domingo, agosto 27, 2006

Los neonegacionistas

El revisionismo histórico es el estudio y reinterpretación de la historia por parte de estudiosos que se oponen al consenso histórico mayoritario, sin aportar necesariamente materiales que sustenten sus nuevas afirmaciones.

De cuando en cuando se celebra en algún lugar de Oriente Medio el congreso de los negacionistas. Estudia el tratamiento histórico dado a ciertos acontecimientos que tuvieron lugar durante la época del III Reich y la Segunda Guerra Mundial. En particular, entre otros hechos, vienen a cuestionar la existencia de los campos de concentración tal y como los conocemos porque, según ellos, la historia ha sido manipulada y presentada por el bando vencedor. En definitiva, insisten en que la historia del holocausto judío ha sido escrita de acuerdo a sus intereses con el objeto final de asegurarse la victoria moral de por vida.

Para apoyar sus argumentos, se molestan en recopilar o reinventar datos con los que pretenden demostrar cosas como que los campos de concentración, por lo general, no eran de exterminio; que los judíos que murieron a manos de los nazis no fueron 6 millones sino muchos menos; que la mayoría fallecieron más o menos de forma natural debido a las duras e inevitables condiciones que se daban; que lo del uso de las cámaras de gas y los hornos crematorios con propósitos genocidas es poco menos que un disparate etc.

Pues bien, con esto de las guerras del tabaco pasa algo parecido. Desde hace algunos años se vienen presentando datos científicos y económicos por parte de instancias de reconocida fiabilidad. Analizados de manera conjunta, los diferentes estudios demuestran que el tabaco es perjudicial en términos globales; no sólo en términos médico-sanitarios sino también económicos y, por tanto, sociales.

Pero como siempre ocurre, ahí están los que no entran en el grupo de perjudicados para proponer alternativas al ya mal visto status quo del tabaco. Así por ejemplo, tenemos la obra de un tal Manning In Defense of Smoking, en la que se asegura que los males del tabaco y sus beneficios económicos han recibido un tratamiento estadístico equivocado y que, en definitiva, su imagen como producto comercial “legal” está recibiendo un linchamiento tan injustificado como parcial.

Concluyendo, a estas alturas, pretender adecentar la imagen socioeconómica del tabaco, recuerda más a un ejercicio de revisionismo y negacionismo por parte de la Industria Tabacalera y sus acólitos que a otra cosa.

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