Estos días leemos en la prensa noticias sobre cierta abominación que un tal Sheldon Adelson ha proyectado. Se trata de Eurovegas, una cidudad del vicio en pleno Madrid cuyo estudio de viabilidad se está perpetrando con el servil apoyo de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, la fumadora -y a mucha honra- Esperanza Aguirre. Ultimamente además se ha unido a la fiesta metiéndose también en el ajo su amiga la alcaldesa Ana Botella para sumar apoyos; otra fumadora compulsiva.
Mr. Adelson seguramente no ha visto en toda Europa y Norte de África un entorno político-administrativo tan corruptible y sobornable como el Gobierno de la CAM encabezado por Aguirre. Hace ya tiempo que están de negociaciones, por decir algo, lo cual no tranquiliza. Máxime cuando la Presidenta ha declarado con pasión, como si le fuese la vida en ello, que hará lo que sea para auspiciar el proyecto siempre que alguna de esas exigencias no vulnere sus principios, pero es que ella no tiene principios.
Decía que me resultaba impropio calificar a lo que están haciendo de "negociaciones" porque dado el contenido de los requisitos -entiéndase el mundo al revés, es decir, los requisitos que exige Mr. Adelson a la Administración y no viceversa-, más bien parecen las exigencias de un tirano o de alguien que se cree un Dios.
Lo inexplicable es, que para empezar, Esperanza Aguirre se crea lo de los 200.000 puestos de trabajo fijos que generará ese tinglado. Eso pasa por creerse aquello de que va a ser posible cambiar la legislación laboral, o la ley fiscal porque a este señor le interesa así; porque ha confundido a España con Uganda, Mozambique u otro país africano.
Pero la única explicación racional a esta manía de hacer un imposible debe de estar en su adicción al tabaco. Ya fue mentora hace unos años de uno de los bodrios legales más estrafalarios te todos los tiempos: el Decreto Antitabaco de la CAM. Estas parrafadas delataban sus ansias de que se fume más cantidad de tabaco y en más lugares. Yo lo que sospecho es que le va a decir a Adelson que, por mucho que le duela a ella, no puede suspender la aplicación del Estatuto de los Trabajadores, y tampoco las leyes fiscales y tributarias durante dos años para su negocio pero, !aleluya!, al menos sí les dejarán hacer la vista gorda con lo de fumar en todo Eurovegas, al menos mientras esté su Amigo el del Puro en el poder. Pues que no os quepa duda que es la mayor motivación que tiene Aguirre para que se construya una ciudad temática así: poder fumar en los casinos y los bares, ¿Y no es lógico pensar que uno de los patrocinadores de la empresa de Adelson no es una compañía tabaquera que ve una buena ocasión para orquestar una operación "Caballo de Troya" para que se vuelva a fumar en los bares de buena parte de España? Total, ya puestos a cambiar leyes...
En fin, Dios nos libre de este oprobio porque, aparte de las otras consideraciones, el fomento de la ludopatía solo trae prostitución, drogas y formas varias de delincuencia. Vamos, que de llevarse esto a cabo, en un futuro podremos ambientar en ese lugar películas de mafiosos con Robert de Niro, Ray Liotta, Joe Pesci y actores por el estilo.
sábado, enero 28, 2012
viernes, diciembre 02, 2011
Una cultura de la ventilación y la calidad del aire
En otro tiempo, se llegó a creer que las ratas aparecían en los hogares como resultado de la llamada “Generación Espontánea”. Eso fue hace demasiados años. Hasta no hace mucho, pese a los avances y descubrimientos científicos en microbiología, se seguía pensando que para coger un catarro podría faltar como requisito la exposición o preexistencia en el ambiente del virus en cuestión. Hoy sabemos que la generación espontánea no existe.
Pero es más, la mayoría de los casos de contagio de gripes y catarros no se dan entre los humanos cuando interactúan al aire libre mientras pasan frío. En realidad, pagamos un alto precio por guarecernos en entornos de arquitectura cerrada: la renovación del aire suele ser muy lenta, con lo que los virus y bacterias proliferan mientras nuestro tiempo de exposición a los mismos es irremediablemente mayor.
Dejando el riesgo biológico a un lado, tenemos el problema de los contaminantes que se producen como resultado de la actividad humana en los edificios: desde el producto de la transpiración hasta los humos del cocinado y, por supuesto, el de tabaco. A primeros de los noventa, la Industria Tabaquera, en un ejercicio de anticipación, comenzó a hablar del Síndrome del Edificio Enfermo, para culpar a la falta de ventilación en los edificios de ciertos cuadros patológicos que empezaban a presentar algunos empleados de oficinas, a la vez que excluía al humo de tabaco como factor determinante de la enfermedad.
La verdad es que si bien la ventilación en los edificios construidos hoy en día es deficiente a todas luces; el humo de tabaco siempre sobra y desluce una buena ventilación, a menos que se considere que el fin de la misma es poder fumar.
En la búsqueda de un confort fisiológico y psicológico óptimo, la arquitectura moderna ha venido apostando por estancias amplias, luminosas y bien ventiladas. Consecuentemente, el nuevo Código Técnico de Edificación que aún se está diseñando, establecerá unas especificaciones de obligado cumplimiento para las viviendas y edificios de nueva construcción, en las que se dará prioridad a la salubridad, a veces en detrimento del ahorro energético.
Pero la realidad a pié de calle es otra y la gente no se queja lo que debería porque la suciedad en el aire no se ve y no es tangible. De eso han estado aprovechándose la Industria Tabaquera y la Hostelería en sus ansias de ahorrar costes, y ello ha sido posible porque la aplicación práctica de las normas de ventilación, ya de por sí poco exigentes, no se ha llevado a efecto en muchos casos. También se han valido este tipo de empresarios de la nocturnidad para incumplir otras normas fundamentales en muchos locales de ocio -digamos pubes y discotecas-. Así, una concepción del éxito empresarial basado en el trato degradante a la masa consumidora ha dado lugar a que se lleve a cabo una política de hacinamiento en la gestión del negocio, excediendo límites de aforo con la displicencia de la Administración concedente. A esto se ha venido uniendo la superación del límite de decibelios con igual actitud al respecto por parte de las Autoridades Municipales.
Como se puede suponer, la situación en su conjunto ha tenido como colofón el exabrupto de fumar en el local, convirtiendo estos entornos en lugares infernales en términos de confort y salubridad.
Pero centrándonos en la calidad del aire, ¿se pueden hacer cosas para solucionarlo? Sí, a nivel personal en muchos casos basta con no hacer muchas cosas, es decir, no produciendo innecesariamente contaminación. Podemos instalar una campana extractora y usarla convenientemente cuando cocinamos; podemos diseñar un sistema de ventilación forzada que garantice la rápida renovación de aire en todas y cada una de las estancias en un edificio o nuestra vivienda etc., pero la solución depende del celo dedicado al respecto por parte de las administraciones.
Bebemos varias veces al día agua, y nos preocupamos de ingerirla limpia pero respiramos decenas de veces por minuto y no nos preocupa que el aire que va a nuestros pulmones esté sucio. Sin duda, existe un error de percepción de la realidad que nos impide ver la importancia de evitar la exposición a aire que está contaminado. Y no sólo encontramos este problema en el aire de espacios interiores. Este mal afecta por desgracia al propio aire exterior con el que se supone que debemos ventilar nuestros edificios; en muchos casos por la imposición caprichosa de la sociedad: Chimeneas de hogar, incendios forestales, quema de residuos agrícolas, quema en basureros municipales, sitemas de escape de gases defectuosos en motores de explosión, humo de tabaco etc. Igualmente, el ímpetu científico ha logrado que se dicten soluciones teóricas al respecto, como la Ley de Calidad del Aire. Sin embargo, la aplicación en España de este tipo de leyes, una vez más, sigue siendo sui generis.
Erróneamente, se ha venido pensando que la sociedad civil no puede hacer nada relevante respecto a este tema. Se ha pensado siempre que el principal y único contaminante es el derivado de la actividad industrial y sus productos. Pero el dar por sentado algo así nos ha llevado a obviar la cuantía residual de contaminación que más nos afecta a pié de calle; dentro de nuestras propias casas. Se ha venido desacreditando a las voces disidentes que mantenían un punto de vista complementario con la excusa de que la contaminación de la “atmósfera” es cosa de entes lejanos que se hallan fuera de nuestro alcance y que cuyo tratamiento es competencia de instancias superiores, quizá de aquellos que negocian el Protocolo de Kyoto; que solo hay que fiscalizar la actividad de las grandes refinerías, las plantas petroquímicas, el consumo de combustible para aviones y automóviles etc.
Pero señores, aunque la acumulación de CO2 en la atmósfera y sus consecuencias a medio-largo plazo son algo muy serio, el origen de la contaminación que más molesta y enferma en el tiempo vital la mayoría de los ciudadanos está y se produce en su propio entorno. ¿Alguien se ha dado cuenta de lo tóxico y molesto que es el humo de las chimeneas de los vecinos en invierno? ¿y el pestazo que a menudo proviene del basurero municipal? Hay que aplicar una regulación efectiva al respecto.
Pero es más, la mayoría de los casos de contagio de gripes y catarros no se dan entre los humanos cuando interactúan al aire libre mientras pasan frío. En realidad, pagamos un alto precio por guarecernos en entornos de arquitectura cerrada: la renovación del aire suele ser muy lenta, con lo que los virus y bacterias proliferan mientras nuestro tiempo de exposición a los mismos es irremediablemente mayor.
Dejando el riesgo biológico a un lado, tenemos el problema de los contaminantes que se producen como resultado de la actividad humana en los edificios: desde el producto de la transpiración hasta los humos del cocinado y, por supuesto, el de tabaco. A primeros de los noventa, la Industria Tabaquera, en un ejercicio de anticipación, comenzó a hablar del Síndrome del Edificio Enfermo, para culpar a la falta de ventilación en los edificios de ciertos cuadros patológicos que empezaban a presentar algunos empleados de oficinas, a la vez que excluía al humo de tabaco como factor determinante de la enfermedad.
La verdad es que si bien la ventilación en los edificios construidos hoy en día es deficiente a todas luces; el humo de tabaco siempre sobra y desluce una buena ventilación, a menos que se considere que el fin de la misma es poder fumar.
