DÍA 5 Y ÚLTIMO
PANEL 15
La idea básica de lo expuesto anteriormente es bastante elocuente para el caso de la hostelería y la restauración. Este ha sido desde hace muchos años el principal objetivo de la Tabacalera. Por tanto, es también quizás nuestro primer campo de batalla. En España, es particularmente escandaloso cómo el Estado se ha plegado en este sector a los intereses de la Industria Tabaquera. Aquí tenemos la base desde la que podemos empezar a dar a conocer nuestro movimiento. Creo que deberíamos empezar por ridiculizar la doble moral y la cobardía con la que el Ministerio de Sanidad opera en la hostelería. Por ejemplo, podemos recordar el lema de la campaña lanzada por el Ministerio de Sanidad, “Elige espacios sin humo. Por lo que más quieras” y hablar de cómo el Estado ofrece a los padres la remota posibilidad de no envenenar a sus hijos cuando van con ellos a un bar cualquiera. Que más que proteger la salud pública con esa campaña, lo que hace es recordar que en España las leyes del tabaco nunca son vinculantes y su utilidad depende de la buena voluntad de la gente. Como si el Estado nunca fuese responsable, sino sólo el votante, que nunca se esfuerza lo suficiente para librarse del humo con su borreguil inclinación por el susodicho; después de todo el esfuerzo que ha hecho el Estado por él.
Otra cuestión candente que puede darnos mucho juego es la situación de los trabajadores en la hostelería. A muchos se les ha negado el derecho a un ambiente libre de humo de tabaco “con todas las de la ley” de manera, para ellos, bastante arbitraria.
PANEL 16
He estado repasando los contenidos de la página de Stanton A. Glantz, profesor de medicina en la Universidad de California en San Francisco, http://www.tobaccoscam.ucsf.edu/ads/index.cfm. En este preciso enlace creo que podemos encontrar material publicitario, muy dedicado a la hostelería, para promocionar el partido. Naturalmente, además de traducir al castellano habría que adaptar contenidos de los anuncios para su uso práctico en España.
PANEL 17
Siempre he tenido la impresión de que el movimiento antitabaco en España se centra en exceso en el aspecto sanitario. Con ello parece que la sociedad inconscientemente –aunque quizás manipulada por la política tradicional y por la Industria del Tabaco- ha obviado el perjuicio general ocasionado por el tabaquismo en otros ámbitos.
Como bien se detalla en el programa, las implicaciones sociales y económicas son grandes desconocidas para la sociedad. El aspecto sanitario asusta a la población fumadora y, cada vez más, a la no-fumadora en lo que a efectos perceptibles e inmediatos se refiere. Por su parte, a los Gobiernos, cuando menos, les “incomoda” el asunto. Por eso creo que en la página debemos recordar que el perjuicio en términos de Salud Pública existe, pero también tenemos que demostrar, a modo de novedad, que la justificación por parte del Estado del auspicio del tabaco como mercancía legal y como negocio próspero es inexistente. De hecho, existen multitud de estudios e informes avalados por instituciones de reconocido prestigio que echan por tierra los argumentos sobre los que se ha basado el Mito Número 10: “El tabaco es bueno para la economía”. Esos estudios podrían ser una buena portada.
En un segundo nivel de concreción, debemos hacer hincapié en la relación existente entre la Industria del Tabaco y la Hostelería. Aquí es donde más fácilmente podemos dejar en evidencia los “errores” cometidos hasta ahora. Pero hemos de ser cautelosos a la hora de juzgar a la Hostelería, la cual, al igual que los propios fumadores ha de ser considerada como víctima –su gremio-. El uso instrumental que la Industria del Tabaco ha dado a la Hotelería y la Restauración aparece en estudios sobradamente contrastados.
Algo que conlleva cierto riesgo para nuestra credibilidad, pero que podría salir bien, sería el no restringirnos a criticar una Ley discriminatoria para ciertos trabajadores o unas políticas económicas y electoralistas poco menos que corruptas llevadas a cabo por la Administración a la hora de firmar acuerdos con productores de tabaco o intereses pseudo-hosteleros en España, así como para forzar la concesión de subvenciones provenientes de fondos europeos. Existen indicios en proceso de prueba que demostrarían que muchos presidentes de gremios de hostelería y restauración miran más el beneficio de la Industria antes que el del propio gremio al que representan por alguna razón de peso. También es conocido el favor concedido desde dentro de muchos cuadros intermedios de la Administración. Si no podemos ofrecer nombres concretos, o unas acusaciones así resultasen hoy por hoy, “políticamente incorrectas”, quizás podamos abrir el debate disimuladamente e incitar así a la opinión pública para que lo haga por nosotros.
PANEL 18
Llevamos algún tiempo siguiendo muy de cerca el pronunciamiento de la llamada “Derecha Liberal” en España sobre las regulaciones del tabaco, opiniones que han acabado asumiendo los discursos electorales de corte populista independientemente de su tendencia. En nombre de la libertad se ha logrado confundir al público de la peor manera que se podía esperar. Se observa como este liberalismo sui generis gana día a día adeptos, pero lo hace por un cauce inapropiado. Ciertas publicaciones periódicas tratan de divulgar una perversión del Liberalismo, como mera arma política para derrocar el socialismo imperante en España. En teoría, el tratamiento que un no fumador debe otorgarle en su discurso a estos grupos debería ser análogo al usado para contrarrestar la influencia de la Industria Tabacalera: hay que intentar aislarlo. El liberalismo económico, será un modelo totalmente válido para dar solución a todos los problemas de la sociedad incluyendo éste. Pero habrá que aclarar que en España el liberalismo que se opone a la regulación del tabaco no es merecedor de esa denominación sino de otra bien distinta. Habría que convencer a la gente de que “el verdadero liberalismo”, también busca la disminución de las tasas de tabaquismo porque valora la responsabilidad social, que también es partidario del control y la regulación del tabaco y que, estos otros que tanto se hacen oír, son sólo emisarios de la Industria Tabaquera. Quedando así metidos todos en un mismo bote, como cualquier portador de un discurso que tenga como objeto la oposición a las regulaciones del tabaco.
