martes, febrero 16, 2010

De mal en peor

Ante el temor de que la sociedad española no estuviese preparada para asumir una ley más restrictiva, condenando al fracaso la aplicación de la ley, el Gobierno pensó que debía retrasar el vigor de la medida hasta que la sociedad mostrase mejor predisposición. Por otra parte, la propia oposición política podía dar al traste con ella. Por eso, se ha decidido acabar con los dos miedos; se ha retrasado definidamente la elaboración del texto y se ha decidido no engendrar la ley que el 70% de la población espera sin el consenso de minorías pretendidamente preocupadas por sus números.

Acuerdo, consenso, negociación, acercamiento de posturas, pacto... todo esto resulta ser un eufemismo para ocultar la única palabra que define el atentado a la lógica: cesión. Este gobierno caduco ha cedido a presiones, pero esas presiones no tienen cara descubierta. Por eso Gaspar Llamazares se extraña y dice que "no ve motivos para el retraso". Claro, no se pueden ver cosas que no existen; pero el gobierno sí ve fantasmas por todas partes.

Muchos hosteleros se han quejado porque dicen que van a perder dinero y los clubes de fumadores se han quejado porque dicen que van a perder derechos. Pero la única que realmente va a perder algo es la Industria Tabaquera. Entonces, si es así, ¿cómo es que no se han quejado los productores de tabaco? porque lo hacen a través de los dos actores antes mencionados, con impostores y pantomimas.

Sanidad no sabe muy bien qué decir. Resulta extraño su discurso sobre el consenso y asegura que tiene la intención de promover el borrador durante esta segunda mitad del año, confundiendo intención con obligación de estado.

No hay más que excusas y excusas para hacernos creer que Trinidad Jiménez a quien teme es a los hosteleros, como si fuésemos ineptos. Como si fuese creible que una ley de interés general deba consensuarse con intereses espurios de gremios privados ¡por favor!.

Así las cosas, y para seguir ocultando la verdadera identidad de nuestro opresor común -los intereses de la Industria Tabaquera-, de aquí a unos meses nos enzarzaremos en un ridícula sucesión de "negociaciones" para alcanzar "consensos" con todo el mejunje de fuerzas políticas del país. De manera que entre esto y el previo pase del texto por el Consejo Interterritorial, la lupa de cada uno de los ministros etc. la prohibición inicial de fumar en todos los locales de acceso público va a salir bastante trasquilada y, la diferencia final de la nueva ley con respecto a la actual, radicará en matices irrelevantes destinados a perpetuar la confusión y el enredo.

Aclaro, cuando se habla de consenso en esto del tabaco, el consenso se hace con los intereses de la Industria Tabaquera y, ni los hosteleros ni las fuerzas políticas, ni otras organizaciones civiles tienen mucho que decir. Está visto y comprobado.

miércoles, febrero 10, 2010

Al obstinado Javier Marías

Tic, tac, tic, tac el tiempo apremia y, a medida que se acerca el momento en que la nueva ley entre en vigor, usted , Señor Marías va enfureciéndose. En este artículo hace gala de su integrismo tabaquero arremetiendo contra la futura ley. Se queja porque quiere fumar en público, en el mayor número posible de sitios donde pueda molestar, en lugar de conformarse con hacerlo al aire libre o en su casa y en la de sus amigos.

Veo que aún aspira a seguir gozando de parte del privilegio que le ha estado siendo concedido hasta ahora, quiere seguir arrogándose un particular derecho de uso en una proporción respetable de bares y restaurantes a costa de de la salud y el bienestar de terceros.

Señor Marías, por favor, no insista porque no puede ser. Ha de prohibirse fumar en los locales de acceso público porque podría molestar a esos desconocidos que tienen derecho a entrar sin sentir asco. ¿Cómo va usted a decir que se decida por sorteo en qué locales se puede fumar y en cuáles no? No se puede hacer eso con locales de acceso público; para eso tiene usted su Club.

A estas alturas, no logro entender por qué insiste en compartir las horribles consecuencias de su vicio con desconocidos. Comprenda usted, que eso de que le metan carbonilla a uno por la traquea es una parafilia muy heavy, que no todo el mundo está dispuesto a realizar. Es lógico que un acto íntimo, particular, tan caprichoso y extravagante, deba llevarse a cabo en espacios donde no se perciba su carácter invasivo. Tranquilícese hombre, que no va a ser para tanto, que nadie se ha muerto por no fumar en un bar o en un restaurante, ya verá como se acostumbra y, quien sabe, a lo mejor un día hasta termina agradenciéndonoslo. No sea partidario de complicar las cosas, que con un mínimo de esfuerzo y sacrificio (simplemente con relajarse y disfrutar del cambio, no hay que hacer nada más) nos solucionará muchos problemas a todo el mundo; a usuarios que no fuman, a empleados de la hostelería y a usted mismo, que le irá mucho mejor sin tanto reaspirar sus propias exhalaciones.