En la búsqueda de un confort fisiológico y psicológico óptimo, la arquitectura moderna ha venido apostando por estancias amplias, luminosas y bien ventiladas. Consecuentemente, el nuevo Código Técnico de Edificación que aún se está diseñando, establecerá unas especificaciones de obligado cumplimiento para las viviendas y edificios de nueva construcción, en las que se dará prioridad a la salubridad, a veces en detrimento del ahorro energético.
Pero la realidad a pié de calle es otra y la gente no se queja lo que debería porque la suciedad en el aire no se ve y no es tangible. De eso han estado aprovechándose la Industria Tabaquera y la Hostelería en sus ansias de ahorrar costes, y ello ha sido posible porque la aplicación práctica de las normas de ventilación, ya de por sí poco exigentes, no se ha llevado a efecto en muchos casos. También se han valido este tipo de empresarios de la nocturnidad para incumplir otras normas fundamentales en muchos locales de ocio -digamos pubes y discotecas-. Así, una concepción del éxito empresarial basado en el trato degradante a la masa consumidora ha dado lugar a que se lleve a cabo una política de hacinamiento en la gestión del negocio, excediendo límites de aforo con la displicencia de la Administración concedente. A esto se ha venido uniendo la superación del límite de decibelios con igual actitud al respecto por parte de las Autoridades Municipales.
Como se puede suponer, la situación en su conjunto ha tenido como colofón el exabrupto de fumar en el local, convirtiendo estos entornos en lugares infernales en términos de confort y salubridad.
Pero centrándonos en la calidad del aire, ¿se pueden hacer cosas para solucionarlo? Sí, a nivel personal en muchos casos basta con no hacer muchas cosas, es decir, no produciendo innecesariamente contaminación. Podemos instalar una campana extractora y usarla convenientemente cuando cocinamos; podemos diseñar un sistema de ventilación forzada que garantice la rápida renovación de aire en todas y cada una de las estancias en un edificio o nuestra vivienda etc., pero la solución depende del celo dedicado al respecto por parte de las administraciones.
Bebemos varias veces al día agua, y nos preocupamos de ingerirla limpia pero respiramos decenas de veces por minuto y no nos preocupa que el aire que va a nuestros pulmones esté sucio. Sin duda, existe un error de percepción de la realidad que nos impide ver la importancia de evitar la exposición a aire que está contaminado. Y no sólo encontramos este problema en el aire de espacios interiores. Este mal afecta por desgracia al propio aire exterior con el que se supone que debemos ventilar nuestros edificios; en muchos casos por la imposición caprichosa de la sociedad: Chimeneas de hogar, incendios forestales, quema de residuos agrícolas, quema en basureros municipales, sitemas de escape de gases defectuosos en motores de explosión, humo de tabaco etc. Igualmente, el ímpetu científico ha logrado que se dicten soluciones teóricas al respecto, como la Ley de Calidad del Aire. Sin embargo, la aplicación en España de este tipo de leyes, una vez más, sigue siendo sui generis.
Erróneamente, se ha venido pensando que la sociedad civil no puede hacer nada relevante respecto a este tema. Se ha pensado siempre que el principal y único contaminante es el derivado de la actividad industrial y sus productos. Pero el dar por sentado algo así nos ha llevado a obviar la cuantía residual de contaminación que más nos afecta a pié de calle; dentro de nuestras propias casas. Se ha venido desacreditando a las voces disidentes que mantenían un punto de vista complementario con la excusa de que la contaminación de la “atmósfera” es cosa de entes lejanos que se hallan fuera de nuestro alcance y que cuyo tratamiento es competencia de instancias superiores, quizá de aquellos que negocian el Protocolo de Kyoto; que solo hay que fiscalizar la actividad de las grandes refinerías, las plantas petroquímicas, el consumo de combustible para aviones y automóviles etc.
Pero señores, aunque la acumulación de CO2 en la atmósfera y sus consecuencias a medio-largo plazo son algo muy serio, el origen de la contaminación que más molesta y enferma en el tiempo vital la mayoría de los ciudadanos está y se produce en su propio entorno. ¿Alguien se ha dado cuenta de lo tóxico y molesto que es el humo de las chimeneas de los vecinos en invierno? ¿y el pestazo que a menudo proviene del basurero municipal? Hay que aplicar una regulación efectiva al respecto.
jueves, noviembre 24, 2011
Dificultades del Gobierno para cambiar la Ley o suavizar su aplicación
La desactivación del régimen sancionador desde las CCAA, que en su práctica totalidad serán gobernadas por el Partido Popular, es una de las amenazas que percibe el Movimiento Antitabaco cuando analiza el futuro de los nuevos mapas de poder político. Sabemos que el respeto a las Leyes del Tabaco aún no está consolidado del todo, y que la aplicación del respeto a la prohibición de fumar en la Hostelería en particular, tendrá que soportar una terrible "prueba de estrés" desde diferentes frentes. Aún hay demasiada gente que dedica sus esfuerzos día y noche a buscar a toda costa una vía que permita la vuelta del humo a la Hostelería. Sin embargo, pese a lo que algunos puedan temer, el nuevo gobierno, a lo sumo, sólo podrá modificar el régimen fiscal aplicado a la producción, comercio y venta de labores del tabaco por una serie de razones:
Porque si bien en el año 2005 existía una conciencia antitabaco muy débil superada por una defensa democrática y social del derecho a fumar en todas partes, hoy en día el panorama ha cambiado por completo y la opinión pública en general ha invertido su tendencia. Por tanto, para empezar, una posible flexibilización en lo que a la prohibición de fumar se refiere, desde la obetividad mayoritaria sería considerada como una medida "impopular".
Porque aún cuando la adicción del futuro presidente y su egoísta comodidad personal lo tentasen a introducir un forzado cambio en el texto legal, ni sus compañeros de partido, ni sus asesores técnicos, ni los informes de Sanidad y Economía y Hacienda, darían su visto bueno favorable. Mariano Rajoy siempre a presumido de ser prudente.
Porque ello supondría conceder argumentos innecesarios a la oposición que en su día aprobó la Ley para que llevasen a cabo una crítica feroz acusando al Gobierno de revanchismo político.
Porque se encontraría con el descontento generalizado de los síndicatos mayoritarios, quienes alineados con la oposición por la naturaleza de sus ideales, considerarían este cambio como un ataque a las condiciones laborales de los camareros que habían adquirido el derecho a trabajar en un entorno libre de humos. Harían ver que tal retroceso obedece al favor concedido a la patronal más caciquil.
Porque existen recomendaciones de la OMS y directivas a nivel europeo que marcan plazos, ya casi agotados, para generalizar los espacios cerrados libres de humo. La tendencia en el resto de países europeos es la misma.
Por estas mismas razones, igualmente, las CCAA en todo caso reforzarán la vigilancia si el gasto sanitario no para de subir y el impopular copago acecha. No les interesa volver atrás porque la puesta en práctica de una Ley en ese sentido, necesitaría un mayor despliegue de medios y personal para comprobar que unas hipotéticas salas de fumadores cumplen los requisitos técnicos exigidos, incrementándose así el gasto administrativo. No creo que las administraciones quieran volver a lidiar con hosteleros que piden indemnizaciones por las reformas realizadas, y aún no amortizadas, si la Ley volviese a cambiar cuando entrasen de nuevo los socialistas.
Entre los propios hosteleros la gran mayoría tampoco quiere volver a oir hablar de unos espacios para fumadores que podría obligarles llevar a cabo costosas reformas en sus locales si quieren protegerse de la competencia desleal.
Por estas razones y por alguna más que me habré dejado en el tintero, no creo que Mariano Rajoy se vaya a empeñar en volver al año 2005. Hacerlo no sería de persona juiciosa y delataría su vehemente adicción.
Porque si bien en el año 2005 existía una conciencia antitabaco muy débil superada por una defensa democrática y social del derecho a fumar en todas partes, hoy en día el panorama ha cambiado por completo y la opinión pública en general ha invertido su tendencia. Por tanto, para empezar, una posible flexibilización en lo que a la prohibición de fumar se refiere, desde la obetividad mayoritaria sería considerada como una medida "impopular".
Porque aún cuando la adicción del futuro presidente y su egoísta comodidad personal lo tentasen a introducir un forzado cambio en el texto legal, ni sus compañeros de partido, ni sus asesores técnicos, ni los informes de Sanidad y Economía y Hacienda, darían su visto bueno favorable. Mariano Rajoy siempre a presumido de ser prudente.
Porque ello supondría conceder argumentos innecesarios a la oposición que en su día aprobó la Ley para que llevasen a cabo una crítica feroz acusando al Gobierno de revanchismo político.
Porque se encontraría con el descontento generalizado de los síndicatos mayoritarios, quienes alineados con la oposición por la naturaleza de sus ideales, considerarían este cambio como un ataque a las condiciones laborales de los camareros que habían adquirido el derecho a trabajar en un entorno libre de humos. Harían ver que tal retroceso obedece al favor concedido a la patronal más caciquil.
Porque existen recomendaciones de la OMS y directivas a nivel europeo que marcan plazos, ya casi agotados, para generalizar los espacios cerrados libres de humo. La tendencia en el resto de países europeos es la misma.
Por estas mismas razones, igualmente, las CCAA en todo caso reforzarán la vigilancia si el gasto sanitario no para de subir y el impopular copago acecha. No les interesa volver atrás porque la puesta en práctica de una Ley en ese sentido, necesitaría un mayor despliegue de medios y personal para comprobar que unas hipotéticas salas de fumadores cumplen los requisitos técnicos exigidos, incrementándose así el gasto administrativo. No creo que las administraciones quieran volver a lidiar con hosteleros que piden indemnizaciones por las reformas realizadas, y aún no amortizadas, si la Ley volviese a cambiar cuando entrasen de nuevo los socialistas.
Entre los propios hosteleros la gran mayoría tampoco quiere volver a oir hablar de unos espacios para fumadores que podría obligarles llevar a cabo costosas reformas en sus locales si quieren protegerse de la competencia desleal.
Por estas razones y por alguna más que me habré dejado en el tintero, no creo que Mariano Rajoy se vaya a empeñar en volver al año 2005. Hacerlo no sería de persona juiciosa y delataría su vehemente adicción.
martes, noviembre 15, 2011
Rajoy el fumador
Hoy me he topado con uno de los ejercicios de seguidismo más patéticos de toda la Democracia. Tras leer esta noticia, en la que, quizá con algo de sensacionalismo, se revela que Ana Pastor apoya el desafortunado punto de vista de su Señor, punto de vista al que hice referencia en la entrada anterior. Esto no tendría tanta trascendencia si no fuese porque Ana Pastor probablemente vaya a ser nuestra futura Ministra de Sanidad, algo bastante alarmante por otra parte.
