viernes, diciembre 31, 2010

Sólo si José Luis Rodríguez Zapatero quiere

Acaba de ser publicada la reforma de la Ley Antitabaco que entra en vigor el día 2 de Enero. Muchos de vosotros estáis pletóricos mientras esperáis una fecha que debería marcar una antes y un después en vuestras vidas. Yo, hablo de ella a menudo, como el Día de la Libertad. Debería ser el día a partir de el cual no volvimos a nuestras casas con olor a humo en el pelo y la ropa después de disfrutar del ocio en bares, restaurantes y discotecas. Uno de los cambios más sustanciales en la experiencia vital de cualquier persona en su sano juicio. Algunos la han definido como "una de las experiencias colectivas más importantes de todos los tiempos en España". Es sin duda un triunfo de la democracia.

Pero hay que poner los pies en el suelo. No quiero que nadie se lleve a engaño: durante los próximos meses, volveremos de la discoteca y del pub con olor a humo en la ropa salvo que una sola persona tenga el convencimiento de que hay que hacer cumplir esta ley.

A continuación paso a explicarlo haciendo uso de un sencillísimo problema de lógica matemática, para que nadie se líe, se confunda o llegué a conclusiones erróneas yéndose por los cerros de Úbeda:

1 Si se multa no se fuma
2 Si no se multa, se fuma
3 Por tanto, sí y sólo sí, se multa, no se fuma
4 No se multa
5 se fuma

La conclusión final es que estamos igual que al principio más o menos. Porque los silogismos disyuntivos no nos dicen que los fumadores vayan a dejar de fumar por una cuestión de fe, de moral, por respeto a la ley o por convicción. Todo eso sobra cuando hablamos del acto de fumar en sociedad. Vuelvo a rememorar lo explicado en otras entradas: las leyes de la adicción son propias y únicas.

A nosotros, que la gente fume más o menos, mucho o poco, nos debe importar un rábano. Que la ley no la cumplan los que fuman es intrascendente o anecdótico si con la ley se tenía claro qué hacer desde el principio. Las leyes reguladoras se dictan porque algo acontece de una manera que no es de nuestro gusto. Y es lógico que, la regulación, a menudo, sólo consiga contrarrestar esa tendencia; no erradicarla de buenas a primeras. Pero eso no es de nuestra incumbencia. Lo importante no es que la gente que fuma cumpla o incumpla con lo prescrito por la Ley; lo importante es que los demás hagamos cumplir esa Ley, y es ahí donde radica el incumplimiento grave en la actualidad. Tenemos que guardar, pero sobre todo, hacer guardar esa ley. Por tanto, aquí lo importante es recurrir a la coerción decidida usando los instrumentos necesarios que el estado de derecho nos permite usar que, por cierto, son muchos.

Pero yo no veo voluntad política por parte de los primeros encargados en impulsar una iniciativa así y, si no se consigue, será porque exclusivamente una sola persona no quiere: El presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

Lo demás son tonterías. Hay que meterse en las discotecas, multar a discreción y empezar a cerrarlas hasta que la gente aprenda. Y que hagan lo que tengan que hacer para que eso se haga legalmente, tal y como hicieron con los controladores aéreos.

3 comentarios:

Josu dijo...

Ganas de hablar. Soy fumador y respetaré la ley. Lo único que espero es que los tasqueros empiecen a protestar pronto y los talibanes como tu se den cuenta de que la cantidad de bares que existen en España es superior a la de otros países y la cultura de calle, no digo nada.

Iracundo dijo...

Por eso mismo quiero prevenir a la población, para que no nos relajemos a la hora de denunciar incumplimientos (que los habrá) y se afiance el estado actual de hechos.

Anónimo dijo...

De LGE: Josu, la cultura de calle te está dando una lección de que los que tú llamas talibanes éramos sólo unas víctimas, y que ahora nos han liberado de los verdaderos talibanes, los que se suicidaban con el tabaco, llevándose a otros por delante, igual que los terroristas suicidas. ¡Viva nuestra liberación, que por fin llegó y no tiene vuelta atrás, porque España no tiene por qué seguir siendo el país menos civilizado del mundo civilizado!