de ser aliadas incondicionales. Es normal porque ese tipo de acciones de las tabacaleras comporta una falta de honestidad intrínseca que la gente comienza a percibir. No es lógico que el zorro se ofrezca a cuidar las gallinas y ya estaban sobrevalorando la estupidez del público.

miércoles, junio 13, 2007

¿Por qué la gente sigue fumando donde está prohibido?

Muchos piensan que la regulación del consumo de tabaco en un lugar determinado es sólo potestad del propietario. Sin embargo eso es un imposible porque el propietario, sin usar la coerción, difícilmente podrá hacerlo. Lo que determina si se fuma o no en un local es la adicción a la nicotina del individuo, la cual siempre actúa en el mismo sentido. Ni el Estado ni el propietario pueden controlar la voluntad de un enfermo de tabaquismo sin el uso de la coacción.

Es así y no es de otra manera. Pero eso sucede a gran escala porque la venta de tabaco no es ilegal. Entonces, para futuros adictos al tabaco, es muy difícil evitar caer en una trampa cuya legalidad fortuita ha sido heredada, como si de un derecho dinástico se tratase, pero nada más. En estos tiempos, habiendo la humanidad reconocido el error histórico en el que incurrió al mantener su legalidad, la protección dispensada al comercio del tabaco por parte de los estados es sólo el resultado de la imposición de unos pocos, de sus criterios y de sus intereses.

Muchos no quieren fumar y nunca habrían empezado a hacerlo si el tabaco hubiese sido “normalizado” de acuerdo a su naturaleza; declarando su ilegalidad. El comercio de los productos del tabaco, como el de cualquier otra droga dura, debe desarrollarse en las mismas condiciones que lo hacen otras drogas como la cocaína o la heroína y su contrabando debería ser perseguido en consecuencia.

Ya asumida la legalidad del comercio del tabaco, la 28/05 se incumple con tanta exageración porque no se multa; no porque no se hagan guardias de vigía ni porque los usuarios la infrinjan. Eso de multar no se lleva en este inmaduro país. Es más, se ve mal, se desaconseja y se impide desde arriba. Por mucho que quiera un policía multar, ni sus superiores ni la sociedad se lo ponen fácil.

jueves, junio 07, 2007

Responsabilidad del Estado


Tras leer este artículo antiguo en el que hablaba de cómo la materialización de un plus de toxicidad podría facilitar el camino hacia una prohibición general en el ámbito hostelero, parece que amigos trabajadores de la hostelería se han dado cuenta de lo que la Industria Tabaquera planeó con mucha más astucia, si cabe, que el Estado: el divide y vencerás. Para colmo, la Ley 28/05, blandiendo el es-peor-el-remedio-que-la-enfermedad, ha conseguido enquistar el problema y blindarlo frente a cualquier solución posible, con la amenaza del elevado coste que supondría una prohibición general tanto para el Estado como para la hostelería y la restauración. Es evidente que con los trabajadores de la hostelería se puede terminar de gestar un problema bastante incómodo como empecemos a reconocer que el tabaquismo pasivo es una enfermedad profesional. Sobre todo por eso de que unos cobren plus de toxicidad y otros no una vez que el humo haya sido desterrado por completo de la hostelería y la restauración. Por fortuna, todo tiene arreglo, como respondí en el foro de nofumadores.org. Recomiendo leer el artículo al que nos referimos para entender la siguiente explicación:

El complemento específico de las Cenicientas deshollinadoras liberadas del humo desaparecería como concepto en la nómina pero el líquido a percibir en los meses sucesivos no debería bajar. Es decir, sería conveniente subsumir su cuantía económica al sueldo para evitar protestas y males mayores. Que un líquido a percibir baje no se ha visto nunca y no sería políticamente correcto. Por tanto, los que alguna vez fueron deshollinadores tendrían que seguir cobrando lo mismo hasta que se jubilen.

El problema estaría en como subirles el sueldo a los que nunca fueron deshollinadores de ceniceros hasta equipararlo al de los ex-deshollinadores. Así, a iguales condiciones, iguales ingresos.