DÍA ANTERIOR, DÍA 1, DÍA 2, DÍA 3
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domingo, junio 03, 2007
sábado, junio 02, 2007
Partido de los NO-FUMADORES IV
DÍA 4
PANEL 12
Volviendo a la “toma en serio” por parte de los votantes, me parece que sigue siendo complicado por la falta de concienciación y lo difícil que resulta la divulgación de informes y estudios apropiados. Es una pena porque incluso gran parte de los votantes más escépticos y reacios, se afirmarían en el convencimiento de que el tabaquismo es un problema de primera magnitud, si tan sólo dispusieran de la información pertinente. Como habéis dicho antes, si supiesen lo que sabemos nosotros porque lo hubiesen leído como lo leímos nosotros, las cosas cambiarían bastante. El tabaquismo tiene en la ignorancia su mejor aliada. No lo olvidéis.
Es imprescindible cierta labor de divulgación de contenidos de aspecto técnico, no sólo el destape de los trapos sucios de nuestro enemigo. En un votante bien informado, el problema del tabaquismo rivaliza en importancia con cualquier otro achacable a la gestión política como pueda ser el paro, la lucha antiterrorista o el precio de la vivienda. Por supuesto, hay que convencer a la población de que el problema es, ante todo, político. Ciertos políticos han de ser en general los culpables en primera instancia y sin disculpas. Con valentía y buena voluntad política esta lacra no nos afectaría. Dicho de otra manera, el tabaquismo ha de ser el resultado de la flaqueza moral de personas concretas en el poder o, añadiéndole audacia a la acusación, el producto de la corrupción de políticos con nombres. A estas personas habrá que buscarlas, señalarlas con el dedo y apartarlas del puesto que ocupen. Expresándonos con diplomacia, una acusación así no alarmará a la opinión pública, que en muchos casos creerá que era un secreto a voces. Pues es normal que exista una minoría oportunista que merezca ser perseguida, dados los nocivos efectos para la sociedad, consecuencia de un cuestionable proceder en el desempeño de sus funciones públicas.
PANEL 13
Ahora que lo dices, además, es algo inevitable que suceda algo así. Sólo es cuestión de tiempo. Sucederá algo parecido a lo que ha sucedido durante estos años con el secreto a voces que era la existencia de la corrupción urbanística. Actualmente ya no es secreto y no es ficción. Culpables concretos están siendo procesados. Ahora bien, esto no es posible hoy por hoy hasta que la sociedad no cobre conciencia sobre el problema; hasta que la sociedad no se de cuenta de que los intereses económicos generales no justifican el sacrificio, ni tan siquiera la merma, del bienestar y de la salud pública. Entre otras cosas, porque los intereses tabaqueros ni siquiera eran generales o comunes sino muy particulares. Resumiendo, hasta que no se considere el auspicio por parte de cargos públicos de los intereses tabaqueros como delito o inaceptable socialmente, pasará mucho tiempo.
PANEL 14
Me gustaría hacer hincapié en la necesidad de emplear una estrategia de aislamiento a la hora de tratar a la Industria Tabacalera. Recuerdo un artículo del que fuera alcalde de Madrid, Joaquín Leguina, titulado “Gordos, fumadores y otros proscritos”. Tenemos que dejarle claro al público que nuestro objetivo es sólo uno: acabar con el tabaquismo. Y que no hay ninguna intención ulterior. Han de saber que nuestra “manía” al tabaco no es extrapolable a otras áreas; que después del tabaco, no la vamos a tomar con el sector vinícola; después de los fumadores –contra quienes además no va la cosa- no vamos a perseguir luego a los obesos o a los homosexuales. Nuestro único interés será la lucha antitabaco y no perseguimos a nadie ni nos la damos de misioneros o salvadores.
Volvemos a lo mismo. Tenemos que hacerle saber a la gente lo indiscutible: el tabaco es prescindible para nuestra sociedad. Por otro lado se tiene que llegar al convencimiento de que es algo perjudica a todo el mundo y no beneficia más que a unos pocos que, además, no se van a morir de hambre por muy deprisa que acabemos con el cigarro. Por tanto, todo el mundo ha de sentirse perjudicado por este mal común. Los que no se sientan perjudicados directamente, al menos deberán reconocer su ineficiencia económica y el daño que causa a sus congéneres y a nuestra sociedad en general. Cualquiera que sea propietario de un negocio no directamente relacionado con la Industria Tabaquera, cualquier empresario que emplee o no a fumadores, ha de sentir que la Industria Tabaquera de manera directa o indirecta le endosa a su negocio los gastos que el humo del cigarro ocasiona.
DÍA ANTERIOR, DÍA 1, DÍA 2
PANEL 12
Volviendo a la “toma en serio” por parte de los votantes, me parece que sigue siendo complicado por la falta de concienciación y lo difícil que resulta la divulgación de informes y estudios apropiados. Es una pena porque incluso gran parte de los votantes más escépticos y reacios, se afirmarían en el convencimiento de que el tabaquismo es un problema de primera magnitud, si tan sólo dispusieran de la información pertinente. Como habéis dicho antes, si supiesen lo que sabemos nosotros porque lo hubiesen leído como lo leímos nosotros, las cosas cambiarían bastante. El tabaquismo tiene en la ignorancia su mejor aliada. No lo olvidéis.
