jueves, julio 29, 2010

Los cabezahuecas

Se acaban de prohibir las corridas de toros con muerte del animal para a partir del 2012. Mi enhorabuena al Parlamento catalán.

Los efusivos argumentos presentados por los parlamentarios que estaban a favor de la prohibición fueron brillantes, difícilmente rebatibles.

Y sin embargo, el Señor Mariano Rajoy no los escuchó, ¿para qué, si son demasiado tediosos y aburridos y te hacen pensar? él pasa de eso.

Según sus declaraciones, no había que prohibir esas celebraciones porque no. Sólo se apoyaba en el lema, llevado a dogma, de estos nuevos fanáticos: prohibido prohibir. Él no presta atención a las evidencias científicas que ponen sobre la mesa el sufrimiento indecible del animal, ni tampoco la sensibilidad de los ciudadanos empáticos que sufren por ello. Eso no va con él porque lo suyo es el voto de los cazurros, de los ignorantes y de los insensibles.

Para estos da igual que una tradición bloquee el progreso cívico y social. Es una tradición y punto; las tradiciones han de seguir y punto. Tras esto, viene el punto y pelota con la palabra mágica para dar carpetazo al asunto: libertad. Una palabra tan grandiosa, un concepto encumbrado sobremanera en nuestra vida, viene a ser instrumentalizado para un propósito tan vulgar como lo es el de defender la "libertad" para asistir a un espectáculo concreto, de una manera concreta, en una ubicación concreta. Todo ello para exacerbar un sentimiento contrapuesto de dudosa nobleza, salvo quizá sí de algún interés sectorial y sectario.

Eso es, se le llena la boca de libertad por la libertad. Como si la gente anhelase ya algo que realmente está pasado de moda. ¿Y para qué queremos tantísima libertad? confunde la libertad con la cantidad de oferta sobre espectáculos en nuestro tiempo libre. No hay que obsesionarse tanto con la libertad que, per se, no vale para mucho. De hecho, yo prefiero un poquito menos de libertad, pero más dinero, más servicios públicos útiles, más empleo, más conciencia cívica, más educación...; más progreso y bienestar en definitiva. Que libertad como la entiende Rajoy ya tengo de sobra, hasta para vender al por mayor.

Ya está bien con el rollo de prohibido prohibir, que parece que lo han aprendido en jueves y me parece un tanto radical. Si lo bueno es que haya un poco de todo, lo normal es que abogasen por algo menos extremista. Entonces, es normal que se prohíban algunas cosillas, aunque sea pocas y con poca contundencia, que los que queremos prohibir también reclamamos nuestros derechos y libertades ¿o no?. Dejarnos prohibir un poquito y no seáis tan radicales y egoístas, que aquí hay espacio para todos: prohibido prohibir prohibir.

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