domingo, julio 24, 2011

No basta con no hacer nada

Siempre pasa igual y parece que no tiene arreglo este país con lo del tabaquismo. Empezó bien el año cumpliéndose la Ley del Tabaco y, además, muchos enfermos aprovecharon la ocasión para quitarse.

Medio año después parece que las cosas habían ido mucho mejor de lo que algunos interesados pensaban. Se ve que pensaron que hemos pasado de fumar un pelín de más a fumar un pelín de menos, de modo que para compensar han decidido que, si no es políticamente correcto relanzar el consumo publicitando el tabaco e invitando al incumplimiento de las leyes que regulan su consumo, al menos sí podían hacer algo que también funciona cuando se quiere auspiciar el mal: no hacer nada.

Como resultado de esta acción por omisión, volvemos a las viejas andadas y gran parte de los que habían dejado el hábito a primeros de año lo retomaron meses después, alentados por las facilidades concedidas a la hora de adaptar el consumo a la nueva situación y, sobre todo, porque nadie les ayudó para que lo dejasen; ni siquiera queda en el recuerdo una maldita campaña de concienciación.

En cuanto a las ventas, pronto se notó en las cuentas del Comisionado para el Mercado de Tabacos (se venden igual o más cigarros que el año pasado)

Estamos perdiendo una bonita oportunidad para liberar a muchas personas de su adicción, para salvar vidas. ¿Para cuándo recuperaremos la normalidad como en otros países de nuestro entorno emitiendo campañas de concienciación? ¿y alguna política de incentivos? ¿y las adaptaciones pertinentes en los recursos sanitarios públicos? No se está haciendo nada de nada.

Eso por un lado y, por otro, falla mucho el control del cumplimiento. Hacen falta cambios sustanciales en lo que al régimen inspector y sancionador se refiere. Ya está bien con el cachondeo.

martes, julio 05, 2011

Es peor la enfermedad que el remedio

Esta mañana escucho una versión de esta noticia por la televisión: Vinculan fármaco para dejar de fumar con riesgo de infarto

Mira si no habrá medicamentos agresivos que pretenden curar multitud de dolencias; auténticos venenos como las estatinas, o simples excipientes y colorantes que, aunque usados para encapsular la materia activa de los medicamentos, administrados por sí solos ya serían verdaderos brebajes de bruja. Y sin embargo, a ciertas asociaciones en defensa de los pacientes y misteriosos institutos de gran renombre surgidos como de la nada, de esos que no tienen ni página web oficial, que si los buscas en el google te aparecen mencionados en menos de una decena de enlaces... de esos entes fantasmas creados al uso, no tienen otra cosa que hacer que sembrar dudas acerca de la seguridad de un posible antídoto contra el peor veneno de todos: el tabaco.

Una vez más, aplicamos la Navaja de Occam, y destapamos al beneficiario de una hipotética divulgación de un mensaje así. Si la Industria Tabaquera sospecha que parte de sus pérdidas se deben a que cierto número de clientes está dejando el hábito gracias a la vareniclina, el Champix se convierte en enemigo de los que viven de vender tabaco. Por eso surge la polémica y, como es normal, Pfizer asegura que los estudios dedicados a poner en entredicho la seguridad de su medicamento para dejar de fumar tienen "sus limitaciones". Las limitaciones vienen impuestas por la Industria Tabaquera, que será la que directa o indirectamente patrocine o financie esos estudios psudocientíficos, trazando de antemano cuáles han de ser las conclusiones a las que han de llegar los estudios solicitados.