martes, febrero 03, 2009

Un presidente pedigüeño

Ayer pude ver en el noticiario una escena interesante. Se trata de la reunión del Presidente con los representantes de la Banca para pedir que los bancos cambien los criterios seguidos a la hora de conceder préstamos porque sí. Es decir, que sacrifiquen sus expectativas de beneficios a cambio de nada, como un favor patriótico.

El cuadro era llamativo. En el centro estaban Pedro Solbes y el Señor Rodríguez con sus expresiones de zafios y, a izquierda y derecha, teníamos las mesas de los representantes con cara de resignación y cansancio por adelantado.

Todo eso era una mentira porque, ¿quién se va a creer que la Banca va a hacer algo porque se lo pidas? Nadie. Ni el Señor Rodríguez, ni la Banca. Todo era para que el votante pudiera decir: “qué valiente que es nuestro Presidente que se enfrenta ni más ni menos que a la Banca, que es la culpable de todo esto”. Me parece que es una formalidad más en esta campaña de marketing populista.

Porque, aunque uno no sepa de economía, aplicando la lógica, ¿qué sentido tiene que un ciudadano que ya está endeudado pida otro crédito para endeudarse más?. Y si todo el mundo está ya endeudado y no quiere endeudarse más aún, probablemente ni siquiera se demande mucho más crédito. ¡Ah sí!, ahora me acuerdo, todo eso para estimular el consumo, para comprar cosas que no necesitas con crédito que, concedido de esa manera tan forzada, puede llegar a convertirse en ficticio o en más hipotecas basura, o sea, lo que más o menos nos llevo a esto que tratamos de arreglar. Menuda solución a un círculo vicioso: una entelequia.

El Señor Rodríguez cree que con esa medida se recuperará la confianza del consumidor pero claro, no cuenta con que el consumidor a lo mejor no está ya dispuesto a hacer el tonto una segunda vez, de manera que lo que falta no es confianza en la economía sino fe.

A mí también me dan rabia los usureros pero tengo que reconocer que la Banca no tiene la culpa. El Señor Rodríguez le dice a la Banca que no recoja beneficios, que conceda crédito y deje sus aspiraciones económicas en forma de beneficios para más adelante porque así le conviene a él o a sus amigos. Todo ello en un momento en el que sobra crédito y falta liquidez. Les falta esa liquidez a las empresas, a las familias y a la Banca. Por tanto es tiempo de ahorrar trabajando. No hay más vuelta de hoja. Lo demás ya llegará por su curso natural.

En lo que hay que indagar es en las causas que llevaron a la especial agudeza de la crisis en España. Que haga un, como él dice, “ejercicio de autocrítica” y reconozca que el desastre inmobiliario, la precariedad laboral (cosas que llevan inexorablemente a la pesadilla del súper-paro), no se debieron ni a la mala ni a la buena regulación, sino a la pasividad de la Administración. ¿Dónde estaba la lógica previsora?

No sé si sería la cobardía política (bueno, sí lo sé), la imposibilidad técnica o la influencia del modelo neocon pero el liberalismo chapucero de facto ha sido campo abonado para la codicia desmesurada, la psicosis colectiva y la estafa. Porque, no nos engañemos, el auge económico de estos últimos años fue una ilusión y se basó, a través de la actividad inmobiliaria y el negocio bancario, en algo que casi recuerda al timo de la pirámide, ¿o quién iba a pensar que el precio de un piso podía seguir subiendo hasta el infinito en transmisiones sucesivas y que siempre apareciese gente que estuviese dispuesta a pagarlo?

Claro, no se puede culpar a nadie, salvo al gobierno y su mirada displicente. El único que podía regular y llamar a la cordura obligando; para proteger a los codiciosos de sí mismos.

Por eso, si el país del resto de Europa que más paro espera puede ser Polonia o Grecia con un 10% de desempleados en los próximo meses, lo que resta hasta el 16,5% que se espera para España sólo puede ser achacable a la mala praxis política: por ser un cobarde y no querer tomar ninguna medida económica importante, por querer dejarlo todo como está y que evolucione a su libre albedrío. Así pues, la culpa es de los últimos gobiernos y son ellos los que deberían pagar con su bolsillo la crisis, puesto que su cobardía jamás les permitiría llevar a cabo una medida sancionadora, expropiatoria o coercitiva de ningún tipo. Sólo saben pedir, suplicar y apelar a la fe ajena con el rollo macabeo de la “confianza”.