Es imprescindible cierta labor de divulgación de contenidos de aspecto técnico, no sólo el destape de los trapos sucios de nuestro enemigo. En un votante bien informado, el problema del tabaquismo rivaliza en importancia con cualquier otro achacable a la gestión política como pueda ser el paro, la lucha antiterrorista o el precio de la vivienda. Por supuesto, hay que convencer a la población de que el problema es, ante todo, político. Ciertos políticos han de ser en general los culpables en primera instancia y sin disculpas. Con valentía y buena voluntad política esta lacra no nos afectaría. Dicho de otra manera, el tabaquismo ha de ser el resultado de la flaqueza moral de personas concretas en el poder o, añadiéndole audacia a la acusación, el producto de la corrupción de políticos con nombres. A estas personas habrá que buscarlas, señalarlas con el dedo y apartarlas del puesto que ocupen. Expresándonos con diplomacia, una acusación así no alarmará a la opinión pública, que en muchos casos creerá que era un secreto a voces. Pues es normal que exista una minoría oportunista que merezca ser perseguida, dados los nocivos efectos para la sociedad, consecuencia de un cuestionable proceder en el desempeño de sus funciones públicas.
PANEL 13
Ahora que lo dices, además, es algo inevitable que suceda algo así. Sólo es cuestión de tiempo. Sucederá algo parecido a lo que ha sucedido durante estos años con el secreto a voces que era la existencia de la corrupción urbanística. Actualmente ya no es secreto y no es ficción. Culpables concretos están siendo procesados. Ahora bien, esto no es posible hoy por hoy hasta que la sociedad no cobre conciencia sobre el problema; hasta que la sociedad no se de cuenta de que los intereses económicos generales no justifican el sacrificio, ni tan siquiera la merma, del bienestar y de la salud pública. Entre otras cosas, porque los intereses tabaqueros ni siquiera eran generales o comunes sino muy particulares. Resumiendo, hasta que no se considere el auspicio por parte de cargos públicos de los intereses tabaqueros como delito o inaceptable socialmente, pasará mucho tiempo.
PANEL 14
Me gustaría hacer hincapié en la necesidad de emplear una estrategia de aislamiento a la hora de tratar a la Industria Tabacalera. Recuerdo un artículo del que fuera alcalde de Madrid, Joaquín Leguina, titulado “Gordos, fumadores y otros proscritos”. Tenemos que dejarle claro al público que nuestro objetivo es sólo uno: acabar con el tabaquismo. Y que no hay ninguna intención ulterior. Han de saber que nuestra “manía” al tabaco no es extrapolable a otras áreas; que después del tabaco, no la vamos a tomar con el sector vinícola; después de los fumadores –contra quienes además no va la cosa- no vamos a perseguir luego a los obesos o a los homosexuales. Nuestro único interés será la lucha antitabaco y no perseguimos a nadie ni nos la damos de misioneros o salvadores.
Volvemos a lo mismo. Tenemos que hacerle saber a la gente lo indiscutible: el tabaco es prescindible para nuestra sociedad. Por otro lado se tiene que llegar al convencimiento de que es algo perjudica a todo el mundo y no beneficia más que a unos pocos que, además, no se van a morir de hambre por muy deprisa que acabemos con el cigarro. Por tanto, todo el mundo ha de sentirse perjudicado por este mal común. Los que no se sientan perjudicados directamente, al menos deberán reconocer su ineficiencia económica y el daño que causa a sus congéneres y a nuestra sociedad en general. Cualquiera que sea propietario de un negocio no directamente relacionado con la Industria Tabaquera, cualquier empresario que emplee o no a fumadores, ha de sentir que la Industria Tabaquera de manera directa o indirecta le endosa a su negocio los gastos que el humo del cigarro ocasiona.
DÍA ANTERIOR, DÍA 1, DÍA 2
viernes, junio 01, 2007
Partido de los NO-FUMADORES III
DÍA 3
PANEL 7
Yo lo que veo es que la gente no va a creerse eso de que el tabaco condiciona tanto sus vidas. Es muy difícil percibir unas ventajas que van de lo potencial a lo hipotético, pues nadie ha vivido en un mundo sin tabaco desde hace 500 años. Muchas de nuestras afirmaciones siempre van a sonar espurias, sencillamente falsas o exageradas. Entre otras cosas porque la mayoría de los ciudadanos de a pie nunca serán conscientes del alcance y la magnitud de este problema (no leen lo que nosotros, no saben lo que nosotros).
PANEL 8
Posiblemente, la divulgación de los diferentes estudios que señalan con el dedo al tabaco sea imprescindible. El problema es que la sociedad no se rinde fácilmente a evidencias científicas, médicas y estadísticas. A la gente sólo le interesa lo inmediato. Pero, aún cuando nosotros sabemos que las conclusiones se apoyan en estudios de máximo rigor científico, debemos evitar el abuso de fuentes soporíferas a las que los actores pro-tabaqueros y a algunos liberalistas de todas formas les fue fácil desprestigiar mediante la siembra de la duda. Si queremos evidenciar la inconveniencia del tabaco en todos los ámbitos, sería buena idea intentar desplazar el punto de mira principal hacia otros aspectos diferentes del sanitario. Bastante gente ya sabe que el tabaco es malo para su salud; pero aún no es suficiente. Nos hemos centrado en exceso en el perjuicio en sí de un hecho. El agente ha quedado como algo impersonal, pues los culpables no son concretos, son abstractos o indeterminados (la sociedad en sí, los intereses económicos…). La centralización del problema en el aspecto sanitario parece exonerar a los poderes públicos, a políticos concretos, a industrias concretas. Nunca se ha concretado la escala y la magnitud del problema. Aun cuando el escenario en el que nos movamos parezca abstracto en cuanto a límites y actores, no podemos estancarnos en la generalización. Corporaciones, estados, ciudadanos y consumidores son conceptos con los que nadie tiene que por qué estar familiarizado. No tendremos que buscar cabezas de turco. Los verdaderos culpables han de ser tangibles; han de tener cara y nombre en un futuro. Intentaremos demostrar que existen.