Comprobada la afición de nuestros populistas políticos al electoralismo irresponsable, no me extraña que ante una crisis de este calibre, últimamente se haya apostado en otros países por Gobiernos Técnicos -de tecnócratas-. Vistas ciertas actitudes, no veo al PP capacitado para arreglar el paro y la crisis; además nadie me asegura que la adicción permita a Rajoy recordarle que debería hacer caso a sus asesores y a los números que hablan del gasto sanitario. Pero su adicción exacerba su egoísmo y sólo puede hablar sobre el tema en primera persona con un "a mi la Ley actual no me gusta", como si su recalcitrante afición a la nicotina fuese común a la de todos los españoles.
Esto es algo que yo ya sabía, que mientras uno es esclavo de la nicotina difícilmente puede analizar de manera imparcial los pros y los contras de una política sanitaria determinada. Pero bueno, a eso por desgracia estamos demasiado acostumbrados, (creo que en toda la Democracia no hemos tenido a un solo presidente de gobierno que no fume), y la experiencia nos demuestra que cuando se trata de tabaco alguien que fuma trata de legislar en base a su comodidad personal, para poder fumar él por doquier y a bajo precio. Francamente, siendo esto así, en las papeletas donde figuran los candidatos el día de la votación, me gustaría que se detallase al lado de sus nombres y apellidos, si el candidato en cuestión es fumador o no; eso es algo que me interesa saber y ayudaría bastante a decidirme. Por otra parte, creo que también podría ser del interés de muchos otros votantes saber si un candidato es un adicto al cigarro (en EEUU lo es); creo que no tiene sentido que el 100% de los candidatos principales sean adictos a la nicotina mientras sólo el 30% de la población española lo es. Por lo tanto, si tan orgullosos están de fumar y de exhibir una supuesta identidad como fumadores que luchan por su libertad, constituyendo su adicción el eje central sus vidas, estos candidatos no son representativos de la sociedad. No pueden representar a la mayoría en España.
Pero de todas formas, por más vueltas que le damos, no entendemos cómo demonios se atreve el PP a hacer y sostener semejantes declaraciones, pues sólo veo que esa actitud puede hacerle perder un número importante de votos. Aunque es posible que estén tan seguros de su arrolladora victoria que hayan decidido despilfarrar unos cuantos cientos de miles de votos nada más que para celebrarlo, asegurándose así para el futuro el fácil aprovisionamiento y consumo de su dosis. O a lo mejor aspiran a parecerse a Grecia en todos los aspectos mientras se preparan para lo peor, pues allí la tasa de fumadores ronda el 45%, como en tantos otros países del tercer mundo.
Muchos pensarán ingenuamente que lo hace por algún motivo económico, al haber caído como víctima del séptimo mito de la Industria Tabaquera -el tabaco es bueno para la economía-, aunque creo que eso está superado en la teoría y en la práctica, según se demuestra en la experiencia del día a día y de los datos aportados por la propia hostelería, pero de la hostelería de verdad. Otros pensarán que se debe a la patronal y a la CEOE por principios pero qué va; dice esas cosas porque es un fumador de puros, sencillamente eso. Por último, también habrá quienes piensen que quiere desactivar la Ley por puro rebanchismo; porque le da rabia que sea una ley socialista y su aplicación, contra pronóstico, haya sido un éxito, porque la Ley del Tabaco sea uno de los logros sociales obtenidos en estos últimos años que quiere desarreglar ya que fue mérito de su adversario político. Pero no os engañéis, es sólo porque fuma puros porque si no, se habría estado calladito.
Comprobada la afición de nuestros populistas políticos al electoralismo irresponsable, no me extraña que ante una crisis de este calibre, últimamente se haya apostado en otros países por Gobiernos Técnicos -de tecnócratas-. Vistas ciertas actitudes, no veo al PP capacitado para arreglar el paro y la crisis; además nadie me asegura que la adicción permita a Rajoy recordarle que debería hacer caso a sus asesores y a los números que hablan del gasto sanitario. Pero su adicción exacerba su egoísmo y sólo puede hablar sobre el tema en primera persona con un "a mi la Ley actual no me gusta", como si su recalcitrante afición a la nicotina fuese común a la de todos los españoles.
Esto es algo que yo ya sabía, que mientras uno es esclavo de la nicotina difícilmente puede analizar de manera imparcial los pros y los contras de una política sanitaria determinada. Pero bueno, a eso por desgracia estamos demasiado acostumbrados, (creo que en toda la Democracia no hemos tenido a un solo presidente de gobierno que no fume), y la experiencia nos demuestra que cuando se trata de tabaco alguien que fuma trata de legislar en base a su comodidad personal, para poder fumar él por doquier y a bajo precio. Francamente, siendo esto así, en las papeletas donde figuran los candidatos el día de la votación, me gustaría que se detallase al lado de sus nombres y apellidos, si el candidato en cuestión es fumador o no; eso es algo que me interesa saber y ayudaría bastante a decidirme. Por otra parte, creo que también podría ser del interés de muchos otros votantes saber si un candidato es un adicto al cigarro (en EEUU lo es); creo que no tiene sentido que el 100% de los candidatos principales sean adictos a la nicotina mientras sólo el 30% de la población española lo es. Por lo tanto, si tan orgullosos están de fumar y de exhibir una supuesta identidad como fumadores que luchan por su libertad, constituyendo su adicción el eje central sus vidas, estos candidatos no son representativos de la sociedad. No pueden representar a la mayoría en España.
Pero de todas formas, por más vueltas que le damos, no entendemos cómo demonios se atreve el PP a hacer y sostener semejantes declaraciones, pues sólo veo que esa actitud puede hacerle perder un número importante de votos. Aunque es posible que estén tan seguros de su arrolladora victoria que hayan decidido despilfarrar unos cuantos cientos de miles de votos nada más que para celebrarlo, asegurándose así para el futuro el fácil aprovisionamiento y consumo de su dosis. O a lo mejor aspiran a parecerse a Grecia en todos los aspectos mientras se preparan para lo peor, pues allí la tasa de fumadores ronda el 45%, como en tantos otros países del tercer mundo.
Muchos pensarán ingenuamente que lo hace por algún motivo económico, al haber caído como víctima del séptimo mito de la Industria Tabaquera -el tabaco es bueno para la economía-, aunque creo que eso está superado en la teoría y en la práctica, según se demuestra en la experiencia del día a día y de los datos aportados por la propia hostelería, pero de la hostelería de verdad. Otros pensarán que se debe a la patronal y a la CEOE por principios pero qué va; dice esas cosas porque es un fumador de puros, sencillamente eso. Por último, también habrá quienes piensen que quiere desactivar la Ley por puro rebanchismo; porque le da rabia que sea una ley socialista y su aplicación, contra pronóstico, haya sido un éxito, porque la Ley del Tabaco sea uno de los logros sociales obtenidos en estos últimos años que quiere desarreglar ya que fue mérito de su adversario político. Pero no os engañéis, es sólo porque fuma puros porque si no, se habría estado calladito.
domingo, noviembre 13, 2011
La adicción de Rajoy
Un periodista tiene la inoportuna idea de preguntarle a Rajoy si cambiará la Ley, y claro, la lía parda. Eso es un asunto muy delicado ya que la nueva conciencia aún está en fase de consolidación. El candidato por el Partido Popular, como buen fumador de puros que es, barre para su casa y piensa, ¿qué es lo que a mi me gustaría? y se responde así mismo: "si a mi me gusta el humo de los puros, el humo de los puros le gusta al resto de la humanidad".
Y así fue como contestó. Pensó que era verdad lo que decían la FEHR y el Club más Tolerante de toda España, que la reforma 42/2010 no la había demandado la sociedad. Poco después todos pudimos comprobar que las cosas habían cambiado y la reforma terminó siendo un éxito ante su incredulidad (a decir verdad quizá una de las poquísimas cosas que no ha hecho mal el PSOE). Pero Rajoy, como buen conservadurista, no ha cambiado; sigue siendo un adicto a los vicios de los que antes adolecía.
Y no es sólo que sea un adicto a la nicotina, con lo cual, desde mi punto de vista ya queda totalmente inutilizado para ejercer cualquier tipo de cargo público; sino que además es un ignorante con respecto a este tema y no sé si sus asesores conseguirán sacarlo de su error intelectual. La experiencia me demuestra que la insensatez de un adicto a la nicotina no conoce límites.
Aunque es poco probable, cabe alguna posibilidad de que una cabezonería por parte de este señor de pocas miras pueda dar al traste con los avances en lucha antitabaco habidos en las últimas tres décadas en España, porque este señor quiere seguir fumando en los bares incordiando con el asqueroso humo de su puro y sentirse acompañado durante sus gamberradas. Como la experiencia me demuestra que los intereses personales son muy puñeteros para estas cosas, pues yo no me fio, y como no me fio, no quiero que recaiga sobre mi conciencia el error de haber votado a un carca ignorante que parece salido de la decadencia decimonónica, como si de un castellano viejo si tratase.
En fin, que como la economía va ir igual de mal con este señor que con el anterior, al menos en cuanto a las intenciones en temas de moralidad, principios y progreso social van a seguir siendo más de mi gusto las del PSOE o las de cualquier partido de izquierdas. Pero todo eso me da un poco igual porque yo, si no hubiese dicho nada Rajoy respecto al tema, sencillamente no me habría molestado en ir a votar y punto. Pero siendo así, voy a votar a lo que más le pueda molestar (ya veré) y, además estoy tratando de convencer a mis compañeros de causa, familiares y otros de mi círculo de amistades para no lo voten. Mi aportación será escasa; es posible que no evite la mayoría absoluta de Rajoy pero al menos le quitaré unas pocas decenas de votos y, aunque sean una veintena, con esos, que ya no cuente.
Y así fue como contestó. Pensó que era verdad lo que decían la FEHR y el Club más Tolerante de toda España, que la reforma 42/2010 no la había demandado la sociedad. Poco después todos pudimos comprobar que las cosas habían cambiado y la reforma terminó siendo un éxito ante su incredulidad (a decir verdad quizá una de las poquísimas cosas que no ha hecho mal el PSOE). Pero Rajoy, como buen conservadurista, no ha cambiado; sigue siendo un adicto a los vicios de los que antes adolecía.