Esa cobardía política que nos ha llevado a la debacle se ha reflejado de la peor de las maneras posibles en el tratamiento de la política de lucha contra el tabaquismo: no han sido capaces ni de poner una sola multa por infracciones de las leyes del tabaco conforme al régimen sancionador previsto en la ley 28/05.

Renunciando al dinero proveniente del cobro de esas multas, como si las administraciones pensasen que haciéndolo se multaban a ellas mismas, se ha perdido una oportunidad para incentivar la rebaja del altísimo nivel de consumo de tabaco entre nuestros compatriotas, quizás sólo rivalizado por la cifra de parados y, además, de acostumbrarse a recaudar de otras maneras.

Porque, vayamos al grano, ¿a nadie le extraña o le indigna que la crisis afecte al sector del automóvil, al de la construcción, al textil, al turismo pero que, sin embargo, la Industria Tabaquera mantenga el tipo de manera tan asombrosa? Ni los productores de tabaco dicen “esta boca es mía” para pedirle ayudas al gobierno porque da igual; ella siempre gana y se beneficia de la desgracia de los demás.

Estoy casi seguro de que la Industria Tabaquera en España mueve casi tanto dinero como los tres o cuatro bancos principales juntos. ¿Por qué no le pide el Señor Rodríguez a su socia la todopoderosa Industria Tabaquera que nos de créditos? ¿Es que esa Industria no le debe más de un favor a su protector? ¿Tampoco les debe, ni siquiera moralmente, nada a los españoles que han sido tan fieles y “confiados” consumidores?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, la Industria Tabaquera, con la que cierras el artículo, lo tiene todo "atado y bien atado". No en vano los principales propietarios de Altadis (de Alierta a sus demás socios) son dueños de las mayores empresas de España, desde Telefónica a Iberia, pasando por la ahora tan polémica CajaMadrid o La Caixa. Es decir, Tabacalera (lo de Altadis es encantador como eufemismo; rebauticemos nuestra empresa con un nombre que no suene "a tabaco") tiene tal poder, tantos tentáculos, que es fácil deducir por qué la Ley ha salido capada y es tal desastre en su aplicación (a eso hemos de añadir la ignorancia supina de incapaces como la Espe en Madrid, su adláter valenciano, el de Castilla León, el Balear, etc., que encima gastan el dinero del contribuyente en cuitas judiciales para minorar la ley). Pero, efectivamente, cuando tienes gente así de poderosa frente a ti, debe dar miedito legislar con valentía. En este caso lo más doloroso es que estamos ante un problema magno de salud pública, tal vez el mayor de Occidente, y no legislar crudamente ya se convierte en un delito (al menos moralmente) de lesa humanidad. Encima los de Altadis/Tabacalera se dedican a desinformar a la ciudadanía usando sus grupos de presión, de los que informo más abajo. Es tan triste que mueve a la indignación cómo se puede ser tan indecente, pero así están las cosas. Es el momento de que la Sociedad Civil dé un paso adelante al respecto, porque esto es una vergüenza, y las futuras generaciones nos mirarán con una mezcla de conmiseración y asco.

Como complemento:

QUIENES SON "EL CLUB DE FUMADORES POR LA TOLERANCIA"
(fuente: Un mapa de los actores pro tabaco en España , Lluís Granero / Joan Ramón Villalbí / Raquel Gallego, Gaceta Sanitaria)
http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0213-91112004000700006&script=sci_arttext
Dada su falta de credibilidad social, la industria tabaquera crea en diversos países organizaciones pantalla para expresar sus posiciones ante los medios de comunicación, con frecuencia bajo la forma de «asociaciones de fumadores por la tolerancia». En España, organizaron el Club de Fumadores por la Tolerancia a principios de los años noventa, y a escala internacional podemos citar las organizaciones Smokepeace en Europa y la National Smokers Alliance en Estados Unidos. Poseen fuertes vínculos con el gobierno: han sido recibidos en la Moncloa (con reflejo en la prensa), y Mariano Rajoy, secretario general del Partido Popular y vicepresidente del Gobierno en ese momento (diciembre de 2003), recibió su premio anual. Entre sus miembros destacan el humorista Antonio Mingote (presidente) y el escritor recientemente fallecido Fernando Vizcaíno Casas (vicepresidente) en el plano representativo, mientras que en el plano funcional actúa su director, Álvaro Garrido. Esta organización recibe el apoyo incondicional y directo de Philip Morris, cuya intención de crear el club estaba incluida en un documento de estrategia interno desvelado a partir de los juicios en Estados Unidos, reproducido en la prensa4. Su órgano de difusión es la revista El Fumador, editada por el propio club, y tienen también un portal en Internet (http://www.clubfumadores.org/).

Anónimo dijo...

En contra de tu opinión, humildemente creo que deberíamos atacar por dos frentes:

1. Los HPT - Hosteleros Pro Tabaquismo, negándonos a consumir sus productos.

2. Los ET - Enfermos de Tabaquismo, asilándolos socialmente.

CREO que es donde más les duele. A unos por el dinero y a otros por ser considerados apestados.

:-(

Un saludo. Antonio.

Iracundo dijo...

Es cierto, los intereses de la Industria Tabaquera están enquistados en nuestra sociedad y extienden sus tentáculos por todos los ámbitos de la realidad que nos ha tocado vivir. Es como una especie de supra-poder capaz de modelar sistemas, sociedades y culturas a su antojo sin que el vulgo sea consciente de ello. Gracias por recordar las artimañas aduladoras de la Industria; siempre es necesario tenerlas presentes.

En cuanto a tí, Salsamálaga, efectivamente mencionas los frentes por los que nosotros, (público de a pie y sociedad civil), podemos atacar. Esos sí que están en nuestras manos o al menos podemos siempre poner nuestro grano de arena para que así sea.

Sin embargo, si no tenemos la suerte de que unos políticos brillantes y valientes auspicien nuestra lucha, difícilmente podremos evitar que nuestros esfuerzos sean baldíos. En otros países, han desprotegido por un lado a las tabaqueras y ha sido mayor el compromiso social de los políticos a la hora de favorecer la promoción de la “conciencia antitabaco”. Aquí en España, a diferencia de Italia por ejemplo, la Industria Tabaquera es, para empezar, parte del estado (al menos de hecho), de manera que ese camino está hoy por hoy bloqueado. Rajoy y Zapatero, efectivamente, son fumadores y tienen intereses directos en lo del tabaco. El PSOE no repetirá legislatura. Así, estimo que, si la sociedad no se rebela con cierto enfado o Europa no deja demasiado en ridículo a España con el tema), no tendremos ni la más mínima posibilidad de evacuar el humo de los locales de ocio y restauración en 12 años, (tres legislaturas). Pero siempre puede aparecer una inesperada decisión política que acelere las cosas…

Puntualizando (y volviendo) al tema de las pretensiones del Señor Rodríguez para que se suavicen los criterios en la concesión de préstamos e hipotecas, hay que aclarar que la liquidez puesta a disposición de la Banca por el Instituto de Crédito Oficial, no puede funcionar de la manera directa que se espera, sólo servirá para ayudar a la Banca a que “recargue” con más rapidez el nivel de liquidez al que aspira, y que ella piensa que le permitirá volver a conceder préstamos. De todas maneras, no creo que, vista la experiencia, la Banca renuncie motu proprio a aferrarse al conservadurismo a la hora de conceder esos préstamos, ¿por qué? porque lo que debe mejorar es la calidad del hipotecado potencial, Cosa que se puede arreglar legislando de urgencia por varios frentes; no recuerdo que se haya dictado ni un solo Real Decreto-Ley (leyes de urgencia). Pero eso, no pueden hacerlo sin renunciar a los intereses electorales, como siempre. Cosa que en el tabaco, tampoco debemos obviar. En fin, es una de las desventajas de las democracias.