jueves, mayo 21, 2009

Trinidad Jiménez y sus brutalidades

La Señora Ministra de Sanidad lo ha dejado claro: La ley no se cambia.

De esta sucesión de ministros de sanidad inútiles, a cada cual peor, se saca una conclusión: el presidente del gobierno Sr. Rodríguez, que fuma, no quiere dejarlo.

Él apuesta porque se legisle como más fácil resulte luego evitar el incumplimiento, o sea, preconizando un curioso libre albedrío. Así, quiere ahorrarse en regulaciones a base de despenalizar lo que pueda, como lo ha hecho con sus leyes de progresía, disfrazadas de avance social.

¿Con el tabaco iba a se menos? No, peor. La verdad es que parece que es la única receta contra la crisis que él es capaz de llevar a cabo: fumar más.

En consecuencia, como tiene claro que el tabaco es intocable, -seguro que si se le preguntase sería víctima de todos y cada uno de los mitos difundidos por la Industria Tabaquera-, pues da instrucciones concretas a su sumisa ministra, fiel practicante de la retro-política.

Si el sentido común decía que la mayoría de los españoles estaban preparados para un endurecimiento de la ley, si cada vez más voces apuntan a que el tabaco nos va a arruinar a medio-largo plazo, si en todos los países de nuestro entorno se dan pasos adelante, unos tras otros, en la legislación antitabaco... aquí llegan los valientes retro-políticos dispuestos a navegar contra corriente.

Y es entonces cuando la Señora Trinidad, ante las apabullantes evidencias, ante la realidad descarada, ante datos objetivos... se dispone a recalcar de manera forzada la cuestión retro-cultural:

“Hay que ser conscientes de que solo por legislar no cambiamos hábitos o culturas. (...) Todo esto entraña un cambio social y cultural brutal, y lleva tiempo. Tiene que ir acompañado de campañas para que la gente interiorice que fumar mata (...)”

Ahora va a resultar que no sólo no podemos hacerle un feo al Ministerio de Hacienda sino que tampoco se lo vamos a hacer a la Ministra de Cultura.

Señora Ministra, fumar no forma parte de ninguna tradición cultural. El tabaquismo no es un hecho cultural porque es otra cosa. Deje de decir sandeces. Y de campañas “anticulturales” (supongo que a usted le parecerían) no tiene que ir acompañada la ley. Tiene que ir acompañada de otra cosa más fea e incómoda, reconozcámoslo. Pero aún suponiendo que fuese acertado perder el tiempo y el dinero con las campañas de concienciación, ¿dónde están metidas esas campañas a fecha de hoy? ¿En los espacios publicitarios de las cadenas de TV que aún emiten en analógico en zonas rurales?.

Usted dice que es un cambio social y cultural brutal. Yo le voy a decir qué me parece brutal de la situación.

Entre las mujeres jóvenes las tasas de tabaquismo son de vergüenza, entre los adolescentes también; eso es brutal. Brutal es que la justicia se pronuncie en España siempre a favor de los intereses de la Industria Tabaquera con estrafalariedades del tipo “fumar es un acto libérrimo”. Brutal es que 55.000 personas mueran al año por culpa del vicio, como brutal es que 5000 de esas no hayan fumado nunca voluntariamente. Brutal es que un tal Luis Merino sea despedido de su empresa por denunciar que en su puesto no se respetan los espacios sin humo. Brutal es que a fecha de hoy en muchísimos centros de trabajo de todo tipo se siga fumando a discreción y los empleados por cuenta ajena no se atrevan a denunciarlo por culpa de su delicada situación laboral ante la crisis económica. Brutal es la represión mediática y política que sufre el movimiento antitabaco en general etc. ¿quiere qué le cuente más brutalidades?

Pero lo más brutal de todo es lo único en lo que están de acuerdo Mariano Rajoy y el Sr. Rodríguez: en que no van a dejarlo. Parece como si existiese un Pacto para la Defensa de los Intereses de la Industria del Tabaco tácito diseñado para que prevalezca esta conspiración que acaba de cumplir 20 años. Es como si gobierno y oposición estuviesen al servicio de un suprapoder y nadie lo supiese. Sea o no una fantasía, da igual. El resultado es exactamente el mismo que si fuese una realidad.

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