PANEL 9
Personalmente me parece inadecuado para nuestros intereses el tono que estáis empleando a la hora de describir el problema y señalar culpables. Da la sensación de que nuestro movimiento lo encabezan iluminados que se creen en posesión de la verdad absoluta. Eso es sin duda algo que espanta a cualquiera. Incluso un mero exceso de seguridad en afirmaciones asimilables para cualquiera puede dar lugar a la fácil tergiversación. Los propagandistas tabaqueros son muy hábiles haciendo creer al público que el mero intento de liberar al fumador de su hábito o imponerle cualquier regulación del consumo es totalitario, facistoide y filonazi. O sea que mucho cuidado con eso. Las afirmaciones y las acusaciones han de formularse con cara amable y humildad. El discurso apasionado de otras épocas ya no se lleva.
PANEL 10
Precisamente, tras leer las primeras versiones del manifiesto daba esa sensación, ahora que lo mencionas. Menos mal que a base de remodelaciones has conseguido aislar a un culpable a favor del que nadie está. Me parece más “prudente” la última versión. No se señala con el dedo a nada ni a nadie pero se recuerda o se destapa el quid de la cuestión. Sólo se refiere al mal como un ente abstracto. Ha sido una buena idea lo de inventarse un enemigo sin rostro, referido como “La Gran Tabacalera” o la “Industria Tabacalera”. Nadie se siente aludido y nadie se siente ofendido. Lo que preocupa más son otras alusiones como “la clase política de este país”. Aunque no aparezcan siglas, todos sabemos cuáles son los partidos políticos mayoritarios. Parece un insulto en general a la democracia española y por ahí se nos podría atacar, eso sin hablar de que pueden relacionarlo, una vez más, con nuestra radicalidad, nuestro extremismo, nuestro totalitarismo...
PANEL 11
Haré una aclaración sobre la redacción del Manifiesto.
Diferentes versiones fueron escritas a lo largo de Diciembre del año pasado. Las primeras eran escuetas y más “diplomáticas”.
En vista de la nuestra pérdida de iniciativa para llevar a cabo el proyecto, decidí reelaborarlo, aportando detalles más profundos y dotando al texto de un tono grandilocuente. El resultado final es un texto que, utilizado para los fines del partido, para muchos adolecería de una solemnidad arcaica por lo pretencioso de su forma y de su contenido. Además, se pueden encontrar numerosas notas discordantes con los fines, (más conciliadores), incluidos en la redacción del estatuto del Partido.
La secuencia narrativa al comienzo y hacia el final se asemeja de hecho en estructura al Manifiesto del Partido Comunista de 1848 por K. Marx y F. Engels. La razón de esto y de lo explicado en el párrafo anterior es que el propósito del texto, quedando yo sólo en la redacción, pasó a ser lúdico. Pensaba incluirlo en un futuro en mi bitácora precedido por una versión modificada del Estatuto y de transcripciones de conversaciones en su mayoría ficticias, simulando un debate sobre la conveniencia de crear el Partido de los No-fumadores.
Nunca llegué a publicar nada de eso. No lo consideré prudente, pues temo que el mero hecho de hablar sobre un partido político así pueda incomodar al sentir general de simpatizantes de otras organizaciones afines, que sólo parecen aprobar la lucha por la causa desde la Sociedad Civil en sentido estricto. Prefieren no llevar a cabo una acción que pueda comprometer su carácter apolítico. Por eso, no recomiendo la publicación de enlaces a este tipo de documentos en foros salvo consentimiento expreso de interesados y administradores.
Si creéis que un manifiesto puede ser útil, podéis modificar éste; añadir o quitar párrafos, cambiarlos, ampliarlos, tomar el texto como referencia o inspiración para crear uno nuevo, o usarlo directamente tal y como está.
DÍA ANTERIOR, DÍA 1
PANEL 7
Yo lo que veo es que la gente no va a creerse eso de que el tabaco condiciona tanto sus vidas. Es muy difícil percibir unas ventajas que van de lo potencial a lo hipotético, pues nadie ha vivido en un mundo sin tabaco desde hace 500 años. Muchas de nuestras afirmaciones siempre van a sonar espurias, sencillamente falsas o exageradas. Entre otras cosas porque la mayoría de los ciudadanos de a pie nunca serán conscientes del alcance y la magnitud de este problema (no leen lo que nosotros, no saben lo que nosotros).