Se me ocurre que los empresarios que nunca permitieron fumar serían los agraviados comparativamente. Eso sería algo que el Estado debería compensar con dinero de su bolsillo como responsable en primera instancia. Puesto que suya fue la culpa al haber dictado en el pasado una Ley mal hecha. Si el Estado, a su vez quiere repetir sobre las tabaqueras para que paguen como las beneficiarias del mal de todos, es cosa suya. El Estado debe arreglar los entuertos que ocasiona. La responsabilidad siempre fue del que promulgó una Ley injusta, lo supiese o no; lo previese o no. Lo que está claro es que a la legislatura que le tocase, le iba hacer muy poca gracia la prohibición general.

domingo, junio 03, 2007

Partido de los NO-FUMADORES V

DÍA 5 Y ÚLTIMO

PANEL 15

La idea básica de lo expuesto anteriormente es bastante elocuente para el caso de la hostelería y la restauración. Este ha sido desde hace muchos años el principal objetivo de la Tabacalera. Por tanto, es también quizás nuestro primer campo de batalla. En España, es particularmente escandaloso cómo el Estado se ha plegado en este sector a los intereses de la Industria Tabaquera. Aquí tenemos la base desde la que podemos empezar a dar a conocer nuestro movimiento. Creo que deberíamos empezar por ridiculizar la doble moral y la cobardía con la que el Ministerio de Sanidad opera en la hostelería. Por ejemplo, podemos recordar el lema de la campaña lanzada por el Ministerio de Sanidad, “Elige espacios sin humo. Por lo que más quieras” y hablar de cómo el Estado ofrece a los padres la remota posibilidad de no envenenar a sus hijos cuando van con ellos a un bar cualquiera. Que más que proteger la salud pública con esa campaña, lo que hace es recordar que en España las leyes del tabaco nunca son vinculantes y su utilidad depende de la buena voluntad de la gente. Como si el Estado nunca fuese responsable, sino sólo el votante, que nunca se esfuerza lo suficiente para librarse del humo con su borreguil inclinación por el susodicho; después de todo el esfuerzo que ha hecho el Estado por él.

Otra cuestión candente que puede darnos mucho juego es la situación de los trabajadores en la hostelería. A muchos se les ha negado el derecho a un ambiente libre de humo de tabaco “con todas las de la ley” de manera, para ellos, bastante arbitraria.


PANEL 16

He estado repasando los contenidos de la página de Stanton A. Glantz, profesor de medicina en la Universidad de California en San Francisco, http://www.tobaccoscam.ucsf.edu/ads/index.cfm. En este preciso enlace creo que podemos encontrar material publicitario, muy dedicado a la hostelería, para promocionar el partido. Naturalmente, además de traducir al castellano habría que adaptar contenidos de los anuncios para su uso práctico en España.

PANEL 17

Siempre he tenido la impresión de que el movimiento antitabaco en España se centra en exceso en el aspecto sanitario. Con ello parece que la sociedad inconscientemente –aunque quizás manipulada por la política tradicional y por la Industria del Tabaco- ha obviado el perjuicio general ocasionado por el tabaquismo en otros ámbitos.

Como bien se detalla en el programa, las implicaciones sociales y económicas son grandes desconocidas para la sociedad. El aspecto sanitario asusta a la población fumadora y, cada vez más, a la no-fumadora en lo que a efectos perceptibles e inmediatos se refiere. Por su parte, a los Gobiernos, cuando menos, les “incomoda” el asunto. Por eso creo que en la página debemos recordar que el perjuicio en términos de Salud Pública existe, pero también tenemos que demostrar, a modo de novedad, que la justificación por parte del Estado del auspicio del tabaco como mercancía legal y como negocio próspero es inexistente. De hecho, existen multitud de estudios e informes avalados por instituciones de reconocido prestigio que echan por tierra los argumentos sobre los que se ha basado el Mito Número 10: “El tabaco es bueno para la economía”. Esos estudios podrían ser una buena portada.

En un segundo nivel de concreción, debemos hacer hincapié en la relación existente entre la Industria del Tabaco y la Hostelería. Aquí es donde más fácilmente podemos dejar en evidencia los “errores” cometidos hasta ahora. Pero hemos de ser cautelosos a la hora de juzgar a la Hostelería, la cual, al igual que los propios fumadores ha de ser considerada como víctima –su gremio-. El uso instrumental que la Industria del Tabaco ha dado a la Hotelería y la Restauración aparece en estudios sobradamente contrastados.

