Él, sereno y contundente, pese a la creencia generalizada de que Urovegas atraerá blanqueo de capitales, drogas y prostitución, asegura que no, que Urovegas traerá prosperidad, riqueza y seguridad por la cara. Para que confiemos en que es así, recurre a esta manida explicación: «La gente que venga a dejar su dinero no estará dispuesta a permitir prostitución en la calle, drogas ni delincuencia», y se queda tan ancho.
Unas afirmaciones tan ridículas sólo pueden explicarlas el soborno. Porque hay que estar ciego para no ver que, tal y como están las cosas -que no estamos para fiestas-, precisamente hay que ser corrupto, un drogadicto o un hijo de puta para ir a "dejarse" el dinero en los casinos. Nótese que de los tres gremios, el suyo lo menciono en primer lugar y, en tercer lugar, no señalo a las meretrices con las que guarda parentesco, sino que lo vuelvo a mencionar a él.
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