Y no es sólo que sea un adicto a la nicotina, con lo cual, desde mi punto de vista ya queda totalmente inutilizado para ejercer cualquier tipo de cargo público; sino que además es un ignorante con respecto a este tema y no sé si sus asesores conseguirán sacarlo de su error intelectual. La experiencia me demuestra que la insensatez de un adicto a la nicotina no conoce límites.
Aunque es poco probable, cabe alguna posibilidad de que una cabezonería por parte de este señor de pocas miras pueda dar al traste con los avances en lucha antitabaco habidos en las últimas tres décadas en España, porque este señor quiere seguir fumando en los bares incordiando con el asqueroso humo de su puro y sentirse acompañado durante sus gamberradas. Como la experiencia me demuestra que los intereses personales son muy puñeteros para estas cosas, pues yo no me fio, y como no me fio, no quiero que recaiga sobre mi conciencia el error de haber votado a un carca ignorante que parece salido de la decadencia decimonónica, como si de un castellano viejo si tratase.
En fin, que como la economía va ir igual de mal con este señor que con el anterior, al menos en cuanto a las intenciones en temas de moralidad, principios y progreso social van a seguir siendo más de mi gusto las del PSOE o las de cualquier partido de izquierdas. Pero todo eso me da un poco igual porque yo, si no hubiese dicho nada Rajoy respecto al tema, sencillamente no me habría molestado en ir a votar y punto. Pero siendo así, voy a votar a lo que más le pueda molestar (ya veré) y, además estoy tratando de convencer a mis compañeros de causa, familiares y otros de mi círculo de amistades para no lo voten. Mi aportación será escasa; es posible que no evite la mayoría absoluta de Rajoy pero al menos le quitaré unas pocas decenas de votos y, aunque sean una veintena, con esos, que ya no cuente.
martes, noviembre 08, 2011
La cantante Bebe
Es un problemazo para esto de la lucha antitabaco tener que aguantar intelectualoides y artistas que no consiguen salir de su error. Hablo de estos que quieren promocionar entre sus fanes o seguidores un estilo de vida aún sabiendo que insultan a la humanidad.
Ello sería entendible si la razón se fundamentase en intereses dinerarios personales o de terceros cercanos. Pero hacerles un favor a vendedores que no comparten ningún lazo de afininidad o consanguinidad es realmente de estúpidos.
Cada vez me cabe menos duda de que el consumo de cualquier droga de estas ocasiona lesiones irreversibles en la capacidad de razocinio de la gente. Si no, es inexplicable.
La cantante Bebe, afectada por una enfermedad semejante a la de Fito Cabrales se ha convertido en la enésima apóloga del tabaquismo. Si hace algún tiempo prometía con orgullo no dejar de fumar durante su embarazo, ahora, esta enamorada del pitillo no se conforma con seguir en sus trece sin más. Ha creído conveniente componer e interpretar su “Himno al Fumador”. Y todo porque a ella le molesta no poder molestar en todas partes y cuando le dé la gana.
Ello sería entendible si la razón se fundamentase en intereses dinerarios personales o de terceros cercanos. Pero hacerles un favor a vendedores que no comparten ningún lazo de afininidad o consanguinidad es realmente de estúpidos.
Cada vez me cabe menos duda de que el consumo de cualquier droga de estas ocasiona lesiones irreversibles en la capacidad de razocinio de la gente. Si no, es inexplicable.
La cantante Bebe, afectada por una enfermedad semejante a la de Fito Cabrales se ha convertido en la enésima apóloga del tabaquismo. Si hace algún tiempo prometía con orgullo no dejar de fumar durante su embarazo, ahora, esta enamorada del pitillo no se conforma con seguir en sus trece sin más. Ha creído conveniente componer e interpretar su “Himno al Fumador”. Y todo porque a ella le molesta no poder molestar en todas partes y cuando le dé la gana.
domingo, octubre 09, 2011
Muerte del fumador social y las ansias de reanimación
Hace unos años, en esos tiempos de oprobio que perduraron hasta el 2 de enero de este año, campaba a sus anchas el tipo de ciudadano más odioso y detestable que recuerdo. Era el tipo de sujeto cobarde y mezquino que más se extendía por nuestra geografía social. Para los de nuestro movimiento, era la típica mosca cojonera que, sin pedirle vela en este entierro estaba ahí para proteger de nuestros ataques la persistencia de los ambientes hipóxicos. Ese que, con una forzada seguridad discursiva, conseguía convencer a los contertulios de la hora del desayuno en tu trabajo o en la barra del bar para que siguiesen defendiendo el status quo anterior. Como ya imagináis, blandía su punto de vista, alejándolo de cualquier sospecha de los incautos con el "y esto lo digo yo, alguien al que debería darle igual porque no fumo". Así conseguía dotar a su discurso de un aire de imparcialidad. Básicamente, insistía en que se había establecido una persecución a un colectivo determinado en base a intereses políticos y que los fumadores debían también tener su espacio; por supuesto también hacía uso del resto del argumentario clásico.
A diferencia de otros disculpables, éste se declaraba no-adicto a la nicotina, definiéndose como usuario casual y responsable del tabaco, es decir, como fumador social. Y ciertamente era así porque de hecho, estaba claro que no fumaba en su casa o paseando por la calle. Es más, no fumaba entre semana. Podía estar así hasta que asistiese el sábado a la boda o saliese de marcha. Visto desde nuestro punto de vista, era el fumador que solo fumaba donde podía molestar, en eventos sociales donde tenía la posibilidad de incordiar a desconocidos. Por el contrario, en la intimidad o en la calle, donde no podía molestar, no le interesaba fumar.
El que he descrito en el párrafo anterior era un subtipo de fumador social. El otro subtipo no fumaba en absoluto pero, inexplicablemente, le molestaba que no se fumase en todas partes aduciendo razones de paz social y moralidad. Sí, habéis leído bien: también le molestaba que no se fumase. La actitud de estos sujetos, hoy denostados, era especialmente deleznable porque actuaban de la manera más cobarde. Desde la evasión, ellos trataban de autoconvencerse de que, como a ellos no les molestaba el humo, el humo no le molestaba al resto de la humanidad y, si a alguno en particular le molestaba, este era la excepción impertinente que confirmaba la regla, pasando a a ser el enemigo a batir tuviese éste razón o no, por el simple hecho de que pensaba que era minoría y que su pulso social era más débil. No era un romántico precisamente; no era hincha del humilde equipo de su ciudad natal, sino del Madrid o del Barça porque son los que siempre ganan, aunque no le gustase el futbol. Él siempre se apuntaba a caballo ganador sin atender a otro tipo de cuestiones.
Pero su proliferación recibió un duro golpe tras el dos de enero. Al dejar claro la Ley que no se puede fumar en estancias cerradas frecuentadas por el público las tornas cambiaron y este tipo de fumadores sólo pudo guardar silencio o cambiarse de bando. Ya se mostraba menos gallito en las discusiones de bares o, directamente, había cambiando de bando, haciéndose pasar por un antiguo damnificado durante el status anterior. En otros casos, su conversión fue sincera. Pero de cualquier forma, el discurso general muestra que la razón ya ha pasado a ser patrimonio de la mayoría.
Por otra parte, pese a la evolución general de la sociedad que se va concienciando para sorpresa de los políticos, éstos parecen ir a remolque. Parece como si, para su sorpresa, los ciudadanos hubiesen gestionado la nueva situación con más rigor y entusiasmo que ellos mismos. Como si dijesen "ya era hora, ¿cómo habéis tardado tanto en sacar esta ley?
Y sin embargo, nuestro Gobierno continua decepcionando, sin dar el golpe de gracia al fumador social, a ese que ve bien que se fume. Sigue en sus trece facilitando el acceso al tabaco a través de la liberalización de la venta; Sigue sin subir los impuestos hasta acercar su precio final al de Europa y sin homogeneizar el régimen fiscal canario con el peninsular; sigue sin desbloquear la emisión de campañas antitabaco por TVE etc. Sigue sin hacer cosas que se tenían que haber hecho.
Me parece insultante la actitud del Gobierno que solo encuentra una explicación: las ansias de reflotar el negocio tabaquero en detrimento de la Salud Pública, tal y como lo ha demostrado eliminando la regulación de la venta de tabaco en gran parte de establecimientos comerciales mediante orden ministerial.
Esto es como si un retén de extinción de incendios ha conseguido apagar un fuego y de pronto intenta reavivar las ascuas conectando un soplador. Lo mismo. Por fortuna, la sociedad no lo va a permitir.
A diferencia de otros disculpables, éste se declaraba no-adicto a la nicotina, definiéndose como usuario casual y responsable del tabaco, es decir, como fumador social. Y ciertamente era así porque de hecho, estaba claro que no fumaba en su casa o paseando por la calle. Es más, no fumaba entre semana. Podía estar así hasta que asistiese el sábado a la boda o saliese de marcha. Visto desde nuestro punto de vista, era el fumador que solo fumaba donde podía molestar, en eventos sociales donde tenía la posibilidad de incordiar a desconocidos. Por el contrario, en la intimidad o en la calle, donde no podía molestar, no le interesaba fumar.
El que he descrito en el párrafo anterior era un subtipo de fumador social. El otro subtipo no fumaba en absoluto pero, inexplicablemente, le molestaba que no se fumase en todas partes aduciendo razones de paz social y moralidad. Sí, habéis leído bien: también le molestaba que no se fumase. La actitud de estos sujetos, hoy denostados, era especialmente deleznable porque actuaban de la manera más cobarde. Desde la evasión, ellos trataban de autoconvencerse de que, como a ellos no les molestaba el humo, el humo no le molestaba al resto de la humanidad y, si a alguno en particular le molestaba, este era la excepción impertinente que confirmaba la regla, pasando a a ser el enemigo a batir tuviese éste razón o no, por el simple hecho de que pensaba que era minoría y que su pulso social era más débil. No era un romántico precisamente; no era hincha del humilde equipo de su ciudad natal, sino del Madrid o del Barça porque son los que siempre ganan, aunque no le gustase el futbol. Él siempre se apuntaba a caballo ganador sin atender a otro tipo de cuestiones.
