martes, julio 05, 2011

Es peor la enfermedad que el remedio

Esta mañana escucho una versión de esta noticia por la televisión: Vinculan fármaco para dejar de fumar con riesgo de infarto

Mira si no habrá medicamentos agresivos que pretenden curar multitud de dolencias; auténticos venenos como las estatinas, o simples excipientes y colorantes que, aunque usados para encapsular la materia activa de los medicamentos, administrados por sí solos ya serían verdaderos brebajes de bruja. Y sin embargo, a ciertas asociaciones en defensa de los pacientes y misteriosos institutos de gran renombre surgidos como de la nada, de esos que no tienen ni página web oficial, que si los buscas en el google te aparecen mencionados en menos de una decena de enlaces... de esos entes fantasmas creados al uso, no tienen otra cosa que hacer que sembrar dudas acerca de la seguridad de un posible antídoto contra el peor veneno de todos: el tabaco.

Una vez más, aplicamos la Navaja de Occam, y destapamos al beneficiario de una hipotética divulgación de un mensaje así. Si la Industria Tabaquera sospecha que parte de sus pérdidas se deben a que cierto número de clientes está dejando el hábito gracias a la vareniclina, el Champix se convierte en enemigo de los que viven de vender tabaco. Por eso surge la polémica y, como es normal, Pfizer asegura que los estudios dedicados a poner en entredicho la seguridad de su medicamento para dejar de fumar tienen "sus limitaciones". Las limitaciones vienen impuestas por la Industria Tabaquera, que será la que directa o indirectamente patrocine o financie esos estudios psudocientíficos, trazando de antemano cuáles han de ser las conclusiones a las que han de llegar los estudios solicitados.

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