PANEL 8
Posiblemente, la divulgación de los diferentes estudios que señalan con el dedo al tabaco sea imprescindible. El problema es que la sociedad no se rinde fácilmente a evidencias científicas, médicas y estadísticas. A la gente sólo le interesa lo inmediato. Pero, aún cuando nosotros sabemos que las conclusiones se apoyan en estudios de máximo rigor científico, debemos evitar el abuso de fuentes soporíferas a las que los actores pro-tabaqueros y a algunos liberalistas de todas formas les fue fácil desprestigiar mediante la siembra de la duda. Si queremos evidenciar la inconveniencia del tabaco en todos los ámbitos, sería buena idea intentar desplazar el punto de mira principal hacia otros aspectos diferentes del sanitario. Bastante gente ya sabe que el tabaco es malo para su salud; pero aún no es suficiente. Nos hemos centrado en exceso en el perjuicio en sí de un hecho. El agente ha quedado como algo impersonal, pues los culpables no son concretos, son abstractos o indeterminados (la sociedad en sí, los intereses económicos…). La centralización del problema en el aspecto sanitario parece exonerar a los poderes públicos, a políticos concretos, a industrias concretas. Nunca se ha concretado la escala y la magnitud del problema. Aun cuando el escenario en el que nos movamos parezca abstracto en cuanto a límites y actores, no podemos estancarnos en la generalización. Corporaciones, estados, ciudadanos y consumidores son conceptos con los que nadie tiene que por qué estar familiarizado. No tendremos que buscar cabezas de turco. Los verdaderos culpables han de ser tangibles; han de tener cara y nombre en un futuro. Intentaremos demostrar que existen.
PANEL 9
Personalmente me parece inadecuado para nuestros intereses el tono que estáis empleando a la hora de describir el problema y señalar culpables. Da la sensación de que nuestro movimiento lo encabezan iluminados que se creen en posesión de la verdad absoluta. Eso es sin duda algo que espanta a cualquiera. Incluso un mero exceso de seguridad en afirmaciones asimilables para cualquiera puede dar lugar a la fácil tergiversación. Los propagandistas tabaqueros son muy hábiles haciendo creer al público que el mero intento de liberar al fumador de su hábito o imponerle cualquier regulación del consumo es totalitario, facistoide y filonazi. O sea que mucho cuidado con eso. Las afirmaciones y las acusaciones han de formularse con cara amable y humildad. El discurso apasionado de otras épocas ya no se lleva.
PANEL 10
Precisamente, tras leer las primeras versiones del manifiesto daba esa sensación, ahora que lo mencionas. Menos mal que a base de remodelaciones has conseguido aislar a un culpable a favor del que nadie está. Me parece más “prudente” la última versión. No se señala con el dedo a nada ni a nadie pero se recuerda o se destapa el quid de la cuestión. Sólo se refiere al mal como un ente abstracto. Ha sido una buena idea lo de inventarse un enemigo sin rostro, referido como “La Gran Tabacalera” o la “Industria Tabacalera”. Nadie se siente aludido y nadie se siente ofendido. Lo que preocupa más son otras alusiones como “la clase política de este país”. Aunque no aparezcan siglas, todos sabemos cuáles son los partidos políticos mayoritarios. Parece un insulto en general a la democracia española y por ahí se nos podría atacar, eso sin hablar de que pueden relacionarlo, una vez más, con nuestra radicalidad, nuestro extremismo, nuestro totalitarismo...
PANEL 11
Haré una aclaración sobre la redacción del Manifiesto.
Diferentes versiones fueron escritas a lo largo de Diciembre del año pasado. Las primeras eran escuetas y más “diplomáticas”.
En vista de la nuestra pérdida de iniciativa para llevar a cabo el proyecto, decidí reelaborarlo, aportando detalles más profundos y dotando al texto de un tono grandilocuente. El resultado final es un texto que, utilizado para los fines del partido, para muchos adolecería de una solemnidad arcaica por lo pretencioso de su forma y de su contenido. Además, se pueden encontrar numerosas notas discordantes con los fines, (más conciliadores), incluidos en la redacción del estatuto del Partido.
La secuencia narrativa al comienzo y hacia el final se asemeja de hecho en estructura al Manifiesto del Partido Comunista de 1848 por K. Marx y F. Engels. La razón de esto y de lo explicado en el párrafo anterior es que el propósito del texto, quedando yo sólo en la redacción, pasó a ser lúdico. Pensaba incluirlo en un futuro en mi bitácora precedido por una versión modificada del Estatuto y de transcripciones de conversaciones en su mayoría ficticias, simulando un debate sobre la conveniencia de crear el Partido de los No-fumadores.
Nunca llegué a publicar nada de eso. No lo consideré prudente, pues temo que el mero hecho de hablar sobre un partido político así pueda incomodar al sentir general de simpatizantes de otras organizaciones afines, que sólo parecen aprobar la lucha por la causa desde la Sociedad Civil en sentido estricto. Prefieren no llevar a cabo una acción que pueda comprometer su carácter apolítico. Por eso, no recomiendo la publicación de enlaces a este tipo de documentos en foros salvo consentimiento expreso de interesados y administradores.
Si creéis que un manifiesto puede ser útil, podéis modificar éste; añadir o quitar párrafos, cambiarlos, ampliarlos, tomar el texto como referencia o inspiración para crear uno nuevo, o usarlo directamente tal y como está.
DÍA ANTERIOR, DÍA 1
jueves, mayo 31, 2007
Partido de los NO-FUMADORES II
DÍA 2:
PANEL 4
Es una lástima que la sociedad civil tenga tantas dificultades en ser oída. Es evidente que se halla sola y desatendida en esta lucha. Los miembros del movimiento tenemos una sensación de impotencia e indefensión; no percibimos al Estado como nuestro aliado protector, precisamente. Además, los actores pro-tabaqueros, aunque diversificados en diferentes sectores económicos, comparten un objetivo común –el libre consumo sin regulaciones que amenacen sus intereses-. Forman un bando muy cohesionado. Entre ellos, su interés y su unión es total; entre los no-fumadores, la falta de esa unión y el desinterés acucian.
Pienso que un partido podría crear una base sólida desde la que incorporar nuevos efectivos al movimiento y podría adquirir cierta fuerza e influencia. De una manera o de otra, daría publicidad a la causa y mantendría el debate social abierto. Es el objetivo: hacer que se hable del asunto. El debate aceleraría el proceso de concienciación de la sociedad, cosa que sólo puede jugar a nuestro favor. ¿Por dónde habría que empezar?