Pero su proliferación recibió un duro golpe tras el dos de enero. Al dejar claro la Ley que no se puede fumar en estancias cerradas frecuentadas por el público las tornas cambiaron y este tipo de fumadores sólo pudo guardar silencio o cambiarse de bando. Ya se mostraba menos gallito en las discusiones de bares o, directamente, había cambiando de bando, haciéndose pasar por un antiguo damnificado durante el status anterior. En otros casos, su conversión fue sincera. Pero de cualquier forma, el discurso general muestra que la razón ya ha pasado a ser patrimonio de la mayoría.
Por otra parte, pese a la evolución general de la sociedad que se va concienciando para sorpresa de los políticos, éstos parecen ir a remolque. Parece como si, para su sorpresa, los ciudadanos hubiesen gestionado la nueva situación con más rigor y entusiasmo que ellos mismos. Como si dijesen "ya era hora, ¿cómo habéis tardado tanto en sacar esta ley?
Y sin embargo, nuestro Gobierno continua decepcionando, sin dar el golpe de gracia al fumador social, a ese que ve bien que se fume. Sigue en sus trece facilitando el acceso al tabaco a través de la liberalización de la venta; Sigue sin subir los impuestos hasta acercar su precio final al de Europa y sin homogeneizar el régimen fiscal canario con el peninsular; sigue sin desbloquear la emisión de campañas antitabaco por TVE etc. Sigue sin hacer cosas que se tenían que haber hecho.
Me parece insultante la actitud del Gobierno que solo encuentra una explicación: las ansias de reflotar el negocio tabaquero en detrimento de la Salud Pública, tal y como lo ha demostrado eliminando la regulación de la venta de tabaco en gran parte de establecimientos comerciales mediante orden ministerial.
Esto es como si un retén de extinción de incendios ha conseguido apagar un fuego y de pronto intenta reavivar las ascuas conectando un soplador. Lo mismo. Por fortuna, la sociedad no lo va a permitir.
jueves, septiembre 22, 2011
Fumar ya no tiene gracia
Últimamente he escudriñado algunos episodios de una serie de Televisión Española ambientada en la Guerra Civil llamada "Plaza de España"; más que nada con propósitos censores. Pensaba que, como solía pasar siempre, la serie era una excusa más, otro reclamo para que viésemos a gente fumando sin venir a cuento pero no ha sido así. Episodio tras episodio, sin dar crédito a mis ojos, veo cómo se va practicando la abstinencia tabaquil en la recreación de un mundo donde el humo no tiene cabida. A diferencia de una película sobre la que hablé hace tiempo, aquí el mérito radica en dos puntos añadidos: lo primero es que hablamos de una producción española y, lo segundo, es que está ambientada en una época en la que se fumaba. Aunque con lo primero habría sido en otro tiempo suficiente excusa para que se fumase ubicua y arbitrariamente en el plató, aún tratándose de una serie futurista o de ciencia ficción.
La temática es abordada en clave de humor y, en algún momento esperaba encontrar a algún personaje haciéndose el gracioso a base de provocar humaredas con la quema de cilindros de papel pero, como he dicho, aún eso no ha sucedido. Parece que, a diferencia de otras veces, a los productores o los directores de la serie, fumar ya no les hace gracia.
¿Esta serie puede ser pionera en un cambio de tendencia? Eso espero. Es posible que se haya querido diferenciar de otra serie que, ambientada en la misma época, es un dramón histórico, "Fumar en Tiempos Revueltos". En esta serie, que bien podría considerarse como perteneciente al género de terror, la omnipresencia del humazo de tabaco en la pantalla resta luz a los focos hasta tal punto que, cuando lo vemos por la grisacea pantalla, pesa, agobia y desagrada. Llegan a dar innecesaria dentera esas inspiraciones tan profundas para sorber hasta la última partícula de humo de cigarro.
En mi opinión, la representación visual del acto de fumar sobra en el 99% de las casos; no es necesaria para contar una historia ni útil para una ambientación de época. Si se sabe que se fumaba pues bueno, se fumaba, pero, ¿qué necesidad hay de plasmar una y otra vez el acto concreto de fumar? No veo que eso revista interés filmográfico alguno. Además lo considero de especial mal gusto. Es demasiado parafílico y escatológico para mi sensibilidad. Creo que por esa misma época mucha gente se metía el dedo en la nariz y, sin embargo, esto no se ve plasmado en la serie, pues esto lo mismo.
A ver si cala entre el público la necesidad de evitar las escenas de tabaco en pantalla y, por supuesto, si el Estado ayuda imponiendo tasas disuasorias a las productoras que decidan incluir escenas de tabaco en sus series y películas será algo positivo para la mejora de la salud pública. Esa política no perjudiacará en absoluto la calidad de la obra, ni vulnerará el derecho a la libertad de expresión y artística, ni rollos macabeos de esos. En el peor de los casos sólo supondrá que a la Industria Tabaquera le cueste más caro patrocinar arte; simplemente eso.
La temática es abordada en clave de humor y, en algún momento esperaba encontrar a algún personaje haciéndose el gracioso a base de provocar humaredas con la quema de cilindros de papel pero, como he dicho, aún eso no ha sucedido. Parece que, a diferencia de otras veces, a los productores o los directores de la serie, fumar ya no les hace gracia.
¿Esta serie puede ser pionera en un cambio de tendencia? Eso espero. Es posible que se haya querido diferenciar de otra serie que, ambientada en la misma época, es un dramón histórico, "Fumar en Tiempos Revueltos". En esta serie, que bien podría considerarse como perteneciente al género de terror, la omnipresencia del humazo de tabaco en la pantalla resta luz a los focos hasta tal punto que, cuando lo vemos por la grisacea pantalla, pesa, agobia y desagrada. Llegan a dar innecesaria dentera esas inspiraciones tan profundas para sorber hasta la última partícula de humo de cigarro.
En mi opinión, la representación visual del acto de fumar sobra en el 99% de las casos; no es necesaria para contar una historia ni útil para una ambientación de época. Si se sabe que se fumaba pues bueno, se fumaba, pero, ¿qué necesidad hay de plasmar una y otra vez el acto concreto de fumar? No veo que eso revista interés filmográfico alguno. Además lo considero de especial mal gusto. Es demasiado parafílico y escatológico para mi sensibilidad. Creo que por esa misma época mucha gente se metía el dedo en la nariz y, sin embargo, esto no se ve plasmado en la serie, pues esto lo mismo.
A ver si cala entre el público la necesidad de evitar las escenas de tabaco en pantalla y, por supuesto, si el Estado ayuda imponiendo tasas disuasorias a las productoras que decidan incluir escenas de tabaco en sus series y películas será algo positivo para la mejora de la salud pública. Esa política no perjudiacará en absoluto la calidad de la obra, ni vulnerará el derecho a la libertad de expresión y artística, ni rollos macabeos de esos. En el peor de los casos sólo supondrá que a la Industria Tabaquera le cueste más caro patrocinar arte; simplemente eso.
lunes, septiembre 19, 2011
¿Por qué?
De casualidad me he enterado de esta noticia. Ahora, este Gobierno que parecía haber cambiado su actitud tras la reforma 42/10, tras la sorprendente diligencia de Trinidad Jiménez y la política de continuidad de Leyre Pajín que obró el milagro; pero era todo una ilusión pues Zapatero y otros altos cargos del Gobierno no han dejado de fumar y eso lastra, tal y como ahora se manifiesta.
Como bien dice el artículo, llama la atención la forma jurídica mediante la que se ha perpetrado el ultraje a los intereses de la sociedad y su salud. De la noche a la mañana, nos encontramos con que el Gobierno, con alevoso sigilo, ha dictado un Decreto-Ley, que en la practica dejará vía libre a la venta abusiva y descontrolada de tabaco por doquier. Hasta la aprobación de la Ley que nos permitió algo tan de cajón como poder disfrutar de los espacios sin humo en los bares, el trámite legislativo tuvo que pasar por un larguísimo y tortuoso proceso que se dilató durante años. Era como si no se terminase de pedir disculpas a no se sabe qué o quién; como si se tratase de justificar un terrible recorte de un supuesto derecho inalienable a fumar ubicuamente.
Y sin embargo, ahora llega el Ministro de Industria y, valiéndose de un Decreto-Ley (leyes que se dictan por el Gobierno en base a razones de urgencia debidamente justificadas), dicho y hecho. Algo tan serio como eliminar la regulación de la venta de tabaco, aplicando parámetros liberales, es planteada y aprobada a la primera de cambio ni más ni menos que por este gobierno socialista.
La cuestión es por qué ha hecho eso, si la ciudadanía no demandaba comprar tabaco en más sitios porque ahora está más ocupada intentando quitarse. ¿Para recaudar? no creo que sean tan tontos como para recaudar una cantidad que lleva aparejada otra tres veces superior en gasto sanitario.
El Ministro José Blanco dice que es para acabar con la discriminación en lo que a derechos de venta en las tiendas se refiere pero, ¿tanto se habían quejado los tenderos?. Además podían haber eliminado la alegada discriminación de la otra manera, es decir, permitiendo la venta única y exclusivamente en los estancos si es verdad que la venta de tabaco en sí apenas deja beneficios a los tenderos. De hecho, en cuanto al consumo, siguiendo la lógica, también podían haber evitado la "discriminación" que sufren el resto de los locales de ocio, hostelería y restauración con respecto a lo clubes de fumadores, permitiendo fumar en todos sitios por igual, ¿o no? ¿o ya lo tienen pensado y va a ser lo próximo que se va a aprobar mañana mediante orden ministerial?
El titular habla de que se "puentea" a la Ministra de Sanidad y está en lo cierto. No se ha solicitado informe de impacto sanitario porque éste no iba a ser favorable precisamente. Es evidente que a mayor facilidad de acceso al tabaco, más enganchados a la nicotina. En definitiva "puentea" a Sanidad y "putea" al ciudadano que, o no fuma, o quiere dejarlo.
Me llama la atención en el artículo la conclusión del periodista "La decisión del ejecutivo echa por tierra, además, las millonarias campañas contra el tabaquismo emprendidas por Sanidad en los últimos tiempos". Me extraña mucho eso que dice pues yo no veo los resultados del gasto al que alude, porque ni yo ni nadie hemos visto esas campañas por televisión y las referencias en prensa no me consta que, si las hay, acarreen tantos costes de publicación. Quizá convendría estudiar de manera exhaustiva el capítulo de gastos correspondiente de los Presupuestos Generales del Estado para estos últimos años, desde 2008; pues si tanto dinero se destina a esas campañas, o se ha malversado o finalmente ese dinero se ha destinado a otra cosa.
