miércoles, agosto 15, 2012

La actitud frente a los incendios

Estos días de verano, cada vez que me levanto por las mañanas, no hago más que frotarme los ojos cada vez que leo las noticias. Para asegurarme de que no es una pesadilla lo que estamos viviendo sino la cruda realidad.

No sé si tendrá que ver algo el cambio de Gobierno pero la realidad es que en lo que llevamos de año se ha quemado más bosque que en todo 2011, dicen que porque ha hecho más calor y ha llovido menos. ¿Pero a mí qué me importa el calor y que llueva menos?. El problema es el de siempre; el egoísmo y la falta de conciencia social del español, "¿no es mi casa la que se está quemando? pues no es mi problema, que tenga más cuidado el vecino", esa es la frivolidad destructiva que lastra este decadente país.

Mariano Rajoy parece tenerlo claro, ¿no tiene nada que ver directamente con el paro o la economía? poca importancia tiene entonces porque, entre otras cosas, los bosques no son privados. Es decir que a casi nadie le importa porque no son de nadie.

La prensa catalana, por cuanto le ha tocado, ha sido la más activa -y sensata-. Ha tratado de demostrar que allí están dispuestos a encarar el problema de manera valiente y decidida ¿y qué obtiene como respuesta del resto de agentes sociales? poco menos que difamación absurda en la que se tachan de delatores, chivatos y opresores a quienes han propuesto prohibiciones, vigilancia y castigo. Y esa oposición sólo se ha planteado primero porque las medidas las han propuesto catalanes y, segundo, porque funcionarían. (léanse las crónicas en ediciones de El Periódico de Cataluña de hace unas semanas hablando del incendio del Emporda y las reacciones de diferentes políticos y altos funcionarios)

Y cuando uno cree que la cosa ha tocado fondo y ya no se puede ir a peor llega la sorpresa. Tiene que soportar leer mezquindades tratando de hacer leña de árbol caído (calcinado en este caso). En esta noticia se desvela el interés que hay en hacer creer que se quiere pedir dinero destinado a la adquisición de medios para la lucha contra el fuego cuando en realidad no se invertirá en eso seguramente lo que se reciba, dada la pésima actitud que se vislumbra. Por pedir que no quede:

Además, aunque el Gobierno catalán ha intentado mirar hacia otro lado insistiendo en que las colillas mal apagadas son la única causa de los incendios, los presupuestos confirman la importante reducción de medios para luchar contra el fuego que se ha producido en los últimos años: si en 2010 se destinaron 30 millones de euros para la campaña de verano, en 2011 la partida se redujo a 22,8 y en 2012 se ha quedado en 24 millones.

La verdad es que dan igual 24 millones, que 30, que 100. Una vez que un incendio forestal se origina y forma un frente, casi siempre es demasiado tarde para apagarlo. Por eso lo que hace falta es la prevención aunque la manera de llevarla a cabo sea como jarabe de palo y no guste. Tienen toda la razón los grupos ecologistas que acusan al Gobierno de tratar el problema como si fuese inevitable, es decir, no haciendo nada, tal y como vemos en las vacaciones del Ministro de Medio Ambiente Arias Cañete y su afición por los toros. En definitiva, para el Gobierno, los incendios es cosa del calor, es como el parte meteorológico de los próximos días: hoy hay nubes y claros, mañana despejado y pasado incendios. Natural como la vida misma.

Pues yo estoy aquí para decir que no, que basta de idioteces señores. Lo que ha pasado a menudo en este país con las investigaciones y atestados sobre incendios forestales es demasiado escabroso para ser contado. Partes, conclusiones y atestados dirigidos a exculpar de acciones criminales o de negligencias han cerrado expedientes en demasiadas ocasiones. Eso ha estado sucediendo en España, ¡sí señor! ¡eso es verdad! y ya está bien...

Más del 90% de los incendios tienen su origen en acciones o negligencias criminales o accidentes por descuidos detrás de los cuales está la mano de personas, de individuos con nombres y apellidos, con caras. Y sí, efectivamente, en muchísimos casos una colilla es el origen. ¡Sí que lo es! ¿por qué negarlo? ¡Díganme por qué!

Pirómanos, excursionistas incívicos, fumadores, aficionados a la pirotecnia, agricultores etc son los responsables y a esos hay que perseguir, a esos hay que imputar, y a esos hay que castigar. Cueste lo que cueste, y sea lo dramático que sea. No se trata de estigmatizar colectivos sino de cribar de manera rentable hasta localizar a culpables y ajusticiarlos. Esa es la dirección que ha de tomar la lucha contra el fuego, con un endurecimiento del código penal y refuerzo en su aplicación, y lo demás son pamplinas.

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