Algo que conlleva cierto riesgo para nuestra credibilidad, pero que podría salir bien, sería el no restringirnos a criticar una Ley discriminatoria para ciertos trabajadores o unas políticas económicas y electoralistas poco menos que corruptas llevadas a cabo por la Administración a la hora de firmar acuerdos con productores de tabaco o intereses pseudo-hosteleros en España, así como para forzar la concesión de subvenciones provenientes de fondos europeos. Existen indicios en proceso de prueba que demostrarían que muchos presidentes de gremios de hostelería y restauración miran más el beneficio de la Industria antes que el del propio gremio al que representan por alguna razón de peso. También es conocido el favor concedido desde dentro de muchos cuadros intermedios de la Administración. Si no podemos ofrecer nombres concretos, o unas acusaciones así resultasen hoy por hoy, “políticamente incorrectas”, quizás podamos abrir el debate disimuladamente e incitar así a la opinión pública para que lo haga por nosotros.


PANEL 18

Llevamos algún tiempo siguiendo muy de cerca el pronunciamiento de la llamada “Derecha Liberal” en España sobre las regulaciones del tabaco, opiniones que han acabado asumiendo los discursos electorales de corte populista independientemente de su tendencia. En nombre de la libertad se ha logrado confundir al público de la peor manera que se podía esperar. Se observa como este liberalismo sui generis gana día a día adeptos, pero lo hace por un cauce inapropiado. Ciertas publicaciones periódicas tratan de divulgar una perversión del Liberalismo, como mera arma política para derrocar el socialismo imperante en España. En teoría, el tratamiento que un no fumador debe otorgarle en su discurso a estos grupos debería ser análogo al usado para contrarrestar la influencia de la Industria Tabacalera: hay que intentar aislarlo. El liberalismo económico, será un modelo totalmente válido para dar solución a todos los problemas de la sociedad incluyendo éste. Pero habrá que aclarar que en España el liberalismo que se opone a la regulación del tabaco no es merecedor de esa denominación sino de otra bien distinta. Habría que convencer a la gente de que “el verdadero liberalismo”, también busca la disminución de las tasas de tabaquismo porque valora la responsabilidad social, que también es partidario del control y la regulación del tabaco y que, estos otros que tanto se hacen oír, son sólo emisarios de la Industria Tabaquera. Quedando así metidos todos en un mismo bote, como cualquier portador de un discurso que tenga como objeto la oposición a las regulaciones del tabaco.

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sábado, junio 02, 2007

Partido de los NO-FUMADORES IV

DÍA 4

PANEL 12

Volviendo a la “toma en serio” por parte de los votantes, me parece que sigue siendo complicado por la falta de concienciación y lo difícil que resulta la divulgación de informes y estudios apropiados. Es una pena porque incluso gran parte de los votantes más escépticos y reacios, se afirmarían en el convencimiento de que el tabaquismo es un problema de primera magnitud, si tan sólo dispusieran de la información pertinente. Como habéis dicho antes, si supiesen lo que sabemos nosotros porque lo hubiesen leído como lo leímos nosotros, las cosas cambiarían bastante. El tabaquismo tiene en la ignorancia su mejor aliada. No lo olvidéis.

Es imprescindible cierta labor de divulgación de contenidos de aspecto técnico, no sólo el destape de los trapos sucios de nuestro enemigo. En un votante bien informado, el problema del tabaquismo rivaliza en importancia con cualquier otro achacable a la gestión política como pueda ser el paro, la lucha antiterrorista o el precio de la vivienda. Por supuesto, hay que convencer a la población de que el problema es, ante todo, político. Ciertos políticos han de ser en general los culpables en primera instancia y sin disculpas. Con valentía y buena voluntad política esta lacra no nos afectaría. Dicho de otra manera, el tabaquismo ha de ser el resultado de la flaqueza moral de personas concretas en el poder o, añadiéndole audacia a la acusación, el producto de la corrupción de políticos con nombres. A estas personas habrá que buscarlas, señalarlas con el dedo y apartarlas del puesto que ocupen. Expresándonos con diplomacia, una acusación así no alarmará a la opinión pública, que en muchos casos creerá que era un secreto a voces. Pues es normal que exista una minoría oportunista que merezca ser perseguida, dados los nocivos efectos para la sociedad, consecuencia de un cuestionable proceder en el desempeño de sus funciones públicas.