Mi frívola opinión es la de siempre; no soy tan incoherente como el Gobierno actual. Me gusta la simetría y la proporcionalidad y, si cada vez se puede fumar en menos sitios y queremos que esa tendencia prosiga, lo lógico es que cada vez se venda tabaco en menos sitios. No se debe reconocer al tabaco como "bien de consumo" (por llamarlo de alguna manera) con relevancia económica, ni como reclamo para la venta. A estas alturas me parece ya infantil esa concepción. En cuanto a la discriminación, eso sí que es un argumento disparatado. No he visto nunca a un ferretero que se sienta discriminado porque no puede vender medicamentos para el dolor de cabeza en su tienda; ni he visto a panaderías quejarse de que no les permiten vender quinielas e impresos de certificados médicos. Si ya teníamos casi asumido que el tabaco es mejor comprarlo en el estanco y punto, ¿a qué viene esto?
Para terminar, a mí me parece que esta iniciativa ha venido determinada por el síndrome de abstinencia del Señor Rodríguez Zapatero o algún otro alto cargo adicto al cigarro, quien habrá impulsado esta norma pensando en su comodidad personal a la hora de adquirir tabaco. No hay otra explicación.
Como bien dice el artículo, llama la atención la forma jurídica mediante la que se ha perpetrado el ultraje a los intereses de la sociedad y su salud. De la noche a la mañana, nos encontramos con que el Gobierno, con alevoso sigilo, ha dictado un Decreto-Ley, que en la practica dejará vía libre a la venta abusiva y descontrolada de tabaco por doquier. Hasta la aprobación de la Ley que nos permitió algo tan de cajón como poder disfrutar de los espacios sin humo en los bares, el trámite legislativo tuvo que pasar por un larguísimo y tortuoso proceso que se dilató durante años. Era como si no se terminase de pedir disculpas a no se sabe qué o quién; como si se tratase de justificar un terrible recorte de un supuesto derecho inalienable a fumar ubicuamente.
Y sin embargo, ahora llega el Ministro de Industria y, valiéndose de un Decreto-Ley (leyes que se dictan por el Gobierno en base a razones de urgencia debidamente justificadas), dicho y hecho. Algo tan serio como eliminar la regulación de la venta de tabaco, aplicando parámetros liberales, es planteada y aprobada a la primera de cambio ni más ni menos que por este gobierno socialista.
La cuestión es por qué ha hecho eso, si la ciudadanía no demandaba comprar tabaco en más sitios porque ahora está más ocupada intentando quitarse. ¿Para recaudar? no creo que sean tan tontos como para recaudar una cantidad que lleva aparejada otra tres veces superior en gasto sanitario.
El Ministro José Blanco dice que es para acabar con la discriminación en lo que a derechos de venta en las tiendas se refiere pero, ¿tanto se habían quejado los tenderos?. Además podían haber eliminado la alegada discriminación de la otra manera, es decir, permitiendo la venta única y exclusivamente en los estancos si es verdad que la venta de tabaco en sí apenas deja beneficios a los tenderos. De hecho, en cuanto al consumo, siguiendo la lógica, también podían haber evitado la "discriminación" que sufren el resto de los locales de ocio, hostelería y restauración con respecto a lo clubes de fumadores, permitiendo fumar en todos sitios por igual, ¿o no? ¿o ya lo tienen pensado y va a ser lo próximo que se va a aprobar mañana mediante orden ministerial?
El titular habla de que se "puentea" a la Ministra de Sanidad y está en lo cierto. No se ha solicitado informe de impacto sanitario porque éste no iba a ser favorable precisamente. Es evidente que a mayor facilidad de acceso al tabaco, más enganchados a la nicotina. En definitiva "puentea" a Sanidad y "putea" al ciudadano que, o no fuma, o quiere dejarlo.
Me llama la atención en el artículo la conclusión del periodista "La decisión del ejecutivo echa por tierra, además, las millonarias campañas contra el tabaquismo emprendidas por Sanidad en los últimos tiempos". Me extraña mucho eso que dice pues yo no veo los resultados del gasto al que alude, porque ni yo ni nadie hemos visto esas campañas por televisión y las referencias en prensa no me consta que, si las hay, acarreen tantos costes de publicación. Quizá convendría estudiar de manera exhaustiva el capítulo de gastos correspondiente de los Presupuestos Generales del Estado para estos últimos años, desde 2008; pues si tanto dinero se destina a esas campañas, o se ha malversado o finalmente ese dinero se ha destinado a otra cosa.
Mi frívola opinión es la de siempre; no soy tan incoherente como el Gobierno actual. Me gusta la simetría y la proporcionalidad y, si cada vez se puede fumar en menos sitios y queremos que esa tendencia prosiga, lo lógico es que cada vez se venda tabaco en menos sitios. No se debe reconocer al tabaco como "bien de consumo" (por llamarlo de alguna manera) con relevancia económica, ni como reclamo para la venta. A estas alturas me parece ya infantil esa concepción. En cuanto a la discriminación, eso sí que es un argumento disparatado. No he visto nunca a un ferretero que se sienta discriminado porque no puede vender medicamentos para el dolor de cabeza en su tienda; ni he visto a panaderías quejarse de que no les permiten vender quinielas e impresos de certificados médicos. Si ya teníamos casi asumido que el tabaco es mejor comprarlo en el estanco y punto, ¿a qué viene esto?
Para terminar, a mí me parece que esta iniciativa ha venido determinada por el síndrome de abstinencia del Señor Rodríguez Zapatero o algún otro alto cargo adicto al cigarro, quien habrá impulsado esta norma pensando en su comodidad personal a la hora de adquirir tabaco. No hay otra explicación.
domingo, julio 24, 2011
No basta con no hacer nada
Siempre pasa igual y parece que no tiene arreglo este país con lo del tabaquismo. Empezó bien el año cumpliéndose la Ley del Tabaco y, además, muchos enfermos aprovecharon la ocasión para quitarse.
Medio año después parece que las cosas habían ido mucho mejor de lo que algunos interesados pensaban. Se ve que pensaron que hemos pasado de fumar un pelín de más a fumar un pelín de menos, de modo que para compensar han decidido que, si no es políticamente correcto relanzar el consumo publicitando el tabaco e invitando al incumplimiento de las leyes que regulan su consumo, al menos sí podían hacer algo que también funciona cuando se quiere auspiciar el mal: no hacer nada.
Como resultado de esta acción por omisión, volvemos a las viejas andadas y gran parte de los que habían dejado el hábito a primeros de año lo retomaron meses después, alentados por las facilidades concedidas a la hora de adaptar el consumo a la nueva situación y, sobre todo, porque nadie les ayudó para que lo dejasen; ni siquiera queda en el recuerdo una maldita campaña de concienciación.
En cuanto a las ventas, pronto se notó en las cuentas del Comisionado para el Mercado de Tabacos (se venden igual o más cigarros que el año pasado)
Estamos perdiendo una bonita oportunidad para liberar a muchas personas de su adicción, para salvar vidas. ¿Para cuándo recuperaremos la normalidad como en otros países de nuestro entorno emitiendo campañas de concienciación? ¿y alguna política de incentivos? ¿y las adaptaciones pertinentes en los recursos sanitarios públicos? No se está haciendo nada de nada.
Eso por un lado y, por otro, falla mucho el control del cumplimiento. Hacen falta cambios sustanciales en lo que al régimen inspector y sancionador se refiere. Ya está bien con el cachondeo.
Medio año después parece que las cosas habían ido mucho mejor de lo que algunos interesados pensaban. Se ve que pensaron que hemos pasado de fumar un pelín de más a fumar un pelín de menos, de modo que para compensar han decidido que, si no es políticamente correcto relanzar el consumo publicitando el tabaco e invitando al incumplimiento de las leyes que regulan su consumo, al menos sí podían hacer algo que también funciona cuando se quiere auspiciar el mal: no hacer nada.
Como resultado de esta acción por omisión, volvemos a las viejas andadas y gran parte de los que habían dejado el hábito a primeros de año lo retomaron meses después, alentados por las facilidades concedidas a la hora de adaptar el consumo a la nueva situación y, sobre todo, porque nadie les ayudó para que lo dejasen; ni siquiera queda en el recuerdo una maldita campaña de concienciación.
En cuanto a las ventas, pronto se notó en las cuentas del Comisionado para el Mercado de Tabacos (se venden igual o más cigarros que el año pasado)
Estamos perdiendo una bonita oportunidad para liberar a muchas personas de su adicción, para salvar vidas. ¿Para cuándo recuperaremos la normalidad como en otros países de nuestro entorno emitiendo campañas de concienciación? ¿y alguna política de incentivos? ¿y las adaptaciones pertinentes en los recursos sanitarios públicos? No se está haciendo nada de nada.
Eso por un lado y, por otro, falla mucho el control del cumplimiento. Hacen falta cambios sustanciales en lo que al régimen inspector y sancionador se refiere. Ya está bien con el cachondeo.
martes, julio 05, 2011
Es peor la enfermedad que el remedio
Esta mañana escucho una versión de esta noticia por la televisión: Vinculan fármaco para dejar de fumar con riesgo de infarto
Mira si no habrá medicamentos agresivos que pretenden curar multitud de dolencias; auténticos venenos como las estatinas, o simples excipientes y colorantes que, aunque usados para encapsular la materia activa de los medicamentos, administrados por sí solos ya serían verdaderos brebajes de bruja. Y sin embargo, a ciertas asociaciones en defensa de los pacientes y misteriosos institutos de gran renombre surgidos como de la nada, de esos que no tienen ni página web oficial, que si los buscas en el google te aparecen mencionados en menos de una decena de enlaces... de esos entes fantasmas creados al uso, no tienen otra cosa que hacer que sembrar dudas acerca de la seguridad de un posible antídoto contra el peor veneno de todos: el tabaco.
Una vez más, aplicamos la Navaja de Occam, y destapamos al beneficiario de una hipotética divulgación de un mensaje así. Si la Industria Tabaquera sospecha que parte de sus pérdidas se deben a que cierto número de clientes está dejando el hábito gracias a la vareniclina, el Champix se convierte en enemigo de los que viven de vender tabaco. Por eso surge la polémica y, como es normal, Pfizer asegura que los estudios dedicados a poner en entredicho la seguridad de su medicamento para dejar de fumar tienen "sus limitaciones". Las limitaciones vienen impuestas por la Industria Tabaquera, que será la que directa o indirectamente patrocine o financie esos estudios psudocientíficos, trazando de antemano cuáles han de ser las conclusiones a las que han de llegar los estudios solicitados.