PANEL 5
Habría que empezar por dar fe pública del acuerdo de constitución (mínimo 4 miembros) mediante acta notarial. Habría que redactar el Estatuto, luego se depositaría en el Registro de Partidos Políticos del Ministerio del Interior.
Un compañero nos ha confeccionado un estatuto, el cual está siendo sometido a los últimos retoques. Me interesa que os fijéis en los fines. Son en esencia los mismos que los de cualquier asociación de no-fumadores. Sin embargo se amplía algo el campo de actuación. Se deja claro que el fin no es perseguir a los fumadores. De hecho, no podemos renunciar a ese electorado que es -y en muchos casos se siente- víctima. Es por eso por lo que se establece como propuesta la subvención de tratamientos para dejar de fumar por parte del Estado. A diferencia de otras asociaciónes, creemos que es imprescindible reducir el número de fumadores, independientemente de que los derechos de los no-fumadores estén salvaguardados mediante restricciones y delimitaciones de espacios de uso público. Mucha gente se ha quejado de que muchos no-fumadores ofrecen una cara frívola cuando hablan de “cuales no son sus objetivos”. En este sentido, debido a la ausencia de un compromiso social integrador en este ámbito (que por supuesto incluya a fumadores y no-fumadores), algunos han tachado a nuestro movimiento de egoísta y pretencioso. Es obvio que todos queremos ofrecer una cara amable que convenza a todo el mundo salvo a los que, por evidentes razones económicas, no sea posible. A los fumadores es posible convencerlos. A los vendedores no.
PANEL 6
¿Qué ventajas puede suponer con respecto a una asociación? Ninguna. Esto es otro medio más a través del que conseguir objetivos. De hecho no tienen que por qué reñirse ambos medios. Son diferentes formas de encarar un problema. Hoy en día los partidos gozan de mucha publicidad. No es agradable recurrir a la política, sobre todo cuando ello puede provocar rechazo por parte de algunos de los simpatizantes del movimiento. Sin embargo, con las armas que hemos luchado hasta ahora es como si combatiésemos usando pistolas de agua. Un partido político siempre ha de ser oído porque tiene algo con lo que negociar y voz para atacar a quienes amenazan sus intereses. Es sin duda difícil mostrar una cara amable cuando se milita para defender una meta cuya demanda siempre ha sido atribuida a la sociedad civil. La coerción pacífica ya era razón más que suficiente para que los actores pro-tabaqueros nos colocasen el sambenito de la intolerancia. Ellos sabían que la docilidad de sus oponentes tenía los días contados. Por tanto, con este salto cualitativo, el riesgo de ser llamados intolerantes se incrementa. Hemos de convencer a la gente de que el tabaquismo supera cualquier magnitud, que es necesario y beneficioso para la sociedad combatirlo y que no existen muchas otras maneras de hacerlo. El entrar a la palestra era una consecuencia lógica de la incapacidad de los políticos para atajar el problema, problema que no fuimos nosotros quienes lo politizamos y los que permitimos que se enquistase. En tal caso, el movimiento ha de presentarse con su clara determinación como algo capaz de promover una solución definitiva.
DÍA ANTERIOR
PANEL 4
Es una lástima que la sociedad civil tenga tantas dificultades en ser oída. Es evidente que se halla sola y desatendida en esta lucha. Los miembros del movimiento tenemos una sensación de impotencia e indefensión; no percibimos al Estado como nuestro aliado protector, precisamente. Además, los actores pro-tabaqueros, aunque diversificados en diferentes sectores económicos, comparten un objetivo común –el libre consumo sin regulaciones que amenacen sus intereses-. Forman un bando muy cohesionado. Entre ellos, su interés y su unión es total; entre los no-fumadores, la falta de esa unión y el desinterés acucian.
Pienso que un partido podría crear una base sólida desde la que incorporar nuevos efectivos al movimiento y podría adquirir cierta fuerza e influencia. De una manera o de otra, daría publicidad a la causa y mantendría el debate social abierto. Es el objetivo: hacer que se hable del asunto. El debate aceleraría el proceso de concienciación de la sociedad, cosa que sólo puede jugar a nuestro favor. ¿Por dónde habría que empezar?
PANEL 5
Habría que empezar por dar fe pública del acuerdo de constitución (mínimo 4 miembros) mediante acta notarial. Habría que redactar el Estatuto, luego se depositaría en el Registro de Partidos Políticos del Ministerio del Interior.
Un compañero nos ha confeccionado un estatuto, el cual está siendo sometido a los últimos retoques. Me interesa que os fijéis en los fines. Son en esencia los mismos que los de cualquier asociación de no-fumadores. Sin embargo se amplía algo el campo de actuación. Se deja claro que el fin no es perseguir a los fumadores. De hecho, no podemos renunciar a ese electorado que es -y en muchos casos se siente- víctima. Es por eso por lo que se establece como propuesta la subvención de tratamientos para dejar de fumar por parte del Estado. A diferencia de otras asociaciónes, creemos que es imprescindible reducir el número de fumadores, independientemente de que los derechos de los no-fumadores estén salvaguardados mediante restricciones y delimitaciones de espacios de uso público. Mucha gente se ha quejado de que muchos no-fumadores ofrecen una cara frívola cuando hablan de “cuales no son sus objetivos”. En este sentido, debido a la ausencia de un compromiso social integrador en este ámbito (que por supuesto incluya a fumadores y no-fumadores), algunos han tachado a nuestro movimiento de egoísta y pretencioso. Es obvio que todos queremos ofrecer una cara amable que convenza a todo el mundo salvo a los que, por evidentes razones económicas, no sea posible. A los fumadores es posible convencerlos. A los vendedores no.