PANEL 13

Ahora que lo dices, además, es algo inevitable que suceda algo así. Sólo es cuestión de tiempo. Sucederá algo parecido a lo que ha sucedido durante estos años con el secreto a voces que era la existencia de la corrupción urbanística. Actualmente ya no es secreto y no es ficción. Culpables concretos están siendo procesados. Ahora bien, esto no es posible hoy por hoy hasta que la sociedad no cobre conciencia sobre el problema; hasta que la sociedad no se de cuenta de que los intereses económicos generales no justifican el sacrificio, ni tan siquiera la merma, del bienestar y de la salud pública. Entre otras cosas, porque los intereses tabaqueros ni siquiera eran generales o comunes sino muy particulares. Resumiendo, hasta que no se considere el auspicio por parte de cargos públicos de los intereses tabaqueros como delito o inaceptable socialmente, pasará mucho tiempo.

PANEL 14

Me gustaría hacer hincapié en la necesidad de emplear una estrategia de aislamiento a la hora de tratar a la Industria Tabacalera. Recuerdo un artículo del que fuera alcalde de Madrid, Joaquín Leguina, titulado “Gordos, fumadores y otros proscritos”. Tenemos que dejarle claro al público que nuestro objetivo es sólo uno: acabar con el tabaquismo. Y que no hay ninguna intención ulterior. Han de saber que nuestra “manía” al tabaco no es extrapolable a otras áreas; que después del tabaco, no la vamos a tomar con el sector vinícola; después de los fumadores –contra quienes además no va la cosa- no vamos a perseguir luego a los obesos o a los homosexuales. Nuestro único interés será la lucha antitabaco y no perseguimos a nadie ni nos la damos de misioneros o salvadores.

Volvemos a lo mismo. Tenemos que hacerle saber a la gente lo indiscutible: el tabaco es prescindible para nuestra sociedad. Por otro lado se tiene que llegar al convencimiento de que es algo perjudica a todo el mundo y no beneficia más que a unos pocos que, además, no se van a morir de hambre por muy deprisa que acabemos con el cigarro. Por tanto, todo el mundo ha de sentirse perjudicado por este mal común. Los que no se sientan perjudicados directamente, al menos deberán reconocer su ineficiencia económica y el daño que causa a sus congéneres y a nuestra sociedad en general. Cualquiera que sea propietario de un negocio no directamente relacionado con la Industria Tabaquera, cualquier empresario que emplee o no a fumadores, ha de sentir que la Industria Tabaquera de manera directa o indirecta le endosa a su negocio los gastos que el humo del cigarro ocasiona.


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viernes, junio 01, 2007

Partido de los NO-FUMADORES III

DÍA 3

PANEL 7

Yo lo que veo es que la gente no va a creerse eso de que el tabaco condiciona tanto sus vidas. Es muy difícil percibir unas ventajas que van de lo potencial a lo hipotético, pues nadie ha vivido en un mundo sin tabaco desde hace 500 años. Muchas de nuestras afirmaciones siempre van a sonar espurias, sencillamente falsas o exageradas. Entre otras cosas porque la mayoría de los ciudadanos de a pie nunca serán conscientes del alcance y la magnitud de este problema (no leen lo que nosotros, no saben lo que nosotros).

PANEL 8

Posiblemente, la divulgación de los diferentes estudios que señalan con el dedo al tabaco sea imprescindible. El problema es que la sociedad no se rinde fácilmente a evidencias científicas, médicas y estadísticas. A la gente sólo le interesa lo inmediato. Pero, aún cuando nosotros sabemos que las conclusiones se apoyan en estudios de máximo rigor científico, debemos evitar el abuso de fuentes soporíferas a las que los actores pro-tabaqueros y a algunos liberalistas de todas formas les fue fácil desprestigiar mediante la siembra de la duda. Si queremos evidenciar la inconveniencia del tabaco en todos los ámbitos, sería buena idea intentar desplazar el punto de mira principal hacia otros aspectos diferentes del sanitario. Bastante gente ya sabe que el tabaco es malo para su salud; pero aún no es suficiente. Nos hemos centrado en exceso en el perjuicio en sí de un hecho. El agente ha quedado como algo impersonal, pues los culpables no son concretos, son abstractos o indeterminados (la sociedad en sí, los intereses económicos…). La centralización del problema en el aspecto sanitario parece exonerar a los poderes públicos, a políticos concretos, a industrias concretas. Nunca se ha concretado la escala y la magnitud del problema. Aun cuando el escenario en el que nos movamos parezca abstracto en cuanto a límites y actores, no podemos estancarnos en la generalización. Corporaciones, estados, ciudadanos y consumidores son conceptos con los que nadie tiene que por qué estar familiarizado. No tendremos que buscar cabezas de turco. Los verdaderos culpables han de ser tangibles; han de tener cara y nombre en un futuro. Intentaremos demostrar que existen.

PANEL 9

Personalmente me parece inadecuado para nuestros intereses el tono que estáis empleando a la hora de describir el problema y señalar culpables. Da la sensación de que nuestro movimiento lo encabezan iluminados que se creen en posesión de la verdad absoluta. Eso es sin duda algo que espanta a cualquiera. Incluso un mero exceso de seguridad en afirmaciones asimilables para cualquiera puede dar lugar a la fácil tergiversación. Los propagandistas tabaqueros son muy hábiles haciendo creer al público que el mero intento de liberar al fumador de su hábito o imponerle cualquier regulación del consumo es totalitario, facistoide y filonazi. O sea que mucho cuidado con eso. Las afirmaciones y las acusaciones han de formularse con cara amable y humildad. El discurso apasionado de otras épocas ya no se lleva.

PANEL 10

Precisamente, tras leer las primeras versiones del manifiesto daba esa sensación, ahora que lo mencionas. Menos mal que a base de remodelaciones has conseguido aislar a un culpable a favor del que nadie está. Me parece más “prudente” la última versión. No se señala con el dedo a nada ni a nadie pero se recuerda o se destapa el quid de la cuestión. Sólo se refiere al mal como un ente abstracto. Ha sido una buena idea lo de inventarse un enemigo sin rostro, referido como “La Gran Tabacalera” o la “Industria Tabacalera”. Nadie se siente aludido y nadie se siente ofendido. Lo que preocupa más son otras alusiones como “la clase política de este país”. Aunque no aparezcan siglas, todos sabemos cuáles son los partidos políticos mayoritarios. Parece un insulto en general a la democracia española y por ahí se nos podría atacar, eso sin hablar de que pueden relacionarlo, una vez más, con nuestra radicalidad, nuestro extremismo, nuestro totalitarismo...

PANEL 11

Haré una aclaración sobre la redacción del Manifiesto.

Diferentes versiones fueron escritas a lo largo de Diciembre del año pasado. Las primeras eran escuetas y más “diplomáticas”.

En vista de la nuestra pérdida de iniciativa para llevar a cabo el proyecto, decidí reelaborarlo, aportando detalles más profundos y dotando al texto de un tono grandilocuente. El resultado final es un texto que, utilizado para los fines del partido, para muchos adolecería de una solemnidad arcaica por lo pretencioso de su forma y de su contenido. Además, se pueden encontrar numerosas notas discordantes con los fines, (más conciliadores), incluidos en la redacción del estatuto del Partido.

La secuencia narrativa al comienzo y hacia el final se asemeja de hecho en estructura al Manifiesto del Partido Comunista de 1848 por K. Marx y F. Engels. La razón de esto y de lo explicado en el párrafo anterior es que el propósito del texto, quedando yo sólo en la redacción, pasó a ser lúdico. Pensaba incluirlo en un futuro en mi bitácora precedido por una versión modificada del Estatuto y de transcripciones de conversaciones en su mayoría ficticias, simulando un debate sobre la conveniencia de crear el Partido de los No-fumadores.

Nunca llegué a publicar nada de eso. No lo consideré prudente, pues temo que el mero hecho de hablar sobre un partido político así pueda incomodar al sentir general de simpatizantes de otras organizaciones afines, que sólo parecen aprobar la lucha por la causa desde la Sociedad Civil en sentido estricto. Prefieren no llevar a cabo una acción que pueda comprometer su carácter apolítico. Por eso, no recomiendo la publicación de enlaces a este tipo de documentos en foros salvo consentimiento expreso de interesados y administradores.

Si creéis que un manifiesto puede ser útil, podéis modificar éste; añadir o quitar párrafos, cambiarlos, ampliarlos, tomar el texto como referencia o inspiración para crear uno nuevo, o usarlo directamente tal y como está.


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