Mira si no habrá medicamentos agresivos que pretenden curar multitud de dolencias; auténticos venenos como las estatinas, o simples excipientes y colorantes que, aunque usados para encapsular la materia activa de los medicamentos, administrados por sí solos ya serían verdaderos brebajes de bruja. Y sin embargo, a ciertas asociaciones en defensa de los pacientes y misteriosos institutos de gran renombre surgidos como de la nada, de esos que no tienen ni página web oficial, que si los buscas en el google te aparecen mencionados en menos de una decena de enlaces... de esos entes fantasmas creados al uso, no tienen otra cosa que hacer que sembrar dudas acerca de la seguridad de un posible antídoto contra el peor veneno de todos: el tabaco.
Una vez más, aplicamos la Navaja de Occam, y destapamos al beneficiario de una hipotética divulgación de un mensaje así. Si la Industria Tabaquera sospecha que parte de sus pérdidas se deben a que cierto número de clientes está dejando el hábito gracias a la vareniclina, el Champix se convierte en enemigo de los que viven de vender tabaco. Por eso surge la polémica y, como es normal, Pfizer asegura que los estudios dedicados a poner en entredicho la seguridad de su medicamento para dejar de fumar tienen "sus limitaciones". Las limitaciones vienen impuestas por la Industria Tabaquera, que será la que directa o indirectamente patrocine o financie esos estudios psudocientíficos, trazando de antemano cuáles han de ser las conclusiones a las que han de llegar los estudios solicitados.
viernes, mayo 13, 2011
Novedades sobre el tabaquismo en prisiones
No hay novedades en realidad. Sólo huelga mencionar la publicación hace un mes de la Instrucción 4/2011 de la Dirección General de Coordinación Territorial de la Secretaría General de IIPP. Vuelve a aclarar dónde y cómo se puede fumar. En resumidas cuentas, además de los espacios al aire libre, en las celdas destinadas específicamente para fumadores y en salas determinadas usadas al efecto, las cuales deberán disponer de un sistema de ventilación independiente eficaz. Eso si se aplicase a rajatabla estaría muy bien, pero la realidad es otra bien distinta. Todo sucede porque a fecha de hoy no se ha instruido jamás un expediente disciplinario ni a interno ni a funcionario por el incumplimiento de esta Ley. Por tanto, todo sigue igual y en muy pocas cárceles se respeta la Ley una vez que se entra a los módulos.
sábado, abril 16, 2011
La otra cara del fanatismo
Auque no tiene nada que ver con los temas que suelo tratar aquí, y ni siquiera con el dopaje de estado que se practica en el ciclismo español, no he podido evitar que me llame la atención las últimas críticas del "visionario", e "iluminado" José María Aznar reflejadas en el titular: "Aznar considera a Gadafi un "amigo extravagante" de Occidente"
A mi al menos me han dejado boquiabierto, sin necesidad de leer el resto del artículo. Parece que, o no se ha dado cuenta de que Gadafi es poco menos que un psicópata, o quiere dejar claro que, la lucha contra el terrorismo como fin en sí mismo, es lo último y primordial que hay que defender, sea como sea, ya que ese fin justifica todos los medios. Pero lo más gracioso es que todo el mundo sabe que los rebeldes Libios que se han levantado en armas contra el régimen establecido, no son exactamente terroristas. Al menos, la comunidad internacional no los reconoce como tales pese a la insistencia del lider Gadafi en usar ese pretexto como coartada.
Pero a nuestro ex-presidente le da igual. Para él parece que lo importante es la invocación en sí a la lucha contra el terrorismo. Gadafi es digno de auspicio por el simple hecho de que ha impuesto un beto moral en el juicio hacia su persona, porque se ha declarado de forma ostentosa exterminador de terroristas, que son el mal absoluto. La invocación es suficiente, su voluntad religiosa, la pretendida apariencia y la fachada. ¿Por qué no podemos seguirle la corriente a Gadafi todos y mirar para otro lado?. ¿Es que acaso no nos conviene? Sigamos con nuestra fanática lucha contra el terrorismo.
A mi al menos me han dejado boquiabierto, sin necesidad de leer el resto del artículo. Parece que, o no se ha dado cuenta de que Gadafi es poco menos que un psicópata, o quiere dejar claro que, la lucha contra el terrorismo como fin en sí mismo, es lo último y primordial que hay que defender, sea como sea, ya que ese fin justifica todos los medios. Pero lo más gracioso es que todo el mundo sabe que los rebeldes Libios que se han levantado en armas contra el régimen establecido, no son exactamente terroristas. Al menos, la comunidad internacional no los reconoce como tales pese a la insistencia del lider Gadafi en usar ese pretexto como coartada.
Pero a nuestro ex-presidente le da igual. Para él parece que lo importante es la invocación en sí a la lucha contra el terrorismo. Gadafi es digno de auspicio por el simple hecho de que ha impuesto un beto moral en el juicio hacia su persona, porque se ha declarado de forma ostentosa exterminador de terroristas, que son el mal absoluto. La invocación es suficiente, su voluntad religiosa, la pretendida apariencia y la fachada. ¿Por qué no podemos seguirle la corriente a Gadafi todos y mirar para otro lado?. ¿Es que acaso no nos conviene? Sigamos con nuestra fanática lucha contra el terrorismo.
jueves, marzo 24, 2011
Novedades en el caso Alberto Contador
Como ya predije en la entrada anterior, el futuro está escrito, y a las instancias extranacionales sólo les queda recordarnos a los españoles lo drogófila que es nuestra sociedad. Todo continua según lo previsto. Lo siento por el orgullo de nuestro deporte en general y por Contador en particular pero, aunque los sacrificios cuestan, es mejor así a largo plazo para el bien de la comunidad. Todo sigue su curso natural. La UCI, como ya vaticiné, ha reclamado. Bien por Pat Macquaid...
viernes, febrero 18, 2011
El dopin de Alberto Contador
En esta bitácora me he quejado otras veces del problema que tiene el homo hispanicus con el dopin. Además, estoy harto de ser un profeta y por eso es lo último que voy a decir sobre este tipo de temas que se salen un poco de la temática principal de la bitácora: un ejercicio de patriotismo no va a cambiar la realidad de los hechos.
Espero que Pat Macquaid y la UCI, u otros organismos internacionales, nos devuelvan a la realidad después de que la Federación Española de Ciclismo nos haya agraciado con esta muestra de corporativismo poco previsor e inútil. Evadirse diciendo que no ha habido dopaje no es la solución. Esto es como el drogadicto que no reconoce que tiene un problema. Os pongo en antecedentes con el caso de Marta Domínguez, con Maribel Moreno y con la denuncia a la Real Federación Española de Ciclismo por parte de la Unión Ciclista Internacional. Esto, claro está, determina que Alberto Contador no se va a salir con la suya, sea inocente o no; y me alegro por el bien de España.
Espero que Pat Macquaid y la UCI, u otros organismos internacionales, nos devuelvan a la realidad después de que la Federación Española de Ciclismo nos haya agraciado con esta muestra de corporativismo poco previsor e inútil. Evadirse diciendo que no ha habido dopaje no es la solución. Esto es como el drogadicto que no reconoce que tiene un problema. Os pongo en antecedentes con el caso de Marta Domínguez, con Maribel Moreno y con la denuncia a la Real Federación Española de Ciclismo por parte de la Unión Ciclista Internacional. Esto, claro está, determina que Alberto Contador no se va a salir con la suya, sea inocente o no; y me alegro por el bien de España.
viernes, febrero 11, 2011
Moriré matando
Podría poner estas palabras en boca de un fumador compulsivo al que le gusta insistir en fumar dentro de locales cerrados. Pero estas palabras las ha pronunciado el insumiso empresario del ínclito asador de Marbella para la prensa, en un burdo discurso que se asemeja bastante al de un matoncillo de barrio. Ahí dejo el enlace para que admiréis la audacia de este gañán.
Dice este paleto que morirá matando, y muchos nos alegramos de que así sea si no quiere ofrecer otra alternativa. Nuestro sentimiento no se deriva del rencor y la venganza; es por una cuestión práctica porque veréis, este señor ha vivido matando hasta ahora y lo que ha dicho no revela un cambio de actitud. Ya es hora de que muera matando; matando pero que termine ya.
Dice este paleto que morirá matando, y muchos nos alegramos de que así sea si no quiere ofrecer otra alternativa. Nuestro sentimiento no se deriva del rencor y la venganza; es por una cuestión práctica porque veréis, este señor ha vivido matando hasta ahora y lo que ha dicho no revela un cambio de actitud. Ya es hora de que muera matando; matando pero que termine ya.
miércoles, febrero 02, 2011
Definición: paramento
Dice la reforma 42/10 de la Ley Antitabaco: «A efectos de esta Ley, en el ámbito de la hostelería, se entiende por espacio al aire libre todo espacio no cubierto o todo espacio que estando cubierto esté rodeado lateralmente por un máximo de dos paredes, muros o paramentos.»
Por otro lado buscamos que significa eso de "paramentos" que no "parámetros", como algunos hemos leído con las prisas:
1 Tela o cosa que cubre y a la vez adorna una superficie. atavío, ornamento.
2 Cara de una pared, muro o sillar labrado: el paramento de la fachada está muy dañado.
3 Aspecto o disposición de los elementos de un muro.
4 Revestimiento de una cubierta, muro, pared o tejado.
Como se puede ver, tenemos muchas definiciones y acepciones del término paramento en Internet, a cada cual más imprecisa. Pero da igual porque atendiendo al aspecto teleológico de la norma está claro qué perseguía el legislador.
Perseguía evitar que sucediese lo que nos temíamos: que en las estancias cubiertas, hechas de telas, tenderetes, vidrieras, plásticos, lonas etc., disimuladamente se permita fumar.
No os dejéis engañar, los apantallamientos, biombos, lonas corredizas, cubran a media altura, de arriba a bajo, o estén agujereadas por varios sitios, son paramentos y, por tanto, ahí no cabe habilitación de zona de fumadores.
