jueves, junio 07, 2007

Responsabilidad del Estado


Tras leer este artículo antiguo en el que hablaba de cómo la materialización de un plus de toxicidad podría facilitar el camino hacia una prohibición general en el ámbito hostelero, parece que amigos trabajadores de la hostelería se han dado cuenta de lo que la Industria Tabaquera planeó con mucha más astucia, si cabe, que el Estado: el divide y vencerás. Para colmo, la Ley 28/05, blandiendo el es-peor-el-remedio-que-la-enfermedad, ha conseguido enquistar el problema y blindarlo frente a cualquier solución posible, con la amenaza del elevado coste que supondría una prohibición general tanto para el Estado como para la hostelería y la restauración. Es evidente que con los trabajadores de la hostelería se puede terminar de gestar un problema bastante incómodo como empecemos a reconocer que el tabaquismo pasivo es una enfermedad profesional. Sobre todo por eso de que unos cobren plus de toxicidad y otros no una vez que el humo haya sido desterrado por completo de la hostelería y la restauración. Por fortuna, todo tiene arreglo, como respondí en el foro de nofumadores.org. Recomiendo leer el artículo al que nos referimos para entender la siguiente explicación:

El complemento específico de las Cenicientas deshollinadoras liberadas del humo desaparecería como concepto en la nómina pero el líquido a percibir en los meses sucesivos no debería bajar. Es decir, sería conveniente subsumir su cuantía económica al sueldo para evitar protestas y males mayores. Que un líquido a percibir baje no se ha visto nunca y no sería políticamente correcto. Por tanto, los que alguna vez fueron deshollinadores tendrían que seguir cobrando lo mismo hasta que se jubilen.

El problema estaría en como subirles el sueldo a los que nunca fueron deshollinadores de ceniceros hasta equipararlo al de los ex-deshollinadores. Así, a iguales condiciones, iguales ingresos.

Se me ocurre que los empresarios que nunca permitieron fumar serían los agraviados comparativamente. Eso sería algo que el Estado debería compensar con dinero de su bolsillo como responsable en primera instancia. Puesto que suya fue la culpa al haber dictado en el pasado una Ley mal hecha. Si el Estado, a su vez quiere repetir sobre las tabaqueras para que paguen como las beneficiarias del mal de todos, es cosa suya. El Estado debe arreglar los entuertos que ocasiona. La responsabilidad siempre fue del que promulgó una Ley injusta, lo supiese o no; lo previese o no. Lo que está claro es que a la legislatura que le tocase, le iba hacer muy poca gracia la prohibición general.

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