Una contienda cuyo resultado ya vaticiné hace años causa estupor en muchos estos días, que sienten herido su orgullo patriota. Hablo del Caso Contador y por extensión de los casos de dopaje en el deporte español.
He aquí algunos antecedentes sobre un tema que a mí me ha interesado siempre, aquí y aquí.
Como era de esperar, he recibido con satisfacción la noticia. Sé que es triste para muchos pero es lo mejor para España, y para el bien de la salud pública. No es tanto una cuestión moral en lo que a la limpieza del deporte se refiere o por defender la salud personal de quienes se prestan a esas prácticas lo importante; es sobre todo porque no se debe permitir bajo ningún concepto que se desarrolle una Industria del Dopaje como se estaba sucediendo en España -existen beneficiarios ya que los deportistas o sus médicos pagan por hacer esas cosas-.
A mi juicio, la sentencia del TAS ha de verse como un tirón de orejas dirigido a los organismos del Estado Español que regulan el dopaje en el deporte y, una vez más por extensión, a la tolerancia de nuestra sociedad al dopping. Pero sobre todo a esa permisividad estúpida, esa actitud evasista, esa cobardía, esa defensa intelectual de la conveniencia de mirar para otro lado; esa tozudez a la hora de jurar y perjurar que aquí no huele a humo.
No me alegro pero estoy satisfecho. A ver si espabilan por ahí arriba un poco -no lo creo, estando quien está-, y acaban con el dopaje de estado.
miércoles, febrero 08, 2012
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