Esto no es un tema baladí en nuestra lucha aunque ahora nos lo parezca. Debéis pensar que cuando llegue el verano nos va a apetecer sobremanera disfrutar de estas terrazas y la cosa se nos va a deslucir por el humo de tabaco. No debemos permitirlo porque la Ley es clara. Corre por ahí la leyenda urbana de que en las instalaciones de ocio nocturno tipo jaima se va a poder fumar en verano. Espero que ni lo sueñen.
Por otro lado buscamos que significa eso de "paramentos" que no "parámetros", como algunos hemos leído con las prisas:
1 Tela o cosa que cubre y a la vez adorna una superficie. atavío, ornamento.
2 Cara de una pared, muro o sillar labrado: el paramento de la fachada está muy dañado.
3 Aspecto o disposición de los elementos de un muro.
4 Revestimiento de una cubierta, muro, pared o tejado.
Como se puede ver, tenemos muchas definiciones y acepciones del término paramento en Internet, a cada cual más imprecisa. Pero da igual porque atendiendo al aspecto teleológico de la norma está claro qué perseguía el legislador.
Perseguía evitar que sucediese lo que nos temíamos: que en las estancias cubiertas, hechas de telas, tenderetes, vidrieras, plásticos, lonas etc., disimuladamente se permita fumar.
No os dejéis engañar, los apantallamientos, biombos, lonas corredizas, cubran a media altura, de arriba a bajo, o estén agujereadas por varios sitios, son paramentos y, por tanto, ahí no cabe habilitación de zona de fumadores.
Esto no es un tema baladí en nuestra lucha aunque ahora nos lo parezca. Debéis pensar que cuando llegue el verano nos va a apetecer sobremanera disfrutar de estas terrazas y la cosa se nos va a deslucir por el humo de tabaco. No debemos permitirlo porque la Ley es clara. Corre por ahí la leyenda urbana de que en las instalaciones de ocio nocturno tipo jaima se va a poder fumar en verano. Espero que ni lo sueñen.
domingo, enero 30, 2011
Últimos reductos
El afianzamiento del nuevo orden, para gloria de nuestra patria, sigue su curso inexorable. Sin embargo, aunque el camino hacia la vitoria final está exento de amenazas serias, sí están surgiendo iniciativas espontáneas a nivel individual por parte de algunos insumisos que, no obedeciendo a planes preconcebidos ni coordinados, pueden entorpecer y ralentizar innecesariamente el proceso de normalización si permitimos que prosperen. Para evitar estos contratiempos el mal hay que cortarlo de raíz.
Por eso, conmino a todos los usuarios y consumidores que hagan un último esfuerzo neutralizando actos ilícitos que algunos salvajes e ignorantes, tanto entre propietarios hosteleros como en clientes, puedan aún llevar a cabo a fecha de hoy.
Me han llegado noticias de que en algunos locales cerrados de restauración se fuma y se permite fumar ante la mirada displicente de una clientela acobardada. La sensación de impunidad en estos bares de fumadores clandestinos debe terminar de inmediato; no lo podemos tolerar. En todo el territorio nacional no debe ser posible encontrar este tipo de guaridas.
Por eso, sugiero que sacrifiquéis algo de vuestro tiempo de ocio buscando estos sitios y actuando en consecuencia. En algunas estamos organizando "safaris" y "batidas" con este propósito. Nos adentramos en territorio enemigo en parejas o en grupos de tres o cuatro y, una vez allí, tras cerciorarnos de que allí se fuma de manera reiterada y sostenida en el tiempo, solicitamos insistentemente la presencia policial arguyendo que ya hemos agotado la vía diplomática con propietarios y clientela. A continuación, esperamos a que todo discurra por su cauce normal. De no ser satisfactoria la espera de los refuerzos, pedimos hojas de reclamaciones al momento y tramitamos las denuncias posteriormente ex-situ.
Dependiendo de la sangre fría y valentía de cada uno se puede proceder de una manera o de otra, pero como quiera que sea, jamás deben dejarse pasar estas infracciones. Debemos guardar y hacer guardar esta ley con firmeza y diligencia, porque es nuestro designio, oponernos a la Industria Tabaquera y sus intereses.
Por eso, conmino a todos los usuarios y consumidores que hagan un último esfuerzo neutralizando actos ilícitos que algunos salvajes e ignorantes, tanto entre propietarios hosteleros como en clientes, puedan aún llevar a cabo a fecha de hoy.
Me han llegado noticias de que en algunos locales cerrados de restauración se fuma y se permite fumar ante la mirada displicente de una clientela acobardada. La sensación de impunidad en estos bares de fumadores clandestinos debe terminar de inmediato; no lo podemos tolerar. En todo el territorio nacional no debe ser posible encontrar este tipo de guaridas.
Por eso, sugiero que sacrifiquéis algo de vuestro tiempo de ocio buscando estos sitios y actuando en consecuencia. En algunas estamos organizando "safaris" y "batidas" con este propósito. Nos adentramos en territorio enemigo en parejas o en grupos de tres o cuatro y, una vez allí, tras cerciorarnos de que allí se fuma de manera reiterada y sostenida en el tiempo, solicitamos insistentemente la presencia policial arguyendo que ya hemos agotado la vía diplomática con propietarios y clientela. A continuación, esperamos a que todo discurra por su cauce normal. De no ser satisfactoria la espera de los refuerzos, pedimos hojas de reclamaciones al momento y tramitamos las denuncias posteriormente ex-situ.
Dependiendo de la sangre fría y valentía de cada uno se puede proceder de una manera o de otra, pero como quiera que sea, jamás deben dejarse pasar estas infracciones. Debemos guardar y hacer guardar esta ley con firmeza y diligencia, porque es nuestro designio, oponernos a la Industria Tabaquera y sus intereses.
viernes, enero 28, 2011
Uno que fuma por principios y por vocación
Señor Don Javier Marías, me gustaría agradecerle el momento de diversión que me ha ofrecido con uno de sus últimos artículos. El enésimo ya sobre este tema del tabaco. Sin duda, corrige usted el fallo que cometió su compañero de causa, Fracisco Rico, cuando intentó hacerse pasar por un no fumador.
La verdad es que es una buena noticia para nuestra causa el que ambos reconozcan inconscientemente que les disgusta ser designados por un mote -fumadores-. Ha intentado usted, con más ingenuidad de la esperada, recuperar la credibilidad de sus argumentos comenzando con un "Olvídense de que soy fumador".
Pero hombre, ¿cómo va a hacer tamaño esfuerzo alguien con tan poca imaginación como yo, pero con tan buena memoria? No puede ser, ni aunque pasasen mil años olvidaría yo eso. Pero, además, ¿acaso tiene algo que ver con todo esto el que usted fume?. Anda, no sea patético y siéntase orgulloso de su identidad. Usted es un adicto a la nicotina y el motivo y sentido de su determinación no cambiará así como así.
En fin, vuelve a repetir lo mismo de siempre sin aportar nuevos argumentos que dignifiquen la postura de quienes quieren fumar ubicuamente. Lo único que hace es marcar un nuevo gol en su propia portería. Pero siga así y no se prive, siga delatándose a sí mismo.
La verdad es que es una buena noticia para nuestra causa el que ambos reconozcan inconscientemente que les disgusta ser designados por un mote -fumadores-. Ha intentado usted, con más ingenuidad de la esperada, recuperar la credibilidad de sus argumentos comenzando con un "Olvídense de que soy fumador".
Pero hombre, ¿cómo va a hacer tamaño esfuerzo alguien con tan poca imaginación como yo, pero con tan buena memoria? No puede ser, ni aunque pasasen mil años olvidaría yo eso. Pero, además, ¿acaso tiene algo que ver con todo esto el que usted fume?. Anda, no sea patético y siéntase orgulloso de su identidad. Usted es un adicto a la nicotina y el motivo y sentido de su determinación no cambiará así como así.
En fin, vuelve a repetir lo mismo de siempre sin aportar nuevos argumentos que dignifiquen la postura de quienes quieren fumar ubicuamente. Lo único que hace es marcar un nuevo gol en su propia portería. Pero siga así y no se prive, siga delatándose a sí mismo.
martes, enero 25, 2011
Pataletas de fumador
Para los adictos a la nicotina sin remedio, corren malos tiempos. Se han sucedido cambios en el entorno que escapan a su control y, mientras una mirada introspectiva no les haga ver la luz, lo seguirán pasando mal una temporada.
Como adolescentes que estuviesen saliendo de un mal de amores, deambulan cabizbajos y tristes, sin rumbo y con la mirada perdida. A veces, uno trata de darles ánimos como buenamente puede, pero todo es en vano. Puedes mostrarte comprensivo y servirles de oreja para escuchar su historia una y otra vez. Te narrarán la historia desde el principio hasta el final, desde el final hasta el principio o empezando por la mitad y rebobinando hasta el principio, o pasando la cinta hasta el final... y vuelta a empezar. Un desahogo que, entre suspiro y suspiro, y a veces con sollozos, puede resumirse en "¡ains!, ¡ya no me dejan fumar en el bar!"
Este mal, este tipo de duelo, no respeta clases sociales ni cargos -tan siquiera cargos políticos-. Puede afectar de la misma manera a un humilde obrero que a una Defensora del Pueblo.
Por fortuna para esta gente, el tiempo cura las heridas, y en un año a lo sumo, cualquier mal de amores se queda en nada, y se olvida.
Doy mis más sinceros ánimos para quienes hayan intentado poner fin a su relación con la nicotina.
Como adolescentes que estuviesen saliendo de un mal de amores, deambulan cabizbajos y tristes, sin rumbo y con la mirada perdida. A veces, uno trata de darles ánimos como buenamente puede, pero todo es en vano. Puedes mostrarte comprensivo y servirles de oreja para escuchar su historia una y otra vez. Te narrarán la historia desde el principio hasta el final, desde el final hasta el principio o empezando por la mitad y rebobinando hasta el principio, o pasando la cinta hasta el final... y vuelta a empezar. Un desahogo que, entre suspiro y suspiro, y a veces con sollozos, puede resumirse en "¡ains!, ¡ya no me dejan fumar en el bar!"
Este mal, este tipo de duelo, no respeta clases sociales ni cargos -tan siquiera cargos políticos-. Puede afectar de la misma manera a un humilde obrero que a una Defensora del Pueblo.
Por fortuna para esta gente, el tiempo cura las heridas, y en un año a lo sumo, cualquier mal de amores se queda en nada, y se olvida.
Doy mis más sinceros ánimos para quienes hayan intentado poner fin a su relación con la nicotina.
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