PANEL 6
¿Qué ventajas puede suponer con respecto a una asociación? Ninguna. Esto es otro medio más a través del que conseguir objetivos. De hecho no tienen que por qué reñirse ambos medios. Son diferentes formas de encarar un problema. Hoy en día los partidos gozan de mucha publicidad. No es agradable recurrir a la política, sobre todo cuando ello puede provocar rechazo por parte de algunos de los simpatizantes del movimiento. Sin embargo, con las armas que hemos luchado hasta ahora es como si combatiésemos usando pistolas de agua. Un partido político siempre ha de ser oído porque tiene algo con lo que negociar y voz para atacar a quienes amenazan sus intereses. Es sin duda difícil mostrar una cara amable cuando se milita para defender una meta cuya demanda siempre ha sido atribuida a la sociedad civil. La coerción pacífica ya era razón más que suficiente para que los actores pro-tabaqueros nos colocasen el sambenito de la intolerancia. Ellos sabían que la docilidad de sus oponentes tenía los días contados. Por tanto, con este salto cualitativo, el riesgo de ser llamados intolerantes se incrementa. Hemos de convencer a la gente de que el tabaquismo supera cualquier magnitud, que es necesario y beneficioso para la sociedad combatirlo y que no existen muchas otras maneras de hacerlo. El entrar a la palestra era una consecuencia lógica de la incapacidad de los políticos para atajar el problema, problema que no fuimos nosotros quienes lo politizamos y los que permitimos que se enquistase. En tal caso, el movimiento ha de presentarse con su clara determinación como algo capaz de promover una solución definitiva.
DÍA ANTERIOR
miércoles, mayo 30, 2007
Partido de los NO-FUMADORES I
Unos zelotes enfermos de tabaquina, personae non gratae para los políticos y otros “estanqueros” de este país, intercambian impresiones e ideas sobre cómo podría concebirse un partido de no fumadores.
DÍA 1:
PANEL 1
Se me ha consultado para que manifieste mi parecer sobre la conveniencia o no de inscribir un partido político de no fumadores. No me habéis provisto de mucha información al respecto sobre la que trabajar. Diré qué me parece así a primera vista algo tan “inaudito”.
La idea de formar un partido me parece algo descabellada. Si de verdad fuese lo más efectivo, ¿No sería lógico que alguien se nos hubiera adelantado? Además tengo mis reservas en lo que a nuestro posible mercado electoral se refiere. Por una razón o por otra, me da la sensación de los hipotéticos votantes siempre encontrarían mil y una razones para votar a cualquier otro partido. Sin embargo, como he dicho, esto no son aún ni conjeturas, sólo primeras impresiones.
Tampoco veo clara la viabilidad de la inscripción en sí. Habría que evaluar cuanto dinero, cuanta gente y, sobre todo, cuanta motivación requeriría una empresa de esas magnitudes. No estoy por la labor de erigirme como uno de los promotores de la iniciativa pero podéis contar conmigo en lo que pueda ofreceros: algo de tiempo y dinero, pero no de actuación pública. Para eso estáis vosotros.
Espero no defraudaros con mi escepticismo. De todas maneras, no olvidéis que estoy aquí para me convenzáis. No para prejuzgar desde un primer momento.
PANEL 2
Algunas consideraciones:
Hay algunos que piensan que fundar un partido puede ser algo efectivo sólo a largo plazo, es decir, cuando ya tengamos una Ley como en Italia y la aplicación de medios sea efectiva, de modo que un partido gestionado de manera torpe podría ocasionar más perjuicio que beneficio a la causa. En un supuesto así, el Partido dejaría de tener sentido.
A eso tengo que responder primero que no veo que nuestros objetivos se vayan a conseguir tan pronto -ojala así fuese- y, segundo, que las organizaciones de la Sociedad Civil y el Partido no tienen que por qué ser uno sólo o depender la una del otro.
La decisión por nuestra parte de intentar formar un partido, no ha sido tomada a la ligera sino que ha sido el producto de una larga y profunda reflexión. No creo que sea contraproducente en ningún sentido embarcarnos en esta empresa tan ambiciosa, entre otras cosas porque el “no” a nuestras pretensiones ya lo tenemos de una manera o de otra; pero sobre todo porque, aunque la imagen que demos de cara al público pueda en algún momento parecer torpe, ingenua y desafortunada –debido a nuestra falta de experiencia principalmente-, la razón siempre estará de nuestra parte y lo más probable que puede ocurrir –si alguna influencia llegamos a tener- es que aceleremos la consecución de las metas sociales en cuestión.
Por otro lado, muchos piensan por la misma razón, que el partido podría tener una vida limitada a la consecución de esos objetivos tan concretos. Si el partido evoluciona, muta o desaparece, cualquiera de esas tres cosas se producirá como consecuencia de una buena noticia. De todas maneras, si la mayoría no cree que el partido deba tener unos objetivos tan específicos o limitados, por mi parte estoy dispuesto a debatir sobre la posibilidad de desarrollar un programa más extenso que abarque más áreas que las estrictamente relacionadas con el tabaco.
PANEL 3
Yo creo que lo que me comentaba mi padre el otro día sobre el tema era bastante sensato y lo podéis transmitir a la gente para justificar la constitución de un partido diferente:
“A los políticos les importa muy poco el problema. A ellos lo que les importa es seguir en el poder y seguir cobrando sus sueldos. Toda esa caterva de fumadores y borrachos son votantes al fin y al cabo. Así que toda esa blandenguería no es más que una manera de capear el temporal y no ganarse un fracaso electoral. Prefieren ir dejando pasar las cosas para ir sobrellevando los problemas en vez de atajarlos con soluciones drásticas pero justas. Es una gran verdad: gran parte de los comportamientos humanos se explican o por motivos de dinero, de poder o de sexo. Se nos quiere hacer creer que hay razones nobles y sensatas en lo que hacen o dejan de hacer, cuando no es más que hipocresía y demagogia pura y dura.”
DÍA 1:
PANEL 1
Se me ha consultado para que manifieste mi parecer sobre la conveniencia o no de inscribir un partido político de no fumadores. No me habéis provisto de mucha información al respecto sobre la que trabajar. Diré qué me parece así a primera vista algo tan “inaudito”.
La idea de formar un partido me parece algo descabellada. Si de verdad fuese lo más efectivo, ¿No sería lógico que alguien se nos hubiera adelantado? Además tengo mis reservas en lo que a nuestro posible mercado electoral se refiere. Por una razón o por otra, me da la sensación de los hipotéticos votantes siempre encontrarían mil y una razones para votar a cualquier otro partido. Sin embargo, como he dicho, esto no son aún ni conjeturas, sólo primeras impresiones.
Tampoco veo clara la viabilidad de la inscripción en sí. Habría que evaluar cuanto dinero, cuanta gente y, sobre todo, cuanta motivación requeriría una empresa de esas magnitudes. No estoy por la labor de erigirme como uno de los promotores de la iniciativa pero podéis contar conmigo en lo que pueda ofreceros: algo de tiempo y dinero, pero no de actuación pública. Para eso estáis vosotros.
Espero no defraudaros con mi escepticismo. De todas maneras, no olvidéis que estoy aquí para me convenzáis. No para prejuzgar desde un primer momento.
PANEL 2
Algunas consideraciones:
Hay algunos que piensan que fundar un partido puede ser algo efectivo sólo a largo plazo, es decir, cuando ya tengamos una Ley como en Italia y la aplicación de medios sea efectiva, de modo que un partido gestionado de manera torpe podría ocasionar más perjuicio que beneficio a la causa. En un supuesto así, el Partido dejaría de tener sentido.
A eso tengo que responder primero que no veo que nuestros objetivos se vayan a conseguir tan pronto -ojala así fuese- y, segundo, que las organizaciones de la Sociedad Civil y el Partido no tienen que por qué ser uno sólo o depender la una del otro.
La decisión por nuestra parte de intentar formar un partido, no ha sido tomada a la ligera sino que ha sido el producto de una larga y profunda reflexión. No creo que sea contraproducente en ningún sentido embarcarnos en esta empresa tan ambiciosa, entre otras cosas porque el “no” a nuestras pretensiones ya lo tenemos de una manera o de otra; pero sobre todo porque, aunque la imagen que demos de cara al público pueda en algún momento parecer torpe, ingenua y desafortunada –debido a nuestra falta de experiencia principalmente-, la razón siempre estará de nuestra parte y lo más probable que puede ocurrir –si alguna influencia llegamos a tener- es que aceleremos la consecución de las metas sociales en cuestión.
Por otro lado, muchos piensan por la misma razón, que el partido podría tener una vida limitada a la consecución de esos objetivos tan concretos. Si el partido evoluciona, muta o desaparece, cualquiera de esas tres cosas se producirá como consecuencia de una buena noticia. De todas maneras, si la mayoría no cree que el partido deba tener unos objetivos tan específicos o limitados, por mi parte estoy dispuesto a debatir sobre la posibilidad de desarrollar un programa más extenso que abarque más áreas que las estrictamente relacionadas con el tabaco.
PANEL 3
Yo creo que lo que me comentaba mi padre el otro día sobre el tema era bastante sensato y lo podéis transmitir a la gente para justificar la constitución de un partido diferente:
“A los políticos les importa muy poco el problema. A ellos lo que les importa es seguir en el poder y seguir cobrando sus sueldos. Toda esa caterva de fumadores y borrachos son votantes al fin y al cabo. Así que toda esa blandenguería no es más que una manera de capear el temporal y no ganarse un fracaso electoral. Prefieren ir dejando pasar las cosas para ir sobrellevando los problemas en vez de atajarlos con soluciones drásticas pero justas. Es una gran verdad: gran parte de los comportamientos humanos se explican o por motivos de dinero, de poder o de sexo. Se nos quiere hacer creer que hay razones nobles y sensatas en lo que hacen o dejan de hacer, cuando no es más que hipocresía y demagogia pura y dura.”
martes, mayo 29, 2007
¿A quién votan los no-fumadores?

A nadie. Votemos a quien votemos lo haremos a la Industria Tabaquera. Hoy por hoy es así. Ningún partido político en España está en disposición de defender nuestros intereses de una manera minimamente satisfactoria. De hecho, si no fuese por la presión externa (O.M.S y U.E.), las cosas irían de mal en peor indefinidamente para los que no queremos fumar de gorra.
Un estético ejemplo del compromiso moral de nuestra clase política en su lucha contra el tabaquismo, es la foto de estos sugerentes regalitos repartidos con tanta generosidad entre el vulgo que frecuentaba un mercadillo almeriense el sábado. Haciendo memoria, resulta obvio que nunca se acordó, como se pretendió hacer con la lucha antiterrorista en su momento, eso de no usar como arma política el tabaco. Pero da igual porque la intocabilidad del status económico del tabaco y el libre fumeteo en la hostelería se daban por descontados, tanto por el gobierno como por la oposición. La Industria Tabaquera y los fabricantes de mecheritos, por desgracia, son muy “amigos” de todos y cada uno de los partidos políticos.
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