viernes, agosto 25, 2006

Las Islas Canarias: el último bastión del tabaco barato.

Gracias a mi repaso mensual del la ley 28/05 he llegado a tal grado de conocimiento sobre el tema que ya sólo me queda leer entre líneas. Ni siquiera tienen desperdicio las disposiciones adicionales, en lo que a despropósitos concierne.

Mientras me pregunto extrañado por qué tantos ex-fumadores recaen al venir a Las Palmas, leo en la disposición adicional cuarta: “Lo dispuesto en esta Ley se entiende sin perjuicio de las peculiaridades del Régimen Económico y Fiscal de Canarias respecto de la libertad comercial de los productos del tabaco en los establecimientos comerciales situados en el archipiélago canario”.

Antaño, comprar ciertos aparatos electrónicos, gafas de sol, o cámaras de fotos en “las afortunadas” era notablemente más barato que en la península. Hoy en día apenas hay diferencia. Los tiempos han cambiado y la entrada de España en la CEE, ha ayudado a la homogeneización de las condiciones económicas y fiscales con el resto del país.

El hecho de que las cosas suban de precio según el IPC y se carguen con más impuestos cada año es algo natural, normalmente inherente al progreso económico. Tampoco debemos escandalizarnos si el plátano ya no es de Canarias porque sale más barato importarlo de Sudamérica. Pues nadie quiere que, por una cuestión de tradición, su nivel económico se asemeje al de una “República Bananera”.

Entonces, ¿Por qué el Gobierno insiste en que las, no tan afortunadas Islas, sean una República Tabaquera?. El tabaco y su consumo, como en los peores tiempos, son amparados desde la misma Administración.

Cierto es que los consumidores isleños siguen pagando la gasolina muy barata, merced a la exención de impuestos de la que no disfrutan los peninsulares. El combustible, cumple una función social muy importante, es uno de los insustituibles sustentos de una economía. Sin embargo, ¿qué imperiosa necesidad hay de mantener el tabaco y el alcohol baratos, como si de alimentos básicos se tratase? Ninguna.

Tal actitud en un organismo regulador sólo pueden explicarla el chantaje emocional, el engaño, el electoralismo irresponsable, el dinero negro o el soborno. No había momento ni excusa mejor para despojar al tabaco de su pernicioso régimen fiscal y equiparar sus precios si no a los europeos, sí a los peninsulares; pero no fue así. El gobierno fue débil una vez más. Se dejó embaucar por economistas alarmistas o agasajar por los poderosísimos gremios del vicio.

Del espíritu de la ley se entiende que el Estado debería ayudar a dejar fumar por igual a todos los ciudadanos subiéndoles el precio del tabaco. Pero para los canarios esto quedó muy deslucido. Puede ser que pensaran que eso sería algo extremo, que repercutiría de manera desastrosa en el turismo insular porque, al no existir el reclamo del vicio barato, ¿qué clase de turistas europeos iban a venir?

En la noticia de un periódico local, se podía leer como la Consejera de Turismo se escandalizaba porque en páginas alemanas se anunciaba como destino de turistas sexuales sado-maso un local de Las Palmas. Sin embargo, ningún político se escandaliza por la pésima imagen que da la Isla en cuanto a lucha antitabaco atañe, pues el turista no da crédito a sus ojos cuando ve esos precios en las cajetillas de tabaco que, por cierto, las puede encontrar en cualquier tienda de alimentación o supermercado, al lado de donde se venden pañales de bebé. Sin duda, el turista se sorprenderá de que esto sea Europa. Si ha bebido más de la cuenta –habida cuenta del precio irrisorio del alcohol-, creerá que está en una república bananera; si está sobrio pensará que “Spain is Different”.

Una vez más, la aplicación de la doble moral, contraviene la intención de una ley y culmina en una burla, en pro de unos intereses minoritarios y en detrimento de unos generales. A la obsolescencia de este régimen fiscal y comercial específico para un producto dañino, se le une el hecho de que está localizado dentro del ámbito competencial del Estado, implicando una diferenciación de trato en cuanto a privilegios económicos y sociales se refiere, se mire desde el punto de vista que se mire. Ello sería admisible si fuese beneficioso en términos generales para esa Comunidad Autónoma en particular, pero ya sabemos que no lo es.

Si fuese un demagogo, no me supondría excesivo esfuerzo mostrar al pueblo canario como el blanco del desprecio del centralismo administrativo. Podría pregonar una imagen del hecho moralmente nefasta. Da la impresión de que, en este asunto, la salud y los derechos de los no-fumadores Canarios, han sido tratados como una moneda de cambio.

El Estado ha hecho bien en hacer esa concesión a las tabacaleras, porque le interesa que se fume más. Es un sitio estratégico para mantener el negocio a flote aunque sea hundiendo la salud de una Isla; además, también puede captar fumadores de toda Europa gracias al sol, la playa, y el alcohol barato. En cuanto a los problemas de tabaquismo entre la población Canaria, ¿Quién se va a preocupar por esos guanches vagos, descendientes de bereberes? A razas africanas que viven en latitudes africanas, precios africanos.

Esta declaración de inferioridad cívica del pueblo canario impuesta por el Estado, demuestra la falta de sensibilidad de nuestros políticos, que aplican un tratamiento cultural y social prejuicioso y tercermundista hacia los isleños. Un tratamiento que, con esto del tabaco, ha pasado de lo folklórico a lo tribal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ME PARECE GENIAL TU ARICULO, SOBRE TODO EN LA PARTE A QUE SE REFIERE SUBIR LOS IMPUESTOS DEL TABACO (ES UNA IRONIA, ME PARESE ABSURSDO QUE POR EL SIMPLE DE HACER QUE SE FUME MENO Y POR NO VENDER UNA IMAGEN DE LAS ISLAS COMO PARAISO DEL TABACO,( QUE A PROPOSITO NO SE VENDE ESA IMAGEN EN EL EXTRANJERO), SE PRETENDA SUBIR EL IMPUESTO DEL MISMO, PUES SI ESA ES LA INTENCION DE ALGUNOS O ALMENOS ES LO QUE QUERRIAN, TAMBIEN DEVERIAN DE INFORMARSE DE QUE CANARIAS POSEE UNA DE LAS CESTAS DE LA COMPRA M,AS CARA DE TODA ESPAÑA, ASI QUE ESO DE IGUALAR LOS PRECIOS NO ES DEL TODO CIERTO Y SI NO COMPRUEBALO POR TI MISMO, A PESAR DE ESO Y DEL DISGUSTO CIUDADANO EL PRECIO NO SE ASEMEJA AL DE OTRAS COMUNIDADES AUTONOMAS PENINSULARES Y EXTRAPENINSULARES. TAMPOCO ME PARECE JUSTO ESTE HECHO YA QUE AL VIVIR ALEJADOS DE LA PENINSULA, POSSEMOS UNA DESVENTAJA A LA HORA ADMINISTRATIVA Y ECONOMICA, LO QUE NOS IMPLICA UN GASTO EXTRA A LA HORA DE DESPLAZARNOS PARA CUBRIR CIERTAS NECESIDADES. P.D: NO SOY FUMADOR.