En cuanto a las imágenes macabras de las cajetillas, aunque a mí mismo me parecen poco útiles para lo antiestéticas que resultan tanto esas imágenes como la política en sí, comprenda usted que no está mal disuadir a la gente para que no adquiera un producto que, aún siguiendo las instrucciones de uso, enferma al cliente. Y no nos venga con lo de que es Estado es un hipócrita por no regular otras cosas porque eso ya está muy visto y discutido, que todos los integristas tabaqueros dicen lo mismo; que lo de la "hipocresía" parece que lo hayan aprendido en jueves.

domingo, febrero 07, 2010

Ecologismo populista

El viernes salió esta noticia: Greenpeace protesta frente a Industria por el almacén nuclear. Me parece estéril esta protesta, pues el almacén, siempre irá a algún lugar. Pero sobre todo me parece carca, anticuada, oportunista, populista. Se aprovechan del terror nuclear, de ese terror ingénuo que modeló muchas conciencias tras el desastre de Chernobil. El rechazo popular a la energía nuclear tiene su raíz ni más ni menos que en la falta de información, en la ignorancia.

Cualquiera que investigue el tema, descubrirá que la energía nuclear es de las "menos malas", sobre todo si tenemos en cuenta la ratio rendimiento/liberación-de-CO2-a-la-atmósfera. Es bastante eficiente y puede que sea gracias a ella por la que la demanda energética de nuestra sociedad es satisfecha a un coste razonable. En cuanto al peligro potencial de una planta nuclear (fusión del núcleo de un reactor), tras lo aprendido con el desastre de Chernóbil, hoy en día el celoso protocolo aplicado en la instauración de medidas de seguridad hace prácticamente imposible una fatalidad parecida. Por otra parte, un almacen de residuos nucleares limita su radioactividad prácticamente al interior de los contenedores donde se hallan el material. Acercarse a los muros de hormigón que encierran esos contenedores no es suficiente para contraer un cáncer. En los bares hay más radioactividad con tanto plomo y polonio 210 que liberan los cigarros.

La energía nuclear hoy por hoy es útil y comparativamente limpia mientras no se desarrollen las alternativas renovables. Así que, por favor, a ver si los de Greenpeace os vais con vuestras pancartas y bocadillos a otro campo de batalla. Si queréis menos contaminación, tenéis que quejaros de ciertas actividades civiles. Preocupaos de que la gente no encienda tantas hogueras y chimeneas que es lo que realmente contamina de manera innecesaria y, si os queréis quejar ante una poderosa y aviesa industria cuya actividad es contaminante y no vale para nada hacedlo ante la Tabacalera.

viernes, febrero 05, 2010

Todo menos señalar con el dedo al causante

Economía pide a las comunidades que gasten menos en educación y sanidad. Esto es lo que he leído de esta noticia y no voy a terminar la lectura. Con el título me basta.

Hay una cosa que es difícil comprender y es lo siguiente: si se está fumando más tabaco que nunca y hemos quedado en que el nivel de ventas no se puede alterar porque si no las arcas públicas se nos quedan vacías, ¿cómo gestionamos esto con cordura?. Ni que decir tiene que una gran fracción de ese gasto en sanidad (y quizá en educación, buena educación) es a causa de lo que es tabú decir.

miércoles, febrero 03, 2010

Un gobierno con una sicología enclencle

EL gobierno del Señor Rodríguez cada día da una nueva muestra de estar acabado. Así las cosas, salvo debacle mayor, no tiene ni la más mínima posibilidad de revalidar su triunfo en las elecciones generales; ni en ninguna otra próxima.

Los globos sonda y los titubeos empiezan a cansar hasta en los más fieles de sus súbditos. En tiempos tan difíciles, un votante sólo desea unidad, firmeza y valentía. Este equipo de gobierno parece incapaz de ofrecer esas cosas. Digo esto a raíz de lo escuchado hoy en las noticias:

"La propuesta del Gobierno incluida en la actualización del Programa de Estabilidad 2009-2013 de ampliar a 25 años el tiempo de cálculo de las pensiones, aunque finalmente ha sido retirado del documento, ha sido recibida con críticas desde la oposición y los sindicatos."

La propuesta y retirada ocurrió en el espacio de tres horas. Entonces me he acordado de lo sospechosa que resulta la demora en la publicación del borrador de la nueva ley del tabaco y de su futuro incierto. Huelo el pavor. Entre tanto tira y afloja, no sé en qué va a acabar la ley. Me temo lo peor...

martes, febrero 02, 2010

Tabaco y crisis

Entre tantos sectores económicos perjudicados en esta crisis, resulta curioso ver cómo en España ha aumentado el volumen de ventas de tabaco. En estos últimos trimestres hemos visto una inquietante coincidencia: la subida del paro ha ido siendo directamente proporcional al incremento de las tasas de tabaquismo.

Pese a no tener un duro, la gente sigue comprando tabaco porque el gobierno no ha hecho nada efectivo que interfiera en el normal libre albedrío del negocio de las tabaqueras. Por otra parte, parece que algunos creen que el auspicio del inusitado volumen de ventas es imprescindible para sanear la economía y, de paso, los fondos de nuestras arcas públicas.

Es incómodo reconocer que tenemos un sector beneficiario de la crisis (ajena obviamente). Esto se explica porque las reglas del libre mercado no son compatibles con las leyes de la adicción.

¿No va siendo hora de que cambiemos de estrategia? Si lo de comprar más tabaco y fumar más no ha funcionado para reducir las tasas de paro ni para sanear el erario público, probemos a comprar menos tabaco y fumar menos a